Capítulo V

82 8 2
                                    

Desperté con una luz que golpeaba mis ojos, una claridad que iluminaba un cuarto que no era el mío, no estaba entendiendo que pasaba, cuando me di vuelta y ví que la cama era dos veces más grande que mi espacio, y reaccioné.
Recordé todo lo que había pasado anoche, o esta madrugada mejor dicho. Me acorde de cada segundo que pase y que pasó. Este tipo que me había ofrecido traerme y ahora estaba en su cuarto.

No pude evitar reprocharme porqué lo había hecho. No se porqué acudí a ver mi ropa, pensé que me había violado o no se. Soy tan idiota. Porqué había accedido a que un extraño me trajera a dormir a su casa y yo lo hice.

Me senté en el lado de la cama que había tenido toda la noche y encendí mi celular. Eran las doce y treinta y tres y cuando miré hacia bajo había unas pantuflas negras que parecían haber sido dejadas intencionalmente. Me las puse y fui hasta la cocina. Salí por la puerta y lo primero que ví fue a él. Estaba sentado tomando un café y vestido con un jean celeste y una remera blanca. Me miró y yo lo miré desconcertado, quería que con mi morada se diera cuenta que le reprochaba lo que hizo.

–¿Estás bien? ¿Dormiste bien? –me preguntó

–Si, si –le dije muy frío, quería saber si paso algo después de que me dormí

–Esta mañana no se te secó la ropa, así que fui a comprar así te podes vestir para salir ahora.

¿Qué? No me conocía y ¿me había comprado ropa?. Ya no lo podía entender, no entendía la situación que es lo que quería este tipo de mi que era tan generoso.

–¿Porqué me compraste ropa?, no me conoces

–No quería que estuvieras sin ropa, tranquilo –dijo

–No entiendo, no me conoces, porque habrías de gastar en mi.

–Sólo te quise ayudar –me dijo con una morada triste pero no tan demostrativa

¿Quien ayuda alguien que no conoce?

–Porqué no te sientas a desayunar y hablamos tranquilos

–No se cómo te llamas y también me ofreces desayunar inclusive –grité

–No te iba a traer y después dejarte morir de hambre.

Accedí a sentarme, estaba enojadísimo, no por él, sólo porque no entendía que pasaba.

–Me pareces un buen chico, sólo te quería ayudar

–No te lo pedí –respondí furioso –por lo menos decime tu nombre

–Eric, creí que lo sabías, me agregaste en facebook. Además, creo ya te lo mencione anoche.

Me había traído el tema del cual no quería hablar, me dejó mal posicionado, como si yo lo hubiese provocado a hacer esto. No sabía que mentir, así que dije la verdad.

–Ese fue un error, quise añadir a otra persona y apreté el de abajo que casualmente era tu usuario - argumenté - nunca creí que llegaría tan lejos una simple solicitud de amistad.

Bueno, dije que iba a decir la verdad que fue un error enviarle la solicitud de amistad, pero no todo iba a ser verdad.

–Comprendí, pero si somos amigos en facebook ¿porqué no en persona? –dijo

–Seamos amigos, pero tanta generosidad me asusta

–Disculpa si fui muy rápido, por lo menos cambiate que hace frío.

Yo seguía en ropa interior y con su remera, accedí a cambiarme y me puse el pantalón en ese momento, era justo de mi talle y como a mi me gusta, celeste como el que el tenía en ese momento y chupin. Y una campera de algodón gris claro.

–¿No hay remera? –pregunté

–Te regalo la mía, te queda bien y tengo una parecida –dijo

–Bueno, gracias por tanta generosidad –le dije con sarcasmo

–Sientate y comé algo, compre estas facturas para vos –dijo

Me senté en la mesa llena de comida y un té para mi, estaba feliz no se porqué, me caía bastante bien este tipo, pero mi abuelo siempre decía "Cuándo la limosna es grande, hasta el santo desconfía".

–¿Dónde compraste la ropa? –le pregunté

–Tengo una amiga que vende pero sin tienda, algo muy individual.

–Y como supiste mi talle, porque esta ropa me entra perfecto.

–Ví la que estaba mojada y utilice ese.

–¿Cuánto te salió? Te voy a tener que pagar la ropa.

–Nada, no importa, considera que fue un regalo de cumpleaños ¿Cuando los cumplís?

–En septiembre, el mes que viene casualmente.

–Bueno, ahí tenés mi regalo.

–Bueno... Gracias –le contesté algo desconcertado

En ese momento de silencio que se género sonó mi celular, era mi mamá que preguntaba dónde estaba. Si decía que estaba con un hombre que conocí en el boliche se iba a poner como loca, y con razón, era rarísimo lo que pasaba, me di cuenta pero no quería pensarlo con él la pasaba bien tengo que admitirlo.

" Estoy en la casa de Leandro, me voy a quedar hasta la tarde, te quiero" respondí a su mensaje, siempre le ponía te quiero cuándo quería permiso para algo.

También respondí otros mensajes de whatsapp que tenía como el de Fernando, Nicole y vi mis notificaciones de facebook, instagram, etc.
A todos les dije que estaba bien, pero una mentira diferente a cada uno. Desde que estaba en mi casa, en la de Leandro, en la de mi abuela inclusive. Me sentía sucio de tanto mentir.

–¿Estás bien? –se escuchó un grito de la cocina

–Si, si –dije –estoy yendo al baño.

Fui al baño y desde allí me lavé la cara y peine. No tenía cepillo de dientes, pero como era de esperar Eric sacó uno de su alacena.

–No tenés cepillo de dientes, te doy este que estaba por cambiar por el mío, dejalo para cada vez que vengas.

"Dejalo para cada vez que vengas" no sabía que pensar ante esa frase, se imagina que voy a venir a dormir todas las noches, más raro no se puede tornar esto.

Lo mire y no pude evitar preguntar ¿Crees que vendría otra noche a dormir para cepillarme de nuevo?

–¿La estas pasando mal para no volver? –repreguntó

–No me contestes con otra pregunta.

–A mi me gustas, que vengas.

–¿Te gusto? –interrogué gracias a su error

–Que vengas, si la estoy pasando bien –se dió vuelta y retorno a la cocina

Me cepille los dientes muy velozmente y fui a la cocina. Me vió y se fue a la pieza. No tenía tanto valor como para irrumpir en toda su casa, no era mi ámbito, pero igual lo hice.

–Estoy cansado, voy a dormir una siesta –me dijo antes de que pueda proyectar una palabra

–Bueno, si, yo también, pero después hablamos.

–Te lo prometo –cerró

Vi como se sacaba el pantalón al frente mío y se quedaba en slip negro y musculosa blanca, nunca había visto a nadie en ropa interior frente a mi y la primera vez fue con un hombre, no se que pensar. Pero inmediatamente hice lo mismo quedándome en bóxer y remera, me acosté del mismo lado que lo hice anoche, derecho.
Y así, uno en cada extremo se durmió a las dos de la tarde, yo estaba muy cansado, pero mi mente no pudo evitar pensar que estaba acostado con un hombre. La primer palabra que se me cruzó por la cabeza fue la palabra 'gay' y después muchas cosas que podían cambiar mi vida.

PROHIBIDO (Gay) [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora