La noche se extendía por toda Konoha y Sakura temblaba levemente mientras cortaba vegetales, Sasuke estaba sentado en la mesa tras ella leyendo y Sarada dibujando, mientras Itsuke observaba todo a su alrededor acostado en su nuevo carrito (que habían comprado esa tarde) le parecía tan irreal estar viviendo aquello, Sasuke no le había hablado desde que salieron de la torre, comprendía que le había tomado de sorpresa como a ella y que él no era tan bueno digiriendo rápido una noticia tan grande.
Ella frió los vegetales con el pollo y le agregó especias, fideos y agua, sacó el arroz y el pescado y virtió cada ingrediente en tres platos para cada uno.
—Sarada, ¿Podrías sacar los lápices de la mesa? Vamos a comer, —dijo con suavidad, Sarada asintió y dejó sus materiales en la sala para luego volver y sentarse.
Los tres comían en silencio, Sarada parecía disfrutar la comida, Sakura le limpiaba los labios y luego se volvía al niño y le daba el biberón, ya que era un bebé muy pequeño aún.
—Sakura, —le habló Sasuke con seriedad, Sarada pareció encojerse en su asiento. Sakura extendió el brazo y tocó la mano de la niña para luego sonreírle, Sarada le devolvió el gesto y siguió comiendo.
—¿Qué sucede, Sasuke-kun?
Él se aclaró la voz, algo incómodo por el temor que inspiraba a la niña.
—deja eso, yo le doy el biberón, tú come.
Ella sonrió y observó al niño, era pequeño y delicado, sus manitas eran arrugadas aún por el parto.
—¿Sabes como hacerlo?
Sasuke enrojeció y bufó para luego negar con la cabeza. Ella rió suavemente.
—Te enseño, Sasuke-kun, no es tan difícil.
Le sacó él biberón al bebé, cosa que lo hizo protestar con un chillido, a punto de llorar. La pelirrosa lo tomó y lo puso contra su pecho.
—Shh, ya pasó, Itsuke.
Caminó hasta Sasuke y se sentó a su lado, a una distancia algo comprometedora, se podía sentir una especie de atmósfera entre ambos, era extraño pero a la vez reconfortante.
—Hum, toma, sujeta su cabeza.
Ella lo depositó en los brazos de Sasuke, el niño era tan pequeño que era como un bultito azul en los brazos del azabache; era un poco difícil, ya que el Uchiha no tenía los dos brazos, pero se las arregló para ponerlo contra su pecho y sujetar su cabeza con la mitad que le quedaba, sus ojos negros observaron al bebé y este inmediatamente empezó a llorar.
Sasuke se deprimió, su propio hijo lo odiaba.
—Ya, tranquilo, —dijo ella a su compañero, solo dale una mirada más amable, — luego le susurró, —también funcionará con Sarada.
Fue un susurro muy práctico, pero aún así provocó una ola de escalofrío en el cuerpo de él, lo contuvo, seguramente habría sido una brisa. Le sonrió de lado al bebé y le acarició la cabeza, él calló un poco, reemplazando los exagerados gritos en sollozos; Sasuke tomó la mamadera y se la dio con suavidad, ahora solo se oían las chupaditas del bebé a la mamadera. Ella sonrió y él no pudo evitar hacer lo mismo.
Después de la cena, Sakura había bañado a Sarada y la llevó a una de las habitaciones de huéspedes de la gran casa Uchiha, ella dejó sus anteojos en la mesita de noche y abrazó un peluche rosa que Sakura le había comprado, el lugar era tan extraño para ella, esa no parecía su habitación, pero sí parecía su casa.
Lo que pasaba era que sí lo era, pero no tenía ese toque familiar que su mamá le daba, aunque la niña no lo notaba.
—Sakula, —había llamado la niña con sus ojos abiertos y abrazando al peluche.
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Futuros... ¿Padres?
FanfictionCuando una nueva guerra amenaza al mundo Ninja, el Hokage, Naruto Uzumaki, decide que esta vez no perderá a lo que más ama: Su familia. Por eso él y sus compañeros de toda la vida deciden revisar los jutsus prohibidos de la aldea y se encuentran con...