Capítulo 12

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Los ojos de Jaehyo volvían a captar la luz al abrirlos luego de estar varias horas durmiendo. No sabía qué hora era o si aún seguía siendo el mismo día pero ya se sentía mucho mejor y estaba acostado sobre una sábana empapada de su sudor al igual que lo estaba su camisa. Se sentó y se pasó las manos por la cara y el cabello, bostezó y sacudió su cabeza para terminar de despertarse. A un lado de su cama, sobre la mesa de noche, seguía una vasija llena de agua, un trapo húmedo y un frasco de medicina. Cogió el paño con una mano y lo contempló, recordando a Ji Ho refrescándolo con el mismo hace no sabe cuánto tiempo pero de lo que sí estaba seguro es que había sido un sueño porqué él se marchó y no lo volvería a ver. Un sentimiento de tristeza lo invadió y apretó con fuerza el trapo en sus manos y con rabia lo lanzó al suelo. Impotencia era lo que sentía y odiaba a Ji Ho por haberlo abandonado. Se dejó caer de nuevo sobre la cama y la señora Ahn entró al cuarto.

-Hijo, ya despertaste ¿Cómo te sientes?

De la fiebre se sentía bien pero no del corazón. Enseguida comenzó a llorar y su madre preocupada se sentó a su lado en la cama y lo levantó para abrazarlo y consolarlo. Lo mecía de atrás hacia adelante, acariciando su cabello.

-Mi niño ¿Qué te pasa? Me tienes preocupada desde anoche ¿Qué te acongoja?

Jaehyo no le respondía, seguía llorando en silencio sobre el hombro de su madre. Ahora se daba cuenta lo tan importante que Ji Ho se volvió para él, que a pesar de sentir miedo de esos sentimientos que despertaban en él, no los podía ignorar y le dolía. Durante ese corto tiempo desde que Ji Ho llegó a trabajar a la casa, no pudo impedir que esos sentimientos nacieran en su interior, si hubiese sabido, los hubiese evitado pero llegaron sin previo aviso. Ahora sentía ese vacío, siendo apenas el primer día y no sabía cómo serían los demás, si lo extrañaría hasta el punto de querer llorar todos los días o lo superaría.

La señora Ahn se separó de su hijo y buscó su rostro para secar sus lágrimas y dejar un beso en su frente. Jaehyo sintió un deja vu, como si ese beso ya se lo hubiesen dado antes pero no los labios de su madre si no lo de Ji Ho.

-¿Estás más tranquilo? - preguntó la señora. Jaehyo asintió con la cabeza - Ahora dime por qué estás así ¿Por qué llorabas?

-Es que me siento muy apenado. Anoche fue mi fiesta de compromiso y no pude estar hasta el final. La señorita Charlotte de estar decepcionada y creerá que soy un grosero – mintió.

-Claro que no, ella no cree eso. Ha estado muy preocupada por ti y hasta te acompañó un rato mientras dormía en cuanto llegamos de la ciudad. Durante ese tiempo supongo que Ji Ho se quedó contigo ¿Te tomaste la medicina?

-Ha Sook me la... ¿Qué dijiste?

-Que si te tomaste...

-No no, eso no, antes ¿Quién se quedó conmigo?

-Ji Ho... ¿Sabes que decidió quedarse? Qué bueno porque no quería buscar un remplazo, además él hace bien su trabajo. No sé porque quería irse, me dijo que era por un problema personal pero no quise entrometerme.

-¿Ji Ho no se fue? - pregunto esperanzado, reprimiendo una sonrisa por la tranquilidad que sintió al escuchar las palabras de su madre. Ella se lo confirmó asintiendo.

Ahora Jaehyo ya no se sentía triste, fue impresionante como de pronto se animó y con más fuerza salió de la cama y se cambió la ropa a una limpia y seca. Ignorando a su madre que le decía que era mejor que tomara un baño antes de salir, corrió escaleras abajo hacia los jardines y a lo lejos vio a Ji Ho en el establo guardando a uno de los caballos que debió haber llevado a dar una vuelta. Su corazón dio un vuelco de felicidad a la vez que una enorme sonrisa se reflejaba en sus labios y corrió hacia las caballerizas pero en la entrada del puente se detuvo ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Qué le diría? La noche anterior Ji Ho lo besó mostrándole así sus sentimientos hacia él, sentimientos que no debían existir porque en esa sociedad estaban mal vistos y sería incómodo estar juntos, no podía hacer como si nada hubiese sucedido... ¿Debería Jaehyo contarle lo que siente? Pero eso podría conllevar a que ese pecado que cometían creciera, sería difícil para ambos olvidar sus sentimientos una vez que supieran de ellos. Jaehyo intentaba en ese preciso instante pensar en que podía decirle, no quería darse la vuelta pues quería verlo pero a la vez no quería tener que enfrentarse a él. Mientras se debatía en su interior que hacer, un estruendo que vino de adentro del establo lo asustó, corrió para ver lo que sucedía y encontró a Ji Ho en el suelo y al caballo de su padre algo alterado, levantándose en sus patas traseras.

Pecado (Zihyo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora