3: Más café

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Llegando a la habitación suena mi celular y por segunda vez en el día la foto de mi madre aparece en él.

Hago señas a las gemelas para que entren a la habitación, no quiero que nadie escuche esto.

-¿Ahora qué necesitas?

-Aracelli, no puedes ser tan irrespetuosa, soy tu madre por sobre todas las cosas.

-¿Solo me llamas para eso? Tengo cosas que hacer... Chicos por conocer... -Ella suspira.

-No trates de dártela de rebelde, sabes que no eres así. Además, una tontería tuya y te saco de esa institución.

-No me puedes sacar así nada más. -Gruñí.

-¿Sabes quién es la directora? -No respondí-. Entonces sabes porque entraste. Una llamada mía y será suficiente para...

-¡Yo entré por mi talento! ¡No por tu jodida amante!

Cuelgo rápidamente e ingreso a la habitación.

Este día no puede salir peor.

Ni bien termine de cambiarme salí corriendo hacia la cafetería. Tenía que arreglar el asunto del café, no porque sea mi culpa, pero no quiero tener problemas con ningún estudiante. Claramente la chica exageró demasiado, porque... Vamos, era solo un café. Y se derramó en mi blusa, no en la suya.

Bajo las escaleras y me sorprendo al encontrar un Starbucks en la escuela. No sé qué decir, este lugar tiene de todo. ¿Tendrá un Kentucky también?

La cola no es tan larga, pero si lo suficiente para hacerme perder unos minutos, y unos cuentos extra ya que cada chica que pasa coquetea con la persona que atiende, y en la cola hay puras mujeres.

-Buenos días. Un capuchino de algarrobina, por favor.

-Será todo un placer dulzura -Sonrío tratando de no girar los ojos. Odio cuando un desconocido me habla de esa manera, creyendo que se ve estúpidamente sexy-. ¿Deseas algo más?

-No, gracias.

-¿Eres nueva? Jamás olvidaría un rostro tan bello como el tuyo -Dice el cafetero guiñándome un ojo.

No respondo, salgo de la cola y me siento a esperar el café.

Observo al chico desde mi asiento. Es alto, cabello castaño, y si mi vista no me falla, ojos celestes, muy celestes. Cualquiera diría que son ojos de contacto. Es guapo, realmente guapo, y obviamente sabe de sus encantos, lo que lo hace ver arrogante.

Espero un tiempo hasta que dicen mi nombre y me acerco a recibir el café. Levantó la vista y veo que el chico de ojos azules es el que me entregará el café.

¿No tienes que atender a las demás personas en la cola?

-Aracelli, bonito nombre por cierto. Aquí tienes tu capuchino de algarrobina, dulzura. Espero verte pronto.

-¿No controlan al servicio aquí? -Respondo y él ríe.

-Solo trabajo aquí por unos puntos extras, son buenos para las notas. Además me encanta conocer chicas lindas -Dice guiñando un ojo.

-Adiós.

-Mi nombre es Nathan, dulzura. No lo olvides -Lo escucho gritar mientras salgo del local.

Arrogante nivel dios.

Busco la habitación de Jennifer, pero cuento toco su puerta nadie responde. Espero que Melany me allá dado bien el número de su cuarto.

Mientras regreso a mi habitación me la encuentro hablando con mi compañera de cuarto y otras dos chicas más.

-Este ensayo no salió bien -Le oigo decir-. Tienen que seguir practicando, tienen que estar a mi altura.

Toso fuertemente interrumpiendo la conversación.

-Hola Jennifer. ¿Recuerdas lo del café? Pues aquí tienes otro -Digo ofreciéndole el capuchino-. Espero que no allá mal entendidos.

Ella me mira de pies a cabeza, con aires de grandeza y arrogancia. Camina hacia mí casi modelando, toma el café y sonríe.

-Gracias -Dice ella y le sonrío, pero la expresión de mi cara cambia al sentir otra vez un líquido caliente cayendo por mi blusa-. Resulta que ese color te queda bien.

-¡¿Pero qué?!

Miro alrededor y observo varias personas riéndose, incluida Melany que se tapa la boca tratando de disimular.

Las lágrimas empiezan a aparecer en mis ojos, pero no les permito caer.

Nunca había recibido tal humillación, pero eso no significa que dejaré que me vean llorar.

Primera lección que aprendí: No dejes que te vean derrotada, sonríe, que crean que no te importa.

Segunda lección: Mira directamente a esa persona, y asiente con tu cabeza, diciéndole con la mirada que tendrás tu revancha.

Tercera lección: Levanta la cabeza, no se te vaya a caer tu corona.

-Muy bien, perra, te metiste con la princesita equivocada.


Nathan en multimedia.

Girl Almighty  | #YoSoyBerkley |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora