Capítulo 20.

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Giovanni volvió a entrar a darle las llaves del coche a mi madre.

Al salir explicó que esta estaba medio llorando, y que las miradas se sus acompañantes estuvieron a punto de matarlo.

Pobre ilusa. Todavía no se da cuenta de la clase de persona que es su "amiga", si es que se la puede llamar así...

Nos montamos en el coche en silencio.

Mi pierna estaba apoyada en la de Gianluca y este la acariciaba, y Giuliano me miraba de reojo.

¿Por qué Antoine me quiere?

No soy capaz de decirle un miserable "te quiero".

Resoplo, y eso hace que mis hermanos me miren.

-Giovanni: Sabés que no es cierto lo que te dijo, ¿verdad?

-Alejandra: Lo sé. Pero no es eso.

-Giuliano: Mirá, yo a la Agélica esta no la aguanto. A su mamá menos. Pero pasá de ellas y ya está, en serio.

Sonreí y rodeé el cuello de mi hermano que estaba sentado a mi derecha.

-Gianluca: Todo lo que tenés, y toda la gente que tenés, la tenés por ser como solo vos podés ser, no lo olvides.

Apoyé mi cabeza en el cuerpo de mi hermano, y él me abrazó.

Seguimos en silencio hasta llegar a casa de Antoine.

Un nerviosismo y unas ganas de llorar enorme se apoderaron de mí.

-Cholo: Bueno, les dejo aquí, me voy a casa. ¿Se bajan todos?

-Giovanni: Yo prefiero ir a casa.

-Giuliano: Yo también. Estoy cansado... -Dijo bostezando.

Apreté la rodilla de Gian. No quería ir sola. No sé por qué.

Él, como siempre entendiéndome dijo que se quedaba.

Salimos del coche y tocamos a la puerta.

Godín ya había llegado, así que fue él quien nos abrió la puerta, le saludamos y nos sentamos en el sofá.

Los tres se pusieron a jugar a la play. La verdad es que yo no tenía nada de ganas. Pero nada.

Me quedé mirando a la televisión, pero sin poner atención, absorta en mis pensamientos.

Me apetecía perderme en los brazos de Antoine, pero él estaba en la otra punta del sofá.

Estaba muy distante conmigo, y eso me empezaba a preocupar.

Al acabar la partida, puso su mirada en mí.

-Antoine: Alejandra, ven. -Dejó el mando y dejó a mi hermano y a Godín jugando.

Salimos al jardín.

-Antoine: ¿Te pasa algo?

-Alejandra: ¿Te pasa algo a ti conmigo?

-Antoine: He preguntado yo primero.

-Alejandra: Vale, eso es un sí.

-Antoine: ¿Me vas a contestar?

-Alejandra: Lo que me ha pasado con la amiga de mi madre. Sin más. ¿Y a ti qué te pasa conmigo? Porque sinceramente me preocupa más lo que te pase a ti que lo que piensen de mí ellas.

-Antoine: Alejandra, no sé qué quieres, no sé a dónde quieres llegar conmigo, y eso me hace ponerme muy nervioso.

-Alejandra: Mira, Antoine, sabes de sobra que yo nunca confío en nadie. Lo sabes. Confío en ti. Y eso, tiene el simple significado de que te quiero a mi lado. Yo no creo en los siempres, ni en esas gilipolleces que dice la gente, pero quiero tenerte a mi lado, todo el tiempo posible. -Antoine resopló y me abrazó.- Y de verdad, lo siento, porque yo no sé expresar lo que siento con palabras... Pero lo siento.

No me valen los demás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora