Capítulo 2

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La fina vajilla de porcelana francesa, regalo del mismísimo conde de Hampshire, seis sobre la mesa y junto a esta, los cubiertos de plata y las relucientes copas de cristal. La familia Ahn estaba reunida en el comedor para el desayuno, frente al ventanal por el cual tienen una vista completa del jardín frontal de la casa. La comida fue servida por los criados y el periódico dado al padre el cual nunca le puede faltar.

-¡Válgame Dios! - exclamó el señor Ahn con los ojos en el diario.

-¿Ahora qué ocurrió, querido? - le preguntó su esposa. Su marido le indicó que cubriera los oídos de la pequeña Alice.

-Dos sujetos sodomitas, fueron juzgados y serán ejecutados hoy a la tarde.

-¡Desvergonzados! ¿Qué tienen en la cabeza? - comentó el joven Jaehyo al escuchar la noticia - ¿Que acaso no fueron educados en sus hogares? ¿Nunca fueron llevados a una iglesia? Sólo Dios podrá perdonarlos.

-No creo que lo haga, son unos pecadores - dijo el señor Ahn.

-¿Que no dice Dios que no hay que juzgar a las personas? ¿Está usted de acuerdo a que los ejecuten siendo hijos del señor? - preguntó Amelia, su nuera.

-Esos renunciaron a Dios y se buscaron su castigo, nadie los obligó a hacer semejante atrocidad.

-Pero...- continuó la joven pero su esposo le peló los ojos para que guardara silencio.

No hubo más comentarios sobre el tema y se dedicaron a terminar de tomar el desayuno hasta que Chang In, el hijo mayor de la familia Ahn, rompió el hielo dirigiéndose a su hermano.

-¿Y qué tal la señorita Wood? ¿Es tan preciosa como dicen? ¿Te gustó?

-Es...Linda como una flor de primavera – respondió sin interés.

-No te escuchas muy entusiasmado ¿Seguro que te quieres casar?

-¿Qué cosas dices Chang In? Tiene veinticuatro años, pronto cumplirá los veinticinco así que se tiene que casar y la señorita Wood es un gran partido ¿O no Jaehyo? – intervino su padre.

-Sí, lo es. Y tiene razón, ya estoy en edad para casarme...

Ji Ho ya había alimentado a los caballos, limpiado sus heces y le informaron que debía preparar a los dos que jalaban la carreta para que llevaran a la familia a la ciudad para la misa del domingo a la que nunca faltaban. Se encargaba de atar las riendas a los animales cuando de reojo vio a la familia salir de la casa y un pequeño peso lo empujó levemente hacia un lado. Bajó la mirada y vio a Alice abrazándolo de la cintura que era por donde le llegaba.

-Hola princesa - la saludó con una sonrisa, la niña sólo rió divertida.

-Creo que le agradas y eso que ella no se relaciona fácilmente con extraños, eso quiere decir que eres un buen muchacho - dijo la señora de la casa.

-¡Alice! Suéltalo - Jaehyo se acercó y separó a su hermana del sirviente para cargarla en brazos y luego entrar al carruaje sin dirigirle la mirada al otro.

-Discúlpalo, es que es muy sobre protector con su hermana.

-Lo comprendo, no se preocupe - terminó de asegurarse que las riendas estaban bien puestas y partieron.

En la boca de todos en la ciudad estaba una sola cosa, la noticia del día, el acto pervertido y pecaminoso que sería castigado ese mismo día. Dos muchachos, sirvientes de una casa, fueron descubiertos en pleno acto sexual la noche anterior por uno de sus amos. La humillación fue tal que fueron sacados desnudos a la calle en donde todos los vecinos salieron al escuchar el escándalo y se enteraron de la aberración que habían cometido por lo que enseguida las autoridades se los llevaron. La ejecución sería después del mediodía cuando terminara la misa en donde el pastor recalcó ese tema y habló del porqué la sodomía era mal vista ante los ojos de Dios ya que Él creó a los seres humanos para procrear vida, no para cometer actos lujuriosos y mucho menos entre personas del mismo sexo pues esas eran cosas del señor de las tinieblas.

Pecado (Zihyo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora