"Fluffy"

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Minene sintió la abrumadora luz del Sol reflejada en su aún dormido rostro.
Apretó ligeramente los párpados para abrirlos con pereza, aunque tuvo que volver a cerrarlos por unos instantes por la intensidad de la mañana.
Se estiró como un felino para despertar del todo, pero se dió cuenta de que había un peso extra encima de ella.
En ese instante sintió que este peso emanaba una calidez que le resultó agradable.
Volteó la cabeza para averiguar que era, y vió que se trataba de la estola blanca que Sesshomaru siempre llevaba colgada del hombro. La cubría totalmente como una gran manta abrigadora.
Parecía una nube que la acunaba en el duro suelo.

-"Sesshomaru ha cambiado... ya no es como antes..."- pensaba la hanyou abrazando la estola como un peluche y embriagándose con su aroma.-"Huele exactamente a él, como si estuviera presente, creo que me gustaría conservar este olor en mi memoria".

Dejó escapar un suspiro para levantarse todavía un poco soñolienta.
Alzó con ella la manta, pero se enredó con uno de sus pendientes.
-Rayos...- dijo liberándolo con cuidado de no arruinar el pelaje de la estola.

Empezó a voltear la cabeza constantemente para estar atenta al regreso del daiyoukai, pero al ver que no había señales de él, decidió aprovechar que estaba cerca a un lago.
-De todas formas estoy empapada de sudor.- se animó mientras se acercaba al agua.
Se desabotonó su enterizo dejándolo caer en el pasto para meter los dedos de los pies y sacarlos inmediatamente.
-Está muy fría...- comentó con una gota en la sien.- Ayer parecía mucho más tibia.

Retrocedió un par de metros olvidando el hecho de que estaba desnuda y, estando en una zona ni muy alejada ni muy cerca de la laguna, respiró profundo y comenzó a correr directo al agua.
-¡Bola de cañón!- gritó para saltar y encogerse en el aire agarrando sus piernas.
El agua salpicó por todos lados.
Sacó la cabeza unos segundos después para volver a respirar y se pasó la mano por el cabello para alisarlo y que no dificulte su visión.

Después de acostumbrarse a la frialdad de la laguna, cogió su traje blanco y lo enjuagó con mucho esmero.
-Creo que ya está.- se dijo así misma dejando su enterizo arrugado cerca de la orilla.
Ella también creyó que su aroma volvía a ser el de antes, además se sentía algo mareada, por eso salió del lago y para su mala suerte comenzó una brisa sobre su cuerpo.
Se sacudió rápidamente e invocó a su arma tiritiando de frío.
-Supongo que tendré que ponérmelo.- repuso resignada e hizo que la punta filuda de su bo tocara su frente.
Colmillo en llamas destelló brillo y luces a la vez que envolvió a su dueña y la liberó con un nuevo traje y el arma desapareció de las manos de su dueña.
Era de hace mucho tiempo pero se conservaba a la perfección.
Era nada más ni nada menos que el atuendo que Sesshomaru le había obsequiado hace ya tantos años.

-"¿Por qué será que me siento tan cansada?"- se preguntaba yéndose a recostar en el árbol donde había dejado la estola.
Apenas cayó sentada cerca del tronco se cubrió con su sedosa cola hasta tapar su nariz para respirar un poco de aire tibio.
-"El agua estaba realmente fría".- se decía ella misma.- "Si tan solo... pudiera calentarme... con la... estola..."

Estiró su mano para alcanzarla, pero cada músculo del cuerpo le dolía enormemente.
¿Por qué se sentía así? ¡Ayer estaba de maravilla!
No fue capaz ni de rozar con los dedos aquella manta albina. Su brazo cayó sobre el suelo antes de que pudiera alcanzarla a la vez que ladeaba la cabeza.

Y quedó en esa pocisión, desmayada, hirviendo por la fiebre, con el viento soplando sobre ella.

*quince minutos después*

El daiyoukai daba pasos calmados para llegar al lugar donde había dejado a la hanyou.
Llevaba en una de sus manos un durazno mediano de un color naranja pálido y un par de hojas que colgaban del palillo que había sido arrancado junto con el fruto.

los elementos del corazon (fanfic de Sesshomaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora