Hisoka Morow

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El mundo en que vivías era peculiar.

Cada persona estaba bendecida por un Dios o Diosa con un don, y las personas lo llamaban magia.

Había muchos que poseían magia impresionante y, normalmente, lo usaban para el bien.

Otros, al contrario, usaban su don para el mal, y a esos les llamaban 'los maldecidos'.

¿Tú?

Bueno...

Cada par de milenios, la Diosa Luna recolectaba toda la maldad del mundo y la ponía en una sola persona, manifestando esa maldad con algo  que le dicen la maldición de la titiritera.

Y esa persona (la titiritera) tenía el don de controlar la sangre de los demás, era muy fácil distinguirla, ya que sus habilidades físicas superaban en gran medida al del promedio y sus ojos eran dos orbes completamente negros.

Adivina quién es la afortunada...

Sí, tú eras esa afortunada persona.

Eras muy odiada y temida por todos, inclusive de tus padres, puesto que, si tus emociones no estaban controlados, tu poder se manifestaba lanzando a las personas cerca de ti volando.

Tu vida era miserable, sin duda. Así que cuando eras muy pequeña, el Dios de las Sombras se apiadó de ti y te condujo lejos en luna nueva y te dijo que te concedería un deseo, estaba claro que no podías desear que se te quitara este poder.

Pensaste mucho tiempo, hasta que deseaste ir a un lugar donde no fueras despreciada, en donde serías aceptada y querida.

Y así se te hizo.

Justo en el momento, te dormiste y cuando despertaste te diste cuenta de que no estabas en tu hogar, o más específico, en tu mundo.

Caminante sin rumbo hasta que encontraste un pueblo con casas hechas de madera bastante humildes. Decidiste probar tu suerte ahí.

Te paseaste por los caminos de piedra del lugar hasta que te encontraste con unas personas tatuadas de pies a cabeza. Éstas parecían amigables y, al percatarse de que estabas perdida, amablemente te ofrecieron un lugar en su hogar. Parecía no importarles el aspecto que tenías y cuando descubrieron de tus habilidades, no mostraron ni una señal de miedo, al contrario, alabaron la increíble fuerza que poseías y te apoyaron en todo lo que pudieron para controlarlo.

Ellos te querían como una hija y tu los amabas como tus padres.

Sus nombres siempre fueron desconocidos para ti, ya que sólo los llamabas mamá y papá y así se quedó porque a ninguno les importó.

Te enseñaron lo básico de éste mundo y de su clan, alma de tinta.

Sucede que, por cada acción buena o mala que se realice por este clan, la persona recibía un tatuaje mediante un ritual que daba el líder.

El líder debía de ser el más viejo de todos, y el actual poseía ciento cinco años de edad y tenía más tatuajes que ninguno: se llama Ka'Hin.

Cuando tus padres te presentaron ante él, Ka'Hin te dio la bendición y te puso tu primer tatuaje, el que todo alma de tinta debía poseer por el simple hecho de pertenecer ahí; en la espalda dibujaron un tintero derramando su tinta, cosa que recorría toda tu columna. A penas tenías nueve años de edad cuando te lo dieron y te sentiste orgullosa por portarlo.

Tus padres también te enseñaron lo que eran los cazadores y que había un examen para poder ser parte de este grupo tan noble.

A partir de ese momento, tu sueño sería convertirte en una honesta y valiente cazadora y así poder pagarle a tus padres todo lo que habían hecho por ti.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2016 ⏰

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