El secreto de Emma

Capítulo III

Este es más largo, espero q les guste

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Nos guiaron a todos los alumnos a una gran sala donde había espacio para todos. Mis abuelos y la familia de Tere ya se habían ido. Habíamos dejado nuestras cosas junto con todas las demás de nuestros futuros compañeros.

  Estábamos las dos sentadas una al lado de la otra esperando, como todos los demás, a que entrara un profesor en la sala para explicarnos lo que iba a pasar en nuestra estancia en el colegio.

  -¿Con quién hablabas en la recepción? - me  pregunto Tere. Recepción era el lugar donde nos registramos.

  -¿Te acuerdas de las gemelas que entraron patinando?

  -Si…

  -Bueno una de ellas, la del vestido rosado, se me acerco y me hablo.

  -¡Qué! – grito sorprendida.

  -¿Qué pasa?

  -¿No lo sabes? Ba, se me había olvidado que tu no creciste con el mundo mágico a tú alrededor – la mire con cara de pocos amigos y ella sonrió de manera de disculpa-. Las gemelas son muy poco comunes en el mundo mágico, – comenzó explicando – mejor dicho son muy escasas y son increíblemente especiales. Los poderes de las gemelas son diferentes a los nuestros, ya que ellas están unidas de  manera espiritual. Ellas sienten al los que los rodean y saben como son realmente las personas; su carácter, intenciones, sentimientos…etc. Eligen muy bien a sus amigos y solo unas pocas son las escogidas. Además tienen poderes muy extraños que solo ellas conocen.

  - ¿Y los mellizos? – pregunté.

  - No, ellos son como nosotros. No comparten nada especial con su hermano.

  Justo cuando Tere termino de hablar entro él que parecía que estaba a cargo. Todos se callaron inmediatamente. La presencia de ese hombre mandaba al orden.

  Nos miro a todos, fijamente a cada uno. Me sentí como si estuviera viendo mi alma con esos profundos ojos grises.

  -Muy buenos días, - saludo – soy el profesor Schmidt, profesor de hechizos y subdirector de este colegio – su voz era autoritaria, pero no brusca ni ruda, sino amable - . Aquí tengo los horarios de cada uno – movió la mano y enfrente de cada uno apareció un sobre con su nombre en el que contenía un horario - . Deben cumplir el horario al pie de la letra y no se puede cambiar, si por alguna enfermedad no pueden ir a la clase se le asignara un tutor para que le explique lo que pasaban mientras no estaba. ¿Alguna pregunta?... ¿No?

  Espero en silencio, mirando a todos, por si les aparecía alguna una duda. Nadie levanto la mano y siguió hablando.

  -Las piezas son de dos. Las de las mujeres al lado este y las de los hombres, oeste. Igual que en los horarios no hay cambios de pieza, les tocó el que, o la que, le tocó.

   Tere me miro asustada, se moría si no le tocaba conmigo, aunque a veces no lo mostrara era sumamente tímida. Con un gesto la tranquilice y le dije en susurro.

   -Relájate, tengo un as bajo la manga. Mira.

  Mire fijamente la lista de las piezas y busque, con la ayuda de la magia, mi nombre y el de la Sofí los puse juntos.

  Con un ademan le indique a Tere que ya compartíamos pieza y que se relajara. Y así lo hizo.

  Empezó el profesor Schmidt a decir quien compartía con quien las piezas, primero los hombres, que fueron subiendo de apoco para recibir su llaves. Después fue el turno de las mujeres, que fueron subiendo de apoco, yo subí con Tere, que se puso muy contenta al escuchar su nombre junto al mío; las gemelas también subieron juntas, quedando al frente de nosotras su pieza.