Cap. 11

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*Narra Alice*

Hace ya dos días que Michael se marchó... Dos días en los que lo note indiferente y frío conmigo. ¿Acaso había hecho algo que lo hizo enfadar?

Lo que más me dolió de todo, es que ni si quiera me dejara despedirme de el con un abrazo. Simplemente se marchó frente a mis ojos. Dios mío que dolor tan grande. Ahora me encuentro llorando entre las sabanas de su cama... Habían pasado simplemente dos días, en los que ya extrañaba su olor, su bella sonrisa, su amabilidad. Y la ternura que me ofrece las noches que dormimos juntos.

*Narrador*

Axl se encontraba en el estudio de grabación, donde la banda ensayaba cada vez que se le antojaba.

Pero esta vez era diferente, todos ensayaban, excepto Axl. Y ese motivo tenía una razón: Alice.

Desde que la encontró con sus morenas y largas piernas en el riachuelo, no dejo de pensar en ella de manera indecorosa. Axl podía llegar a ser una obsesiva persona, de impulsos inquietos. Sus ojos se reflejaban con la luz del sol, mientras tomaba un sorbo de su cerveza, él sabía bien que era la hija del "Rey del Pop" pero eso no le impediría que pudiera meterse entre las sabanas de la habitación de Alice; esa era su intención.

*Narra Alice*

- Señorita Alice, tiene visitas.- Decía Helena, una empleada de confianza de Michael, una señora de mayor edad, a la que sinceramente le había tomado cariño por sus deliciosas galletas de chocolate.

- ¿Pero quién es?

- Dice que es amigo suyo, un tal.. Axl Rose.

¡¿Ese tipo de nuevo?! Por dios... ¿Qué querrá?

- Dile que no estoy disponible, Helena, por favor.- Dije con fastidio. No quería recibir a nadie en estos momentos.

- Lo siento morena, pero ya estoy aquí.- Dijo asomándose por la puerta de la habitación, por dios. Que persistente es.

- ¡¿Cómo pudo entrar sin autorización?! Le pido que por favor se retire, la señorita esta indispuesta.- Decía Helena con tono de molestia, y protector.

- No Helena, ya que está aquí lo atenderé ¿De acuerdo? Gracias por ser tan protectora.

Helena se retiró de la habitación con semblante serio, sabía que Axl le daba mala espina. Al igual que a mí.

- ¿Cómo has estado, morena?

- ¿Por qué estás aquí?.- Dije yendo directo al grano.

- Jojo, una cosa a la vez.- Decía relajado, sinceramente me irritaba.

- Pues entonces te puedes ir por donde viniste.- Dije firme y algo molesta.

- ¿Perdón? Te dije que nos volveríamos a encontrar, así que aquí estoy. Además, el señor Jackson está de gira, y por lo que veo tú no tienes muchos amigos además de tu empleada... ¿O me equivoco?

¡BUM! Justo en el blanco. Todo lo que había dicho era cierto... No tenía amigos, y si no me entretenía con alguien, lo más probable es que cayera en depresión. No conocía en absolutamente nada a Axl, también me daba mala espina. Pero Michael me había enseñado a no juzgar a las personas sin conocerlas.

Me arme de valor, di un gran y profundo respiro y...

- Tienes razón. Disculpa si me comporte groseramente.

- Te noto cabizbaja... Tranquila, son solo cuatro meses, pasaran en menos de lo que esperas y el regresara.- Decía serio, mientras miraba por la ventana que daba justo al hermoso jardín de Neverland.

Padre adoptivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora