Capítulo 11

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Quise que nada de esto hubiese pasado y ahora estoy aquí, sumergida en mis pensamientos, tratando de huir de todo... Lo siento, pero necesito volver a empezar

Horas antes

Málaga

POV Paula

- ¡Quiero estar solo! - dice Pablo y se va corriendo hacia la nada pero con el alma hecho pedazos, me duele verlo así. Me quedo allí, con Casilda, que está completamente en shock, no puede creer lo que pasa

- Yo... lo siento Paula - dice con dolor en su mirada

- No... no pensé que mi hermano fuera así y menos que se iba a revolcar con ella y yo - emito un sollozo - le he hecho daño a Pablo

- No cariño, el daño se lo hizo Marta y tu hermano, tú no tienes nada que ver con esto. Debemos buscar a Pablo - dice preocupada, no puedo permitir que cometa alguna tontería, no viviendo su sueño, salimos de allí, nos dividimos para poder buscarlo, me fui al lado oeste y Casi por el lado este. Decidimos no alertar a los demás, si no lo llegásemos a encontrar, entonces avisaremos.

Se estaba haciendo noche en la ciudad y las luces iluminaban de forma preciosa, echaba tanto de menos mi Málaga, la nostalgia se hace presente; las veces que jugaba con Pablo, las veces que corríamos en la playa, las veces que me invitaba a su casa y las fiestas decembrinas que pasábamos las dos familias unidas, esos momentos ya no existen... ya no volverán. Camino sin rumbo hasta que Casi me manda un mensaje

Casi: ¿Lo encontraste?

Yo: No, estoy muy preocupada.

Casi: Mamá está preocupada, debo volver a casa. Por favor cuídalo; ya busqué del lado este y no lo encontré así que lo más probable es que esté allí

Bloqueo el teléfono, siento miedo. Veo un bar que está a unos metros de donde estoy, el pensar que Pablo esté borracho hace que mi piel se erice. Con un poco de miedo por la hora, entro al bar y el mayor de mis temores se hace realidad, no sé cuántas copas lleva, pero lo que sí sé es que está demasiado ebrio y al parecer no es consciente de nada

-¡Joder Pablo! ¿Qué has hecho? - digo tratándole de quitar la copa que tenía en la mano

- Déjame - dice bruscamente, arrastrando ya las palabras

- Suelta eso - le digo en tono molesto

- Marta... - me dice como si fuese una desconocida - me engaño... - solloza - estaba con el hermano de mi mejor amiga - realmente no sabe quién soy - como pude ser tan ciego... tan imbécil, tan ciego... todos me advirtieron de ella y yo como un tonto me dejé llevar... ¿Por qué me enamoro hasta las trancas por una mujer? - aprieta fuertemente el vaso, como si lo estuviera a punto de romper

- Vamos a tu casa, Pablo - le digo dulcemente

- No quiero - dice como si fuera niño

- Por favor, la prensa puede verte y mañana saldrás en los titulares - le digo preocupada, ella no merece sus lágrimas, no merece siquiera que él la ame

- Esta bien, pero no casa de mis padres - me da las llaves de su coche - voy a mi departamento

Me cuesta subirlo al coche, arranco y voy con dirección a su departamento. Ese sitio es su segunda casa, sólo está allí para componer y para alejarse de todos. Casi me dijo que cuando discutía con ellos por Marta, Pablo empacaba sus cosas y se iba allí. Empieza a cantar desencuentro, como si por fin le encontrara significado a esa letra

Llegamos, el guardia nos detuvo y al ver a Pablo en ese estado me ayudó a bajarlo del coche y a montarlo al ascensor, le digo que ya para llegar al apartamento me las puedo arreglar, lo cual acepta y le agradezco. Subimos al tercer piso, en su llavero está la llave de este departamento. Ingreso ya con demasiado dolor de sostener a Pablo, no pesa mucho pero no puedo aguantarlo tanto.

Vuelve... una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora