Capítulo 22.

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-Gianluca: Ale... -Dijo en un susurro.

Apreté mis ojos, no queriendo enfrentarme a la realidad.

-Alejandra: No quiero...

Gianluca acarició mi cabeza.

-Gianluca: Yo tampoco quiero... Pero nos veremos pronto, de verdad.

Me levanté muy a mi pesar y abracé a mi hermano.

-Alejandra: Vete a vestirte y eso, mientras yo también...

Abracé otra vez a mi hermano, y me fui a la ducha.

Suspiré al sentir el agua caliente descencer por mi piel. Moví mi ya empapado pelo y abrí los ojos. Busqué con la vista el champú y tras esparcirlo en mi mano comencé a esparcirlo por toda mi cabeza.

Decidí darme prisa, y salí rápido, dentro de lo que cabe, de la ducha.

Puse la ropa encima de la cama para ver qué tal quedaba, y me vestí.

No iba a comerme la cabeza, al final era una despedida y no estaba de humor ni para vestirme... (Foto multimedia)

Bajé las escaleras y vi a madre mirando por la ventana de la cocina.

Al darse cuenta de que yo estaba ahí se dio la vuelta y me miró.

-Carolina: Lo siento, cariño... -Dijo bajando la mirada.

-Alejandra: ¿Por? -Dije desconcertada.
-Carolina: Por todo... ¿Podrás perdonarme?

Sonreí levemente y abracé a mi madre.

-Carolina: Gracias... Me gustaría afianzar más nuestra relación. -Dijo mientras yo me hundía en su hombro.
-Alejandra: A mí también. -Dije con sinceridad, a pesar de todo, era mi madre...

-Carolina: Cuando quieras vení a Argentina, así estás con tus hermanos unos días. -Dijo y yo asentí contenta.

Salimos de allí y les ayudé a mis hermanos a cargar el equipaje en el coche.

Y en silencio, fuimos camino al aeropuerto.

Al llegar allí abracé a Gianluca, no quería que se fuera.

Hice lo mismo con Giovanni. Y Gianluca y Giulino se unieron al abrazo.

-Alejandra: Os voy a echar muchísimo de menos... Pero prometo que iré a Argentina a veros.

-Giovanni: Que te cuide Grizi, ¿sí? Ayudá a papá en todo, y a Giuli con los deberes. Y sé feliz.

Mi padre nos separó para él también abrazar a sus hijos.

-Cholo: Cuídense. Portense bien, y hagan caso en todo. -Finalizó con un abrazo.

Yo me acerqué a mi madre.

-Alejandra: Cuidaros. -Dije abrazándola.

-Carolina: Lo mismo, Ale. Y hacé el favor, andá bien con Angélica.

Muy a mi pesar, asentí.

Vi como se iban alejando.

-Giuliano: Les echaré en falta, pero creo que venir a vivir aquí es lo mejor.

Alboroteé el pelo de mi hermano y reí.
-Cholo: Bueno, pues ahora al entrenamiento. -Dijo intentando cambiar de tema.

-Alejandra: Sí... -Sonreí.

La verdad es que no me apetecía especialmente ir. Que mis hermanos se fueran me había dejado sin ganas de nada, pero bueno, ¡habrá que hacer algo!

Llegamos al Cerro y bajé del coche.

No me apetecía ver, saludar, o ni siquiera oír a nadie.

-Alejandra: Id entrando, yo ahora voy.

Mi padre y mi hermano asintieron y comenzaron a andar.

Apoyé mi frente contra la ventanilla de coche y cerré los ojos.

Sentí que alguien me abrazaba por detrás y me empezaba a dar besos por el cuello, así que sonreí.

-Antoine: ¿Qué haces? -Dijo interrumpiendo la fila de besos que ya llegaba a mi mejilla.

-Alejandra: -Me di la vuelta y me quedé mirándole muy cerca de él mientras él me agarraba por la cintura. -Nada... Mis hermanos acaban de marcharse y estoy un poco... No sé... ¿Depre? Bueno, no sé explicarme. -Antoine empezó a reírse.- ¿De qué te ríes inútil?

-Antoine: Te he entendido. -Dijo giñando un ojo, a lo que yo también solté una pequeña risa.

-Alejandra: ¿Qué haces aquí? ¿No empieza ya el entreno? -Dije al ver que llevaba ropa deportiva.

-Antoine: Dijo tu padre que viniera a animarte. -Sonreí. Papá sí que sabe.- Y ahora vamos, a entrenar. -Cogió mi mano y empezó a tirar y a correr.

Llegamos al campo y los demás ya se estaban colocando para empezar a hacer algún ejercicio, por lo que empujé a Antoine y empezó a correr hacia los demás, pero no sin antes girarse para giñarme un ojo claro, Antoine no pierde su esencia.

Cogí un balón y me puse a darle toques con la cabeza, por matar el tiempo. Al de poco me cansé. Cuando estoy enfadada o cansada me estreso rápido con cualquier cosa, así que me senté y me puse a revisar mi muy petado móvil.

Vi que me habían etiquetado en varias fotos, así que fui a mirarlas.

Había como cinco etiquetaciones de la misma foto, pero con distinto filtro, o editada, pero la misma foto en distintas cuentas.

Miré la foto con una sonrísa en la cara. Salía Antoine elevándome por el aire y riendo al igual que yo, y Vietto intentando quitarme el balón mientras también reía.

Hice captura a la foto que estaba sin editar y solo con fondo blanco, porque eso de los filtros no me va...

Repartí me gustas a todas las fotos en las que me habían etiquetado y recorté la foto.

La subí a instagram y como buena persona, puse "Esta foto🔝 Robo a: @________fans 😝"

Al momento empezaron a llegar las notificaciones, entonces, decidí dejar el móvil y centrarme en el entrenamiento.

Antoine me miró y sonrió de medio lado, cosa que a mí me hizo sonreír también. Por qué era tan mono, ¿¡por qué?!

Esta noche iríamos un rato a la fiesta, pero tenía que venir Ángelica... De verdad, que me daba mucho asco.

Al acabar el entrenamiento quedé con Antoine para que me viniera a buscar mucho antes de la fiesta y así pasar la tarde juntos.

Comí y me puse a prepararme.

Me vestí, ya con el vestido que iba a llevar, y esperé unos cinco minutos hasta que llego Antoine.

Entró y como no podía faltar le dije que nos hiciésemos una foto antes de salir.

Y para estos casos, el espejo de la entrada, como no. La mandé a snap y ahora sí, nos fuimos a un restaurante pijo de estos para que nuestra vestimenta no llamase mucho la atención a comer un helado.

No me valen los demás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora