1: Nuevo peligro.

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La aldea estaba en crisis, era un día soleado y caluroso en Konoha, lo que hacía peor el estar calmado y pensar en una posible solución. Naruto se recostó en su silla y se masajeó la sien, no hacía ni seis meses que se había hecho Hokage y ya había un problema militar.

La aldea del bloqueo no había querido firmar un tratado de paz con ellos, y temían de que, a raíz de esto, estén preparando algo contra Konoha, que recién ahora había alcanzado la estabilidad después de la gran guerra, Naruto no dejaría que algo ocurriera.

El teléfono de su escritorio sonó, el rubio lo tomó después de unos segundos y habló.

—¿Si? —preguntó algo algo distraído.

—Hokage-sama, su esposa esta aquí y la dejé pasar.

— Claro, Moegui, ya sabes que no hace falta que me avises cuando se trata de Hinata.

Colgó el teléfono justo al momento en que la puerta se abría y la tierna Hinata le sonreía desde ahí, ver esa hermosa sonrisa hizo su día un poco menos pesado.

—¿Atareado, cariño? —preguntó Hinata cerrando la puerta —te ves cansado.

Naruto asintió sin decir nada mientras Hinata caminaba y le hacía un masaje en los hombros para aliviar las tensiones, ella aún estaba un poquito rellenadita después del parto de su segunda hija, Himawari, que había sido hacía dos meses, pero Hinata se mantenía hermosa y cuidada como siempre.

—¿Has oído los rumores, verdad? — preguntó el rubio a su esposa, ella puso expresión cansada y asintió, sabía que Naruto debía estar demasiado abrumado por tanto alboroto en tan poco tiempo.

— Sólo espero que la aldea este bien, Naruto-kun —dijo ella lanzando un suspiro —y que Bolt y Hima puedan tener un buen futuro, sin guerras.

—La aldea del bloqueo no sabe nada de lo que el mundo Ninja ya ha pasado, todas las pérdidas emocionales que tuvimos, todas las heridas, por eso se empeña en hacer esto. Pero ya mandé un espía, se infiltró para averiguar las intenciones de los líderes.

— ¿Y? ¿Sabes algo?

—Pues, los resultados tendrían que llegar dentro de poco, Konohamaru ya ha tenido bastante tiempo allí.

—Me di cuenta, Hanabi sigue molesta contigo por enviarlo sólo.

Ambos rieron.

—Konohamaru podrá, no por nada es mi discípulo. Tu hermana se pone un poco histérica.

—Es el amor.

—Claro —Naruto rodó los ojos y suspiró — Supongo que lo primero que haremos si estalla una batalla es resguardar a los niños de la aldea, ¿no lo crees?

Hinata asintió con decisión, no le importaba quedarse y luchar, pero estaría mucho más tranquila si sus pequeños estuvieran a salvo en otro lugar, aunque, por otro lado, también temía dejar a sus pequeños en manos de extraños, Boruto, de cariño Bolt, tenía tres años y Himawari a penas y había nacido hacía poco.

De repente, alguien golpeó la puerta la puerta, era raro que Moegui no había llamado, Naruto pronunció un "adelante" y se abrió, dejando ver a un chico cansado, sucio pero con ojos amables. Konohamaru Sarutobi.

—Eh, Konohamaru —lo saludó Naruto, Hinata hizo lo mismo y el muchacho respondió a los saludos con una reverencia. —te estábamos esperando.

—Hinata-san, —saludó su joven cuñado, —he traído el informe, Naruto —anunció, Sasuke, Sakura y ese chico eran los únicos que le llamaban "Naruto" a secas, suponía que el respeto se había perdido con todo lo que pasaron juntos.

Futuros... ¿Padres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora