Especial +5000 palabras (2/3)

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*Pov. Minene*

Lo primero que se me vino a la mente fue la aterciopelada voz que me susurró al oído unas disculpas antes de que todo se volviera oscuro. Una y otra vez, mi memoria repetía lo que me había dicho, como si lo hubiera grabado justamente para que yo no lo pudiera olvidar.

Luego de haber escuchado la frase tantas veces que incluso me sabía el orden de las palabras, fui consiente de que mis orejas podían oír más allá de lo que retumbaba en mi cabeza.
Era apenas el sonido de gotas en una superficie dura, posiblemente madera. No distinguía de dónde provenía o si estaba lejos o cerca de mi alcance, pero intenté averiguarlo afinando los sentidos.

Traté de sacar alguna conclusión, y, sin embargo, después de unos segundos del mismo gorgoteo, éste cesó.
Justo en ese instante de silencio que me pareció interminable, sentí un paño húmedo siendo colocado con sumo cuidado sobre mi frente.

Solo entonces fue que mi cuerpo reaccionó ante los rápidos recuerdos de lo que me había sucedido junto a Koga, y, más por reflejo que por juicio propio, me levanté de mi lecho como un resorte.

Abrí los ojos lo más que pude para poder captar lo que sucedía a mi alrededor, y sin querer hice que el pañuelo resbalara y cayese encima de mi regazo, cubierto por una sábana manchada.

Estaba dispuesta a pararme, a buscar a alguien que me diga qué había sucedido conmigo, por qué me encontraba en un lugar que yo desconocía, y cuánto tiempo había pasado yo postrada debajo de las mantas.

Pero una firme mano me sujetó del hombro, impidiendo que pudiera hacer cualquier cosa que me propusiera.

El instinto me guió a gruñir ante la amenaza que inquiría sobre mí esa zarpa que me sostenía con fuerza, no obstante, captando el aroma del sujeto que me tomaba, pude deducir que se trataba de Sesshomaru, quien me miraba directamente a los ojos.

-No te fuerces a nada.- me dijo con un tono que no logré descifrar el si estaba molesto, intrigado o aliviado- Recuéstate, tómalo con calma.
Me inclinó hacia atrás, y no opuse mayor resistencia.
-Sesshomaru...- logré murmurar, dándome cuenta de lo resecos que estaban mis labios, cuarteados.
-Aquí estoy.

Noté como me dejaba encima del montón de sábanas sin dejar de verme cara a cara, mientras quitaba con suavidad algunos mechones rebeldes que se habían colado en mi rostro. Sus ojos del color de la miel me tranquilizaban, como si fueran anestesia y pudiera hallar en ellos la paz que tanto necesitaba.

Solo atiné a alzar el brazo, que para mi sorpresa temblaba como gelatina, para acariciar su mejilla, que se me antojaba de un material tan delicado como la porcelana.

Él no me negó la caricia, e incluso acercó su rostro a mis tan huesudos dedos que, comparados con los suyos, parecían los de una horrible y anciana bruja. No sabía cómo se las arreglaba para soportar que mis yemas tocaran su suave piel. Así que decidí no importunar al lord y retirar mi flácida mano.

Sin embargo, el daiyoukai tomó mi muñeca y él mismo colocó su mejilla en mi palma, que se abrió ante su contacto.

-No te apartes, déjame sentirte. Solo un poco más.- dijo cerrando los párpados, dándole un aire de absoluto alivio.

No sabría decir si en mi cara algún gesto me había delatado, pero, al verlo, comprendí que lo había preocupado de sobremanera. Y aunque sonara egoísta de mi parte, me sentí especial por haber captado su atención.

-Sesshomaru, por favor, ayúdame a sentarme.- supliqué, lo que él captó enseguida y me trató con tanta cautela al ser mi soporte que se me antojó amable y tierno, de cierta manera.
-Haz estado dormida por dos semanas.- informó al ver que seguía en un estado de desconcierto.

los elementos del corazon (fanfic de Sesshomaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora