Capítulo VIII

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Eran las cuatro de la tarde del día domingo, ya estaba descansado de la noche del viernes e iba a encontrarme con Eric, ya no le tenía más miedo, si no mucha confianza.

Me había pedido verme en una plaza cerca del centro. Fui lentamente para no llegar primero que él, quería hacerme esperar, no sé por qué quería hacerme el difícil.

Estando a una cuadra y media de distancia me empecé a sentir nervioso, nunca me había pasado esto, lo que estaba haciendo estaba muy mal, me gustaba un hombre 12 años mayor que yo, éste prejuicio no me lo voy a sacar nunca. Igual tampoco imaginé algo duradero con él, sólo una pequeña aventura pasajera, mi primer aventura podía decir.

Cuando estaba cerca lo vi sentado en un banco de la plaza, estaba tan lindo con un pantalón gris oscuro y una campera blanca.

Lo miré y dije Acá estoy.

Levantó la cabeza, me miró y sonrió muy felizmente, no pude evitar hacer una sonrisa también.

–¡Que bueno que viniste! Ya te estaba extrañando.

No sabía que decir así que sólo me senté al lado de él y lo miré.

–¿No me extrañaste? –preguntó inmediatamente cuando no le contesté en unos segundos

–No te conozco para extrañarte –dije

–¿Qué te puedo decir para que me quieras un poco? –me miró a los ojos

–Eso no te lo voy a decir, lo tenés que hacer solo -

–Bueno, voy a hacer lo posible ¿vamos a tomar algo?

–Bueno –le dije

Caminamos unas cuadras hasta un Bar que había en una esquina del centro. Entramos y nos sentamos en una mesa con dos sillas que estaba cerca de una ventana, el lugar era algo reservado, parecía caro y yo tenía poco dinero, no poco, pero tampoco los suficiente para pagar ese lugar. Estaba lleno de gente y tuvimos que esperar que limpiaran esa mesa que recién se desocupaba, habíamos llegado justo a tiempo cuando se desocupó.
Él se sentó del lado izquierdo y yo del derecho. Algo parecido a como habíamos dormido esa noche.

-–¿Cómo estás? –me preguntó

–Bien... –me miró esperando la pregunta de regreso no quería hacerla, quería hacerme el difícil pero con su cara no resistí –¿vos?

El momento era algo tenso, había tensión entre los dos, de mi parte siempre la hubo, pero él estaba algo nervioso, no hablaba como de costumbre, me había hecho menos de diez preguntas, algo anormal en él. Por suerte vino la moza a tomarnos el pedido.
Pidió un café con dos medialunas y yo expectante de que podía salir menos. En ese momento él vio mi cara y pidió lo mismo para mi. De este modo la moza se fue y yo le re reproché:

·¿Por que pediste por mi? –le dije intenso hacerme el furioso

–Te vi indeciso, solamente quería hacerlo rápido por vos –dijo

–No lo necesitaba, estaba pensando.

–¿En mi? –me preguntó sonriendo -

–No. –contesté y en ese momento nos trajeron el pedido

–¿Lo vas a querer? –preguntó

–Si –dije frío

Hablamos un rato largo y me preguntó cosas como mi edad, lo que me gustaba, lo que odiaba. Había retornado el de antes, el preguntón. Yo le pregunté lo mismo con cada respuesta mía. No soy bueno para preguntar, ni para hacer conversación, ni para socializar con los demás. Yo tomaba lentamente mi café por la razón de que quería que durara el momento juntos. En el mismo instante que termine me miró y me preguntó:

–¿Vamos un rato a mi departamento?

–No –dije Van a ser las 9 y tengo bañarme, porque mañana me tengo que levantar temprano, mañana es lunes. Vos también supongo.

–No, yo no doy clases mañana, sólo tengo una división los viernes dos horas, nada más.

–Que poco. Para eso estudiante tanto para ser docente, muy pocas horas tenés.

–No, no. No soy docente soy Ingeniero informático y necesitaban un docente y me ofrecí sólo esas dos horas. Doy clases en el curso de orientación en informática.

–¿Y sólo vivís con eso? –pregunté asombrado

–No, también trabajo los lunes en una radio por la tarde y en una oficina las mañanas del resto de los días.

–Ah, trabajas mucho. ¿Como podrías prestarme atención a mi si vas a estar trabajando siempre? –traté de ser irónico para tratar de ser como él, seductor

–A vos te prestaría atención toda la tarde y noche, dormiríamos pegados toda la noche y no te dejaría salir para estar conmigo.

Sonreí Me voy, ya es tarde.

–Te llevo –me ofreció

–Acepto porque confío en vos ahora.

Íbamos hasta mi casa cuando en una calle paró, aproximadamente siete cuadras faltantes para llegar. Yo lo miré y le pregunté que pasaba.

–Voy a hacer algo que tendría que haberte hecho desde el primer minuto que estuvimos juntos –me dijo y me asusté, no sabía que podría hacerme en ese momento  ¿Querés ser mi pareja?

Lo miré y quedé anonadado, casi en shock. Sabía que esto iba a pasar pronto, pero no me lo había meritado, ni lo esperaba, sólo lo sabía. De tal sorpresa que me romo fue mi contestación.

–No –dije y me arrepiento de inmediato - ¡digo sí!

–¿Si o no?

–Que vergüenza, no quería parecer despertado, pero tampoco desinteresado Si, me equivoque porque estaba pensando en otra cosa.

-–Me parece que no estás seguro... - agregó -

En ese momento no quería explicar más, me abalancé sobre el y le di el beso en la boca que tanto esperaba... Él y yo.

Sentí algo que nunca había sentido, y eso era su barba que me picaba sobre mi cara, además de todos los sentimientos que jamás sentí y algo muy importante, lo prohibido de lo que estaba haciendo.
Él con su mano la apoyo en mi mejilla y la otra la dejó en mi rodilla. Lleve mi mano a su pecho. Sentí que cada vez era más intenso y grotesco, me encantaba.

PROHIBIDO (Gay) [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora