Bienvenido al Sharkbait Restaurant

Capítulo 3: Sentimientos inusuales

Era de mañana, 5:30, muy temprano. Rin se cambió su pijama, se arregló, se peinó, cepilló sus afilados dientes y salió de su casa, todo para llegar al restaurante a las 6 en punto.

—Hoy será otro día.

Rin, como cualquier otro dueño de un restaurante, llega más temprano que nadie, aunque una figura lo esperaba recargado contra la pared a un lado de la puerta.

—Te me adelantaste un poco, Sousuke.

—Pues, tenemos que poner manos a la obra en la decoración ¿recuerdas?

—¿Eso no era después de cerrar?

—Aún tenemos tiempo antes de abrir, incluso he llamado a Haruka.

—De seguro está hundido en su bañera sin querer levantarse —dijo Rin soltando una pequeña risilla.

Rieron juntos un poco más, y después de platicar aún fuera del establecimiento, se escucharon unos ligeros pasos aproximándose, era Haru, quien llegaba bostezando y tallándose los ojos, pues no estaba acostumbrado a levantarse tan temprano. Rin le sonrió.

—¿No estás acostumbrado a este tipo de horarios, Haru?

—Sousuke llamó diciendo que viniera a ayudarles —dijo queriendo soltar otro bostezo.

—¿Viniste solo porque Sousuke te llamó?

—Vine porque quise ayudar —dijo con algo de desazón.

Rin sonrió nuevamente. Estando todos allí, sacó sus llaves del bolsillo izquierdo de su saco y abrió las puertas, dejando pasar a sus amigos primero.

—Bueno, ¿qué se te ocurre, diseñador de interiores?

—Pues, en primer lugar... el tapizado de los muebles.

—¿Pasa algo con ellos? Fueron Gou y sus amigas quienes decoraron este lugar.

—¿Dejaste que tomaran esa tarea?

Rin dejó salir un suspiro, a lo que Sousuke continuó.

—Hay algunas cosas que están bien, pero hay otras que no encajan.

—¿Cómo que?

—Colores disparejos —señaló Haru.

—Precisamente, el fucsia no queda cuando lo pegas justo a un lado del rojo, se ve raro, y más con ese patrón de líneas.

Rin comenzaba a arrepentirse de haber dejado a su propia hermana menor y sus amigas decorar su propio restaurante. Él sabía que hay cosas que no se ven bien, pero simplemente ignoró ese hecho para satisfacer a Gou, pero comenzó a retractarse y pensó que su hermana no tenía derecho aquejas si la decoración era cambiada, pues era su restaurante, además de que ella ya había elegido el nombre del restaurante, y éste no se podía cambiar. Rin se encargó de contratar personas, administrar precios y posiciones, ajustar cuentas, se encargó de la administración, mientras su hermana tomaba la otra mitad del trabajo, Rin se dio cuenta y se frustró, al menos, ahora él tenía el mando para cambiar las cosas, pues no estaba su hermana para decirle que hiciera lo contrario.

—Y entonces, ¿qué colores quedarían?

—Un rosa más claro con el rojo —opinó el de ojos azules.

—Quedaría mejor si solo fuera rojo, le daría un toque más especial un rojo carmesí, como un restaurante clásico.

—Eh, nunca había pensado en eso —el pelirrojo hacía las visiones en su mente.

—Cambiemos el tapizado entonces —dijo Haru.

—Sí.

—También hay algo en las mesas que no se ve bien...