Capítulo 1 (Página 6)

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-Vamos a divertirnos un poco- gritaron los Guardianes al unísono- Levántate.

¿Dónde lo llevaban? Kite nunca había salido de su celda, un pequeño habitáculo de paredes descascaradas con dos únicas camas de hierro como lo único que llenaba aquel vacío y que compartía hacía tan solo un día con un decrépito anciano de tez cadavérica llamado Balathid, un sujeto que por lo que se contaba, había pasado la mayor parte de su vida en Ingerdi.

Al ver que Kite hacía un esfuerzo sobrehumano para incorporarse, los Guardianes lo asieron por sus hombros, sin privarse de azotarlo nuevamente. El dolor y el cansancio, ya llevados al extremo, lo aquejaban y le impedían reaccionar.

-Muévete-ordenó tajante el Guardián que estaba a su izquierda

Mientras comenzaba a caminar, Kite enfocó su mente en aquél extraño sueño que había tenido. No sabía cómo, pero intuía que los sueños no eran simples invenciones de su mente. Sentía que una extraña fuerza les daba forma. Ese trono parecía tan real...

El dolor en aquél sueño fue tan intenso que por un momento pensó que moriría sin despertar. Nunca más osaría apoyarse en el trono.

Los Guardianes lo condujeron a los empujones por un oscuro corredor que discurría en direcciones imposibles de imitar por los límites de la mente humana. Esa maravilla arquitectónica solo encontraba su razón de ser en la magia que brotaba de sus cimientos.

La temperatura subió un par de grados. El calor comenzó a asfixiar a Kite y aquello, sumado al olor del costal, formaba una mezcla soporífera que le impedía respirar con normalidad. Supuso que se encontraban atravesando la sala de calderas.

Siguieron caminando un tiempo que a Kite se le hizo eterno. Subieron un largo tramo de escaleras y pasaron luego sobre un piso alfombrado que sorprendió gratamente a sus pies descalzos. "El Vestíbulo Central" intuyó Kite. Desde aquel lugar, podría ver la vil y maravillosa Ingerdi en toda su magnitud. "Si tan sólo pudiese ver"

Aquel sector era, en todo sentido, distinto a las zonas de prisioneros. Un millar de cuadros de arte vanguardista tapizaban cada rincón de las paredes, dándole un poco de vida a lo muerto en los niveles inferiores. Un sinfín de bustos de respetados Jefes de Guardianes que habían reinado en Ingerdi ubicados a cada lado de las puertas decoraban gran parte del vestíbulo. Dos corredores, que llevaban a las alas Este y Oeste de la prisión se avistaban a lo lejos.

El grupo seguía su incansable marcha. Pasaron lentamente por debajo de un enorme y reluciente candelabro de plata, regalo del por entonces respetado Sir Lardorian de uno de sus viajes a las ciudades mercantes ubicadas en el corazón de Ylendir. El obsequio de Nules colgaba con firmeza sobre el vestíbulo, iluminando con sus cientos de velas una inmensa cúpula que ocupaba todo el techo y sobresalía con naturalidad en aquel escenario. 

El grupo se detuvo frente a una plataforma flotante, ubicada en el centro mismo del vestíbulo. Los Guardianes empujaron a Kite sobre la misma y luego ellos subieron. 

La plataforma ascendió grácilmente y sus ocupantes, elevados a varios metros del suelo, atravesaron rápidamente el vestíbulo, perdiéndose de vista en las inmediaciones del corredor Este.

-El momento ha llegado- se escuchó con fuerza en el vestíbulo.

Cientos de Guardianes irrumpieron en el vestíbulo y lentamente marcharon hacia el corredor Este.

Éxodo De LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora