CAPITULO X

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Hiccup volvió al hospital, caminaba entre los pasillos lo mas normal posibles, aunque a decir verdad, era casi como ver a un pato correr. Todos los que lo veían soltaban pequeñas risitas, pero no por como se estuviera moviendo, sino porque sabían la razón. El oji-vida mantuvo su muy "disimulado" andar, hasta que estuvo frente a una puerta que tenia escrita «Dra. Gothi Haddock». Suspiro para llenarse de valor y entrar a la oficina de la medico que además era su abuela paterna.

-Hola abuelita- saludo tímidamente el castaño a una anciana de baja estatura, cabello canosos peinado en dos trenzas, y ojos grises.

-¡Hiccup! pasa, siéntate- el castaño obedeció, aunque puso una mueca al sentarse- ¿Qué trae a mi nieto favorito al consultorio?

-Veras es... q-que... y-yo... conocí a un chi-chico anoche y digamos que fue muy "rudo" conmigo.

La anciana no menciono nada, su cara estaba paralizada por la confesión de su nieto. Parpadeo unas cuantas veces y sacudió su cabeza, coloco su mano en mentón, tomando una pose pensativa muy seria. La razón de la pose era muy simple y era ¿Cómo le diría a Hiccup lo que pensaba de lo que acababa de contarle? Cuando la peli-canosa encontró las palabras correctas suspiro y lo dijo sin trapujos.

-¡Hiccup!- hablo con voz autoritaria y mirada fuerte- ¡Estoy tan feliz que finalmente aceptaras tu sexualidad!- al oji-vida le dio un tic en el ojo- creí que nunca lo harías, pero lo lograste.

-¡No soy gay!- grito- solo tenia curiosidad, por saber como se sentía

-¿Al igual que el sexo oral que le hiciste a tu amigo Drago?- Gothi sonrió con picardía, ante la mirada atónita de su nieto- que no te sorprenda, soy la directora del hospital y tengo acceso a las cámaras de seguridad. Pero debo decirte que me sorprende que fueras tan habilidoso en eso, no era tu primera vez haciendo eso, ¿Verdad?

-Eso no es importante. Yo solo vine a que me recetaras algo que me quitara los chupetones de todo el cuerpo y algo para el dolor que tengo allá abajo.

La peli-canosa sabía que el menor no le contaría nada, y también que Hiccup le estaba ocultando algo, por lo que resignada no tuvo otra opción que ayudar al oji-vida con sus problemas. En los chupetones que poseía en el cuello, como con el resto del cuerpo, masajeo las áreas rojizas, produciendo que la sangre que se encontraban en las zonas tratadas circulara y fueran despareciendo de la piel del castaño.

Con el dolor en la parte, lo único que pudo hacer la oji-gris fue darle un anti-inflamatorio especial, que debería de aplicarse cada cuatro horas allá abajo. Siendo en todo lo que podía ayudarle su abuela, Hiccup se disponía a salir de la oficina cuando la voz de la ancianita le llamo la atención.

-Antes de que te vayas respóndeme esto ¿Alguna vez tuviste un novio?- el oji-vida no se movía de donde se encontraba parado, justo delante de la puerta que utilizaría para salir. No respondió pero si asintió levemente con la cabeza- ¿Con él aprendiste a hacer sexo oral?- nuevamente asintió-¿Me dirás quien es?- esta vez solo negó- esta bien, ya puedes retirarte.

Obedeciendo el menor salió de la oficina, su mirada era triste, su abuela le había abierto una vieja herida emocional que apenas había cicatrizado. Era cierto el tuvo un novio, y hace un año, simplemente abandono al oji-vida, no le dio razones, o una despedida, solo lo dejo por un mensaje de texto, después de ese día Hiccup jamás lo volvió a ver. Visito su casa, pero se había mudado, le llamo pero cancelo su numero, lo busco por internet pero rechazabas sus mensajes para chatear.

El castaño suspiro, no quería hundirse de nuevo en esa depresión. Camino aparatándose de esa puerta, camino hasta que hallo a Rapunzel que ya era de alta, era acompañada por su madre y padrastro, quien seguía encerrado del estomago hacia arriba por cristal, pero aparentemente no había problema que el hombrecito dorado estuviera encerrado a la mitad. De hecho la madre de la oji-esmeralda le dijo: "No hay problema. Solo necesito la parte de abajo". Seguido de eso le vino una carcajada de lo mas picara y estridente, que fue tan fuerte que algunos doctores pensaron, que era una paciente del manicomio del hospital.

Otoño, Invierno, Dragones, Brujas y Demas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora