Anime one-shots

Tokyo Ghoul x Death Note

L "Ryuzaki" Lawliet x tú x Kaneki Ken. Parte 1

Oshiete oshiete yo, sono shikumi wo

"... Sí, es muy bella. Seguro que con un poco de entrenamiento será una excelente mascota..."

Eso fue lo que alcanzaste a escuchar desde tu oscuro cuarto y lo único que necesitaste para salir huyendo de ahí.

Era obvio que hablaban de ti.

¿Una excelente mascota...?

Como sea, definitivamente no ibas a quedarte a investigar qué significaba eso.

En una mochila metiste cambios de ropa, comida enlatada, unos cuchillos y dinero que robaste de tus padres. No te sientas mal, estoy segura de que ellos se podrían bañar en rubíes si quisieran.

¿Dije padres?

Lo siento, padrastros.

Ellos te adoptaron a la edad de los cuatro años, estabas en un orfanato que se estaba deshaciendo. Su nombre no importa, puesto que era tan estúpido como las personas que te rodeaban en ese lugar.

En serio, toda tu vida te has visto rodeada de estúpidos, inclusive las personas adultas te parecían monos sin cerebro.

En fin, cuando tus padres estaban haciendo la entrevista, ellos constantemente se referían a ti como un objeto de estética.

"Pero qué bella está."

"Su cabello es hermoso."

"Sí, sí servirá muy bien."

Decían y desde ese punto los empezaste a odiar.

Dos días después, como pensaste, te adoptaron.

A juzgar por  cómo se vestían, hablaban y caminaban eran personas adineradas y muy formales.

Ellos te llevaron a su mansión, comprobando tu teoría de padrastros ricos, te vistieron, te dieron de comer y ahí fue cuando tu vida dio un giro.

Tú madrastra te educó estrictamente a base de las reglas del protocolo.

Te educó para que fueras perfecta ante la sociedad.

Lo que ella no sabía era el hecho de que tú no eras normal.

Eras demasiado inteligente, antisocial y una experta al hacer parkour, pero tu madrastra era demasiado estúpida para ver eso, así que ella te educó como le pareció más inconveniente; con maltrato físico.

¿Te equivocabas? Recibías un palazo de madera en tus manos.

¿Respondías mal? Cinturonazo en tus manos.

¿Te manchaste el vestido? Cachetada.

Y así era todos los días.

¿Para qué necesito esto? Te preguntabas. No tenías ni la más mínima idea.

¿Será por sus sueños frustrados de ser la niña perfecta?

Qué patético.

Bueno, bueno. De vuelta al presente.

"Corre, corre, corre ¡CORRE!" Tu mente gritaba.

Finalmente, con un salto desde la ventana, saliste de la habitación, aterrizando en el techo del vecino.

Corriste en los tejados a toda velocidad, tratando de dejar atrás todo tu pasado.

¿Cuántas reglas habrás roto en esa misma noche?