No me di cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo cuando desperté al llegar al colegio, mi primera parada en el viaje que iba a hacer ese y el siguiente mes. Diego, con la ayuda de sus padres bajaba el equipaje del carruaje. Me saludaron con una sonrisa y un movimiento de mano al verme despierta y fuera del vehículo.fui a bajar mis bolsas, pero me di cuenta de que los padres de Diego ya lo habían hecho y estaban junto a los de Diego.
Me desperece lentamente y mire a mí alrededor. No me había dado cuenta de lo vacio que estaba el estacionamiento. Estaba acostumbrada a verlo siempre lleno de carruajes y abarrotado de personas. Ahora lo veía con algunos carruajes y poquísimas personas. Mire la hora. Eran las seis de la mañana, con razón que no había gente. Habíamos llegado muy temprano, en cierto sentido era bueno, porque no costaba nada caminar y llevar las maletas.
Fuimos a Registros y tuvimos que llenar un gran formulario por lo del viaje. Recibimos cada uno un librito con toda la explicación del viaje, el orden de los lugares que visitaríamos, donde dormiríamos y cosas por el estilo. Los padres de Diego se fueron poco después al comprobar que teníamos todo lo que necesitábamos.
Nos despedimos y acordamos juntarnos en media hora en el comedor para tomar desayuno.
Me dirigí a la pieza que comparto con Tere. Al entrar la sentí vacía. Faltaba la presencia de Tere con sus cosas raras en su escritorio, ahora vacio, y muy ordenado, nunca pensé que lo vería tan ordenado. Deje mis cosas sobre mi cama y saque una toalla del closet.
Me tome mi tiempo en ducharme y recién cuando sonó mi alarma me seque, vestí y baje al comedor.
Diego estaba sentado en una mesa, en una esquina del comedor. Junto a él estaba sentada Luciana, su polola, y junto a ésta Ester, su mejor amiga, que al parecer habían llegado juntas. Al entrar me saludaron con la mano y apuntaron una silla en la mesa para que me sentara. Yo me reí y apunte con la cabeza la bandeja vacía que acababa de sacar, ellos asintieron y bajaron la vista a sus platos.
-Buenos días – me saludó la cocinera - ¿Qué te puedo ofrecer?
Se me había olvidado lo amables que eran las personas aquí. Les pedí un cuenco de cereal con yogurt, un jugo de frutilla y unas tostadas con jamón y queso, se me había olvidado lo hambrienta que estaba. Desde el helado de la tarde anterior que no comía nada. Me senté al lado de Ester, que me saludo con un fuerte abrazo al estar al alcance de sus manos. Luciana fue menos expresiva y me saludo pasando la mano sobre el desayuno de Ester.
Ellos siguieron hablando lo que conversaban antes de que yo llegara, cosa que no me importo. Yo figaba mi atención a los que iban llegando. Había mucha más gente que antes y algunos que se les notaba que venían recién despertando.
Cada vez que escuchaba abrir la puerta yo daba un salto y dirigía mi mirada a los recién llegados. Así fue hasta que Ester me pregunto si esperaba a alguien, haciendo que me sonrojara y me hundiera en mi asiento.
Los demás ocupantes de la mesa habían terminado de desayunar y se levantaron a dejar sus bandejas. Yo como había llegado más tarde, aunque no había hablado nada, no había terminado mi desayuno. Por lo que les dije que no me tenían que esperar, porque había traído un libo y me gustaría leerlo un rato. Saque mi libro de la mochila. Era verdad que quería seguir leyéndolo, estaba muy entretenido, además estaba escrito por mi escritora favorita: Jane Austen, Emma. Qué ironía que esté leyendo un libro con mi mismo nombre y que además sea uno de mis favoritos. Soy una egocéntrica.
Al verlos salir abrí mi libro donde había quedado y empecé mi lectura mientras comía lentamente mis cereales y mi panes. De repente hacía paradas para tomar un poco de jugo.
Poco a poco el comedor se fue llenando sin que me diera cuenta. Yo subía cada cierto rato una cuchara vacía a mi boca monótonamente. Hasta que sentí que alguien se sentaba junto a mí y ponía un plato lleno con los cereales que había estado comiendo. Al levantar la vista me encontré con unos profundos ojos verdes clavados en los míos. Sonreí. Cerré el libro don ni siquiera marcar la página y lo guarde en mi mochila.
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El secreto de Emma
RomanceEmma ha vivido soñando con poder vivir en el mundo de los magos, que por causa de una guerra medieval que sigue, sus papás y hermanos no heredaron la magia de sus abuelos, pero ella sí. ¿Qué tendra de especial para que esto pasara? ¿Podrá cumplir co...