Cap. 13

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*Narra Michael*

Me encuentro en un vuelo rumbo a California.. Tuve que esperar dos meses enteros para al menos obtener cinco días libres, cinco días deberían ser más que suficientes para las respuestas que busco. Dos meses sin hablar con ella, sin saber qué es lo que estará haciendo y con quien. No quiero malpensar de ella, pero simplemente no puedo evitarlo. Me siento tan estresado con todo esto.. En el concierto de anoche olvide uno de mis pasos ¡Eso nunca me había pasado! Siento que decepcione a mis fans, al staff, a grupo de apoyo; y sobre todo, a mí mismo. Tener a Alice en la mente a todo momento me carcome, me hace perder la cordura. Dios, ayúdame por favor, oye mis plegarias y guíame por el camino de la luz.

*Narra Alice*

Ya son dos meses.. Dos meses sin saber absolutamente nada de él, excepto por sus cortos en la televisión de los magníficos concierto que el otorga al mundo. No me había permitido llorar por él, ya no más. Estaba harta de llorar siempre, mis lágrimas estaban cansadas de siempre salir a la luz.

La relación entre Axl y yo, se hizo muy unida, más de lo que esperaba. ¿Pero cómo no? Después del grandioso regalo que me dio. Recibí críticas por revistas, televisión y encabezados. Recibí regaños por parte de Helena, y la familia de Michael. Unos simplemente no le daban importancia, otros buscaban en cómo darme concejos, y Janeth era la única que me regañaba, como si fuese una niña pequeña que rompió un plato. La comprendía perfectamente, ella solo trataba de mantener la buena imagen que Michael tenia, y que probablemente yo haya arruinado. Acepte mi parte de la culpa también, pero no culparía a Axl por querer darme un lindo gesto. Janeth llego a prohibirme salir con Axl, ¿Pero en qué piensa? Solo somos amigos. No ha pasado nada fuera de lo normal en el tiempo que llevamos saliendo... ¿Esperen, dije "saliendo"? No estamos saliendo. La prensa ha especulado respecto a nosotros, los tabloides son lo peor de todo. Ahora sé que a lo que se refería Michael. Faltaban dos meses para su regreso... Y sinceramente no sabía cómo recibirlo, hablar con él, contarle todo lo que eh vivido en estos meses. Pero luego la furia me domina, ni si quiera recibí una llamada suya en mi cumpleaños, o una carta. Me trato fríamente los dos últimos días que lo vi. Me evitaba a toda costa. Si eso es lo que Michael quería, entonces le daría su espacio. Si fuese sabido que esto sería así... Hubiese preferido quedarme en el orfanatorio.

- Hey.. ¡Hey morena! ¿Estás ahí?.- Decía Axl pasando una mano frente a mi rostro.

- Ah sí... Lo siento, estaba distraída.

- Ya veo. La puesta es magnífica, ¿No crees?.- Dijo observando fijamente la puesta de sol que teníamos frente a nosotros, nos encontrábamos en unas praderas cerca de California, el suave y fresco viento se sentía muy relajante.

- Sí es hermosa...- Dije mirándolo de perfil. Nunca había notado tan bien su perfil como ahora. Algo se mueve en mi estómago.

- Gracias Axl...

- ¿Por qué?- Dijo ahora mirándome.

- Por todo en realidad. Creo que si tú no hubieras llegado, me fuese hundido en la depresión como una desgraciada. Gracias a tus locuras estoy cuerda aun.

- Nunca has tenido un amigo, ¿Cierto?

- Cierto... Siempre le atinas a todo, Axl Rose.- Dije con una sonrisa.

- Es extraño que este diciéndole esto a una chica pero... Eres la primera amiga mujer, que eh tenido. Se siente extraño. Eres como una pequeña siempre tengo que cuidarte.- Dijo con su típico aire de superioridad al que ya me había acostumbrado.

- Gracias por eso también.- Dije recostando mi cabeza de su hombro.

*Narra Axl*

¿Qué le pasaba a ella? ¿Y qué me sucedía a mí por no apartarla? Nunca había estado en una situación así. Normalmente las mujeres venían y dejaban caer sus ropas frente a mí, para luego marcharse después de un buen revolcón, donde ganábamos todos, y ellas luego no me molestaban. Así soy yo, así es como me gusta que funcionen las cosas. ¿Pero qué ocurre con ella?

Mi plan siempre fue el meterme entre sus sabanas, han transcurrido dos meses, y lo único que eh hecho es perder el tiempo con una niñita... Me hace sentir frustrado. Es como una niña pequeña, siempre debo cuidarla. Ya me eh acostumbrado a ver sus bonitos pies descalza, si fuera por ella saldría descalza a todos lados, tanto así, que cada vez que salimos juntos llevo conmigo unos deportivos extra para ella. ¡¿Qué soy?! ¡¿Una maldita niñera?!

Sin embargo no puedo descargar mi ira con ella. Es extraño. Yo no soy así de sereno. Y mucho menos con una mujer. Eh estado con mujeres mucho más hermosas que ella, con mejor cuerpo. Pero Alice... Pareciera una hechicera, me desvía de mis intenciones.

*Narra Michael*

Al llegar a Neverland lo que hice fue buscar a Alice con la mirada, pero sin resultado alguno. Eran dadas las siete y media de la tarde, ¿Habría salido? Y si fuese así ¿con quién?

- ¿Señor Jackson? ¡Oh por dios, ha vuelto!.- Decía Helena recibiéndome con un dulce abrazo de bienvenida.

- Si Helena, eh venido de sorpresa por unos días, ¿Cómo ha estado todo?

- Bueno usted ya lo sabrá... Si hubiese sabido que llegaría hoy, habría preparado un buen tazón de galletas!

Me llenaba el cariño que Helena me ofrecía, era como una segunda madre. La quería mucho. Luego de esperar tres horas sin saber de en donde estaba Alice, decidí esperar, no me haría ideas equivocadas aun. Paseaba entre los jardines de Neverland, este era el lugar favorito de Alice... Pero luego caigo en la cuenta, que aún no eh ido a visitar a mi Niña Desdichada. Debía estar sintiéndose muy sola. Absorbido en mis pensamientos no note la presencia de Alice, mirándome fijamente justo frente a mí. Se veía tan hermosa con el lindo vestido que llevaba puesto, sus pies descalzos nuevamente.

No hice más nada que acercarme rápidamente a ella, y abrazarla, abrazarla fuertemente. La extrañaba tanto, extrañaba el calor de su cuerpo.

- Alice...- Susurre su nombre, su bello nombre. Ella parecía estar en shock, su cuerpo temblaba en mis brazos.

- No sabes cuánto te extrañe.- Dije admitiéndolo.

Ella volteo su rostro hacia otra parte, evitando todo contacto con mi mirada. Note sus ojos aguados, como si fuese a llorar. Su linda boca se abrió y...

- Yo no sé qué decir.- Dijo con su voz entre cortada.

- No tienes que decir nada...- Dije tomando su rostro entre mis manos, su dulce rostro.

*Narrador*

Alice no se esperaba la llegada de Michael tan de repente y mucho menos que la recibiera tan dulcemente. Las manos de Michael estaban frías, haciéndole temblar todo el cuerpo. Alice no podía articular palabra alguna, y de nuevo estaba ese cosquilleo en su estómago. Seguía enamorada de él, de Michael. Un amor imposible, algo que no se debe, pero si se puede.

Ahora más que nunca, Michael estaba completamente seguro de su amor por Alice. Sin darse cuenta siempre lo estuvo. Es como si su soñada Niña Desdichada hubiese vuelto para darle una nueva oportunidad, una oportunidad que no debía desperdiciar.

Sus miradas chocaron deseosas de hacerse saber todo el amor que sentían mutuamente. Sus manos se entrelazaron en busca de calor. Sus alientos chocaron. Los labios de Michael cosquilleaban en busca de los labios de Alice, dejándose llevar completamente por esa maravillosa sensación, ya podía imaginar la suavidad de sus labios, tal como en su sueño. Estaba a punto de suceder hasta que...

- Alice, olvidaste tus zapat..-Dijo Axl, entrando por el jardín con las sandalias de Alice en su mano. Pero se detuvo en seco al observar la escena.

Michael y Alice se alejaron rápidamente. Los obscuros ojos de Michael chocaron con los azulejos ojos de Axl, se sentía la tensión entre ellos, como si una batalla fuese a comenzar. Se notaba la mandíbula prensada de Michael, y la respiración pesada de Axl. Lo que no sabían, es que a partir de ese momento, comenzaría una batalla, donde solo uno sobreviviría.


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