Capítulo 1: Cuidando de un restaurante

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Sharkbait Restaurant, el orgullo de Rin Matsuoka, un chico alto, de ojos y pelo de un hermoso color rojizo. Él, solo con mucho arduo trabajo, logró fundar ese lugar (el nombre del restaurante quedó a manos de su hermana menor, Gou), un establecimiento espacioso, con todo lo que necesita un restaurante.

Rin se sentía orgulloso, muy orgulloso. Era hora de abrir sus puertas por primera vez al público. Para ello, decidió invitar a su amigo de la infancia, Haruka Nanase, con quien pasó muchos momentos, la persona que siempre ha admirado desde pequeño, con quien pasaba tiempos agradables, aunque Haru siempre ha sido serio, los ánimos de Rin lo compensaban todo en esos días, incluso Haru fue la persona a la que Rin dedicó su primera confesión de niños, pero para la actual fecha, esa confesión se había desvanecido a tan solo una "confesión inmadura". También decidió invitar a otra persona muy cercana a él, Sousuke Yamazaki, también, un amigo de su infancia, a quien conoció tiempo después que Haru, se llevaban muy bien, incluso Rin le solía mandar cartas cuando él no estaba por el vecindario en donde se paseaban, una amistad de toda la vida.

Era hora de la inauguración.

Al dar la bienvenida a los clientes, Rin se dio cuerda a sí mismo y comenzó a trabajar; ayudando en la cocina, haciendo de mesero en varias mesas (Rin, para ojos de las féminas, es muy atractivo), administrando cuentas y atendiendo la barra de postres y licores.

Todo iba fluyendo bastante bien, hasta que le llegó una clienta de apariencia fina, una dama muy exigente, pidió un pastel muy complicado y especial, para el primer día de trabajo del restaurante, la clienta esperaba un excelente resultado. A Rin se le notaba nervioso al ver tan inmensa orden, la clienta lo miró con ojos desafiantes, y esos ojos hicieron que Rin aceptara al instante el reto. Tomó la nota que portaba las especificaciones del pastel, sosteniéndola fuerte, entró a la cocina de un fuerte empujón a la puerta anunciando dicho pedido. Los ojos de los reposteros se agrandaron a ver la dichosa orden, Rin notó esas miradas y preguntó si había algún problema, ellos mencionaron lo grande que era, y que tal vez no saldría como lo especificado, Rin trató de mantener la calma. En esos instantes un mesero entró corriendo a la cocina.

—!Matsuoka-san! ¡Matsuoka-san! —entró gritando. Rin, todavía tratando de controlar el estrés que le estaba causando la situación, preguntó por la agitación del mesero.

—¡Su invitado Nanase-san ha llegado! —Rin le agradeció, pues le había pedido a ese mesero que le avisara cuando Haru o Sousuke llegaran.

Justo después de agradecer, fue corriendo a ver su tan esperado invitado.

—¡Haru! —lo llamó, su mano saludándolo a la poca distancia que le faltaba para posarse frente a el. Una vez cara a cara, se miraron fijamente, a lo cual Rin notaba, la apariencia del chico seguía teniendo las mismas características que lo identificaban de cualquiera: su pelo corto del negro más intenso y sus ojos azules que reflejaban perfectamente a quien se le posara en frente, sin mencionar, que todavía no era muy expresivo, aunque no es de sorpresa, su personalidad nunca fue muy abierta.

—No has cambiado nada —le dijo el pelirrojo esbozando una sonrisa mostrando sus puntiagudos dientes.

—Es bueno volverte a ver —habló Rin nuevamente, Haru asintió mirándolo fijamente esbozando una pequeña sonrisa, se dieron un abrazo común y corriente y Rin prosiguió a presentarle a Haru el lugar.

—Aquí está la barra de postres y... aquí los licores, por aquí la cocina —se interrumpió a sí mismo cuando vio a la dama parada echándole ojo a los alrededores del establecimiento, suspiró.

—¿No se ha ido a esperar por su pedido? —pensó el pelirrojo en voz alta.

—¿Mm? —lo miró el de ojos azules mostrando confusión en ese pequeño sonido de su voz.

—Oh, una clienta refinada pidió un pastel, muy especial y bastante específico, lo quiere a la perfección.

—¿Ya han comenzado? —cuestionó Haru, a lo que Rin contestó dirigiéndolo hacia la cocina.

La expresión tranquila de Rin se desvaneció cuando vio que no había progreso en la orden.

—¿Ni siquiera han empezado? —dijo molesto, los reposteros se disculparon diciendo que intentaron, pero diciendo que la orden es muy grande para ellos.

—Tch —respondió Rin a sus razones, Haru notó la total frustración de Rin, una frustración que no debería de tener en la inauguración de su propio restaurante.

—Déjame ayudar —dijo Haru, a lo que todos lo voltearon a ver en sorpresa.

—¿Puedes manejar esto Haru? No tienes que trabajar, se supone que viniste a pasártela bien.

—Puedo pasármela bien cocinando —afirmó. A Rin se le veía muy sorprendido, pues según el, Haru solo sabía preparar platillos que incluyan caballa, le comentó que no utilizara ese ingrediente (puesto que Haru era capaz de hacerlo con tanto amor hacia la caballa), Haru aceptó y comenzó a pedir ayuda a los reposteros que le pasaran ingredientes y herramientas de cocina.

Aunque no lo demuestre, a Haru se le daba bien el organizar cuando estaba totalmente dispuesto. Rin sintió que seguía siendo mucho trabajo para él, así que el también decidió ayudar. Haru estaba dando lo mejor de sí. Rin descubrió algo de Haru no conocía; su habilidad para el liderazgo y la repostería.

Después de varios minutos de trabajo, horneado y decorado, el gran pastel salió de la cocina a parar a la barra principal, salieron todos de la cocina a observar, sorprendiendo a cualquiera que le echara un ojo. Incluso los mismos cocineros estaban sorprendidos, Rin lo estaba más que nadie. La clienta caminó directo hacia el pastel, dándose la mejor impresión de todas, lo aceptó. Llevaron el pastel hacia el auto de la dama y regresaron satisfechos, en eso minutos, descuidaron totalmente el restaurante, a lo que todos regresaron corriendo a sus estaciones de trabajo.

Rin posó su brazo alrededor del hombro del chico de pelo negro.

—Muchísimas gracias, Haru. Me sorprendiste enserio —dirigió Rin a su amigo.

—No fue nada —respondió él.

—Bueno, ahora tengo trabajo que hacer.

—Vamos.

Rin se sorprendió, pero no dudó de nada y aceptó la ayuda de Haru, pues tenía ya muchos pedidos que cumplir.


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