Capítulo 11.

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Cuando acabó el entrenamiento fui hacia el coche de Antoine.

Me apoyé en la puerta, y me quedé mirando al suelo.

Me apetecía muchísimo fumarme uno.

Sí, yo fumaba.

Había intentado dejarlo, más de una vez además, pero siempre volvía a caer.

Llegó Antoine y se quedó mirándome.

Antoine: Qué estarás pensando...

Alejandra: Nada, chorradas. -dije incorporándome.

Antoine: Entonces en mí no estás pensando. -comenzó a reír, y yo hice lo mismo.

Abrió el coche y me indicó que entrara.

Alejandra: Espera, que aviso a mi padre.

Antoine: Ya sabe que te vienes a comer conmigo, tranquila.

Alejandra: Ah, vale.

Antoine: ¡Borde! -Dijo a la vez que yo cerraba la puerta.

Alejandra: Pero te encanto.

Le di la bolsa en la que traía su camiseta.

Alejandra: Y toma. Es tuya.

Rodó sus tan azules ojos.

Antoine: Te dije que te la podías quedar.

Alejandra: Pero es tuya.

Dejó la bolsa en los asientos de atrás.

Antoine: Ya te regalaré una. -rió y meneó la cabeza- de tu talla.

Alejandra: -reí- Te diría que no te molestases, pero oye, con lo bonita que es, si quieres...

Antoine empezó a reír.

Antoine: Que sinceridad.

Alejandra: Ante todo. -Cogí mi móvil y lo desbloqueé.- Y...¿A donde me llevas?

Antoine: A una pizzería que conozco que es muy buena.

Alejandra: Ñaaam, pizza. -dije demostrando mi amor hacia esta comida.

Antoine: Con todo lo que comes no sé como puedes estar tan delgada. -rió.

Alejandra: Es lo que hay... -reí y miré a Antoine.

Antoine: Oye, Ale... ¿Luciano?

Alejandra: ¿Qué pasa con él?

Antoine: No sientes nada hacia él, ¿no?

Alejandra: Solo mi amigo, nada más a partir de ahora.

Antoine: Bien. -dijo poniendo su mano en mi muslo.

Alejandra: Hay que centrarse en algo que te interese de verdad. -dije pasando mi mano por debajo de la de Antoine, y agarrando la suya.

Antoine me miró muy sorprendido, y después volvió a mirar a la carretera, con una gran sonrisa.

Antoine: Si eso iba por mí, que sepas que me están dando ganas de parar el coche y darte un pedazo beso impresionante.

Alejandra: Te diría que lo parases, pero tengo hambre. -reí y le solté la mano para que la volviera a poner al volante.

Antoine: Ya habrá tiempo para besos, siempre que tú quieras.

No me valen los demás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora