Capítulo 2

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Allison

Bueno, pues lo que pasó es que ambas nos emborrachamos pero a diferencia de mí, ella comenzó a besarse con el chico más popular, engreído y rico de toda la ciudad. Además de tener estas cualidades era también muy cruel; una mala persona donde las haya. Mi hermana y el chico se fueron a una de las habitaciones de la casa y se acostaron. Ojalá no lo hubieran hecho porque el muy desgraciado lo grabó en vídeo sin que Lily se diera cuenta y se lo enseñó a todo el mundo, el vídeo se fue propagando y para el lunes siguiente toda la gente del instituto lo había visto o lo tenía en su móvil. Tanto alumnos como profesores. Los únicos que no se enteraron fueron nuestros padres y obviamente la policía. Los profesores pasaron del tema por lo que estábamos solas. Entonces la espiral empezó de nuevo, averiguaron que éramos pobres, contactaron con nuestros antiguos acosadores y todos comenzaron a insultarnos, pegarnos, etc.

He olvidado contar que desde que vivíamos en la nueva ciudad, habíamos adelgazado mucho. Pesábamos 49 kilos y medíamos 1'60. Estábamos algo delgadas, pero cuando empezaron a acosarnos de nuevo nosotras cambiamos también nuestro estilo de vida. Supongo que para evadirnos de la realidad pero lo que en verdad hacíamos era empeorar la situación. Bebíamos, tomábamos drogas, nos cortábamos y lo que es peor: vomitábamos la comida; bulimia, lo que nos llevó a la anorexia. Estuvimos hospitalizadas en un par de ocasiones pero cuando parecía que estábamos mejores nos daban el alta y volvíamos de nuevo a lo mismo.

El nivel de acoso que sufríamos era insostenible. Recuerdo una ocasión en que bajando las escaleras de la segunda planta del instituto hacia el comedor me empujaron y rodé escaleras abajo. Al llegar al final de estas me patearon la cara. Lo siguiente que recuerdo es que me desperté en el hospital y que el médico me dijo que tenía tres costillas rotas y contusiones en la cara. Cuando me vi a mí misma reflejada en un espejo emití un gran chillido. Tenía toda la cara morada e hinchada y los labios rotos. Daba miedo verme.

A mis padres, evidentemente no contábamos nada de esto porque no queríamos preocuparlos ya que bastante tenían con apañarnos la comida y trabajar. En ocasiones como la que acabo de relatar decíamos que nos habíamos caído accidentalmente o que nos habíamos peleado.

Aguantamos y luchamos arduamente hasta que un día Lily sucumbió. Al entrar al baño a vomitar me la encontré metida en la bañera cuya agua había adquirido una tonalidad rojo fuerte. Se había suicidado cortándose las venas y desangrándose.

El mundo se me vino encima. Chillé y me eché a llorar agarrando su lívido brazo. Tenía los ojos sin vida, mirando a la nada. La abracé como si pudiera revivirla, como si fuera solo una broma pesada suya. Sabiendo que mi vida dependía, en parte, de la suya.

Rato después oí cerrarse la puerta de entrada. Mis padres habían vuelto a casa.

-¡Hola chicas!-gritaron tan alegres como siempre.

En ese momento supongo que me oyeron llorar ya que vinieron corriendo hacia el baño. Cuando llegaron se quedaron boquiabiertos. Mi madre, horrorizada cayó de rodillas a mi lado y empezó a llorar desconsoladamente. Mi padre empezó a llorar también pero decidió llamar a urgencias para que trajeran una ambulancia.

La ambulancia tardó veinte minutos en llegar. Veinte minutos de los cuales cada segundo deseé haberme muerto yo en lugar de ella. Veinte minutos en los que pensé que si el infierno existía era mi vida.

Llegó un grupo de cinco médicos en dos ambulancias y un coche de policía. Tres médicos nos atendieron a mis padres y a mí mientras los otros dos junto a la policía intentaban reanimar a mi hermana. Una vez que hubo llegado el juez se llevaron el cuerpo sin vida de Lily al hospital, donde le harían la autopsia. Un policía nos interrogó a los tres. Mis padres dijeron que no sabían nada, lo cual era verdad y yo, esperanzada conté todo sobe nuestro acoso. Ese fue mi gran error porque el chico que grabó el vídeo detonante de todo esto sobornó con dinero y favores al cuerpo de policía entero al igual que al juez. Así que a pesar de que la autopsia había certificado que mi hermana se suicidó y que las causas fueron tanto el daño psicológico que sufríamos como el físico nadie fue culpado por ello. No se celebró juicio ni contra el chaval ni contra sus secuaces ni tampoco se investigó al instituto.

Dos días después de la muerte de Lily fue su funeral y entierro al que no acudieron más de diez personas contándonos a mis padres y a mí. Recuerdo como me sentía; estaba triste pero más que triste estaba furiosa, muy furiosa por mi vida, por la sociedad y por todo. El entierro de mi gemela fue en octubre, aproximadamente un año después de que comenzara todo de nuevo. Parece que he vuelto a ese día, hacía frío y llovía. Lily estaba muy guapa, los de la funeraria la arreglaron tanto que incluso hubiera parecido feliz de no haber sido porque últimamente sus facciones siempre denotaban una profunda tristeza. Llevaba su vestido negro favorito, siempre vestía de negro, era su color ya que su alma era negra también.

Durante esa época mis padres y yo lo pasamos muy mal. Con el entierro nos habíamos quedado sin los pocos ahorros que teníamos además de sin Lily. Yo no me encontraba viva, es decir; no es que antes fuera muy feliz, pero tenía el corazón intacto aunque algo magullado. Sin Lily mi corazón estaba destrozado y con él mi alma. Es una sensación extraña, como morir por dentro y seguir viviendo por fuera.

Hasta aquí el capítulo de hoy. Ya conocéis un poquito más la historia de Allison. Espero que os haya gustado y que dejéis votos y comentarios. Nos leemos :* Por cierto, no promuevo nada de lo que aparezca aquí, es una crítica a la sociedad y a toda esa gente que hace sufrir a los demás.

Contra el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora