Capítulo 4

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POV Pablo

¡Qué! —exclama Paula, puedo sentir su sorpresa; espero que no sea desagrado.

—Lo que oíste, pequeña, nos veremos mañana —¿En serio le dije pequeña? Dios, ni siquiera a Marta le digo así, he perdido la cabeza.

¡Espera! ¿Y cómo sabes dónde vivo?

—Le haré un nuevo interrogatorio a Casilda —le respondo travieso y me sorprendo al escuchar su risa. A veces pienso que la extrañé mucho—. Antes de que cuelgues Paula...

Dime...

—Perdóname por alejarte de mí. Hemos estado juntos casi toda la vida y no merecías que te tratara así, que te alejara así de mí. Sé que no merezco tu perdón, me dijo Casilda que no estuve en momentos decisivos para ti y me lamento eso. Fue un error y te prometo que jamás te alejaré de mí —le confieso triste.

Yo... sólo querías que complacer a tu novia.

—Sí, pero no pensé que, a cambio de eso, tendría que sacrificar una gran amistad.

Ya...

—Cometí un gran error, quizá porque pensé en que podría haber un futuro con ella, uno que quizá nunca exista.

No digas eso Pablo, quizá...

—No, Paula, no me ayudes a ilusionarme, a imaginarme cosas; me conoces perfectamente, yo cuando me enamoro es hasta las trancas y tengo miedo, Paula, tengo un mal presentimiento y no sé qué pueda pasar con lo nuestro más adelante.

No te agobies, sólo deja que las cosas pasen, si ella es para ti pasarán cualquier situación difícil.

—Gracias, siempre puedo contar contigo... entonces, suceda lo que suceda, no me dejes solo.

Pablo...

—Por favor —le suplico.

¿Y tú... no me dejaste sola? —responde molesta, y con gran razón, aunque no sepa qué pasó.

—Lo sé y lo siento, sea lo que sea, sé que ha sido difícil, pero a partir de ahora estaré contigo y jamás volveré a dejarte sola. Por favor dame una oportunidad —no sé por qué, pero siento que, si no me da una oportunidad más, mi vida ya no tendrá sentido.

Está bien, Pablo —la escucho suspirar—. Pero si vuelves a hacerlo, te vas olvidando de que alguna vez fuimos amigos ¿Entendido?

—¡Te lo prometo! Entonces... ¿Nos vemos mañana?

Nos vemos mañana, adiós —cuelga.

Me siento feliz, ahora creo que las cosas empiezan a marchar como lo eran antes de que Marta terminara conmigo, es cierto lo que le dije a Pau, tengo unas extrañas sensaciones que no me dejan en paz, que esto terminara pronto.

Por un instante pensaba en lo tranquilo que me sentía al escuchar su voz, su risa. Recordaba todas esas sensaciones de cuando éramos niños, cuando nos contábamos todo, cuando teníamos nuestros sueños... Pero la voz de Salva me hizo salir de esa burbuja y no había peor forma de devolverme la realidad al darme mi móvil.

—Pablo, tu novia te habla.

Después de 10 minutos, en los cuales siete de ellos se basaron en una discusión que no parecía tener un final debido a que le dije que mañana me tomaré un café con mi amiga, colgué y fui a hacer mi maleta, ya que me quedaré una semana en Madrid. Mañana será un gran día.

Vuelve... una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora