Evangeline

Parte 8 Misterio

      Pude verlo en sus ojos. Era diferente, no todo en él era amabilidad y ternura. Algo me había llamado la atención desde que lo vi entrar a la sala de embarque, de la mano de mi mejor amiga, y no fue únicamente su porte. Pero, ¿qué era exactamente? Mis recuerdos aún siguen algo entremezclado, pero no me equivocaba al pensar que ya lo había visto antes. Su voz contra mi oído se sintió familiar cuando me susurró: "Espero que no me hayas olvidado, Evangeline".  Will chasquea los dedos frente mis ojos y salgo de mi mundo alterno. Me distrae un momento, pero los pensamientos son más fuertes y lucho contra ellos para no volver a perder la concentración. Tyler. Sé que he oído ese nombre antes, en algún sitio, pero no lo recuerdo. Me enfado conmigo misma por no hacerlo.

       La casa de Rouse tiene su olor habitual a jazmines, pero el encierro también a dejado su marca y la humedad intenta colarse con sus aromas nauseabundos. Abrimos las ventanas y dejamos que el aire puro del exterior penetre en lugar. Preparamos café y algunas tostadas y disponemos la mesa para la cena. Nadie tiene demasiada hambre así que con eso estaremos bien. El estrépito de platos y tazas me distraen de los pensamientos agobiantes, pero una vez organizado todo e iniciada la cena, me vuelven a arrastrar hasta el pasado, procurando desenterrar el misterio de aquél nombre: Tyler.

                -¿Que te parece a ti, Eva?-. Pregunta Luna, quien ahora me observa sacudir sutilmente la cabeza para despejarme... La miro, confundida.

                -Alguien está un poco distraída...- Comenta. Soltando una risita suave.

                  -Ya Will, deja de molestarla, no vez que queremos charlar-. Dice Avril, apartando las manos de este de en frente de mi cara. Él procura verse ofendido y deja de chasquear sus dedos.

                -¿De qué hablan? -Pregunto, dejando en evidencia mi falta de atención.

                -Avril esta preguntando acerca del viaje, las clases y obviamente, sobre Tyler-. Comenta Rouse, con un ligero cambio de tono al mencionar el nombre de su novio. 

                -Ah -comento vagamente-, seguramente la han pasado genial-. Las palabras salen de mi boca casi por inercia, porque en realidad estoy muy distraída-. Londres es realmente hermoso, o al menos así lo muestran las fotos que has enviado-. 

                -En realidad, tuvimos días lluviosos y fríos-, explica Rouse- el día que tomamos esas fotos fue uno de los poco en los que vimos salir el sol-. Cuando lo dice, dirige una mirada a Tyler, quien esta ubicado en la punta de la mesa, revolviendo su café y jugando con la servilleta.

       No digo nada, solo asiento con la cabeza y dejo que la charla se desarrolle sin mi. Will me observa por el rabillo del ojo, seguramente sorprendido de mi poca participación. Generalmente soy de hablar bastante, siempre comentando y aportando mis ideas; pero hoy todos mis sentidos están ocupados inspeccionando a Tyler, sus movimientos, miradas, y gestos; procuro recordad de dónde lo conozco, dónde lo había visto antes, pero nada. Como es invierno oscurece temprano y por eso no reparo en la hora hasta muy entrada la noche.

                -¡Wow!-, exclamo- creo que debemos regresar ya, Will-. Digo, poniéndome en pie-. Me alegra que estés bien amiga-, le expreso a Rouse, dedicándole una sonrisa-. Cuando acabes de acomodarte llámame, he iremos al parque, si quieres-.

               -¿De veras deben irse ya?-. Pregunta ella, poniendo esos ojos de tristeza con los cuales me implora quedarme, pero debo mantenerme firme. La presencia de Tyler ya se me hace insoportable y necesito irme.

               -Si, Rouse-, digo con voz firme y miro a Will, quien se ha quedado en medio de nuestra charla, aguardando una determinación-. Debemos irnos, papá está esperándome y Will no ha visto a su madre en todo el día-.