Decimotercer Capitulo

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[Tom]

El panico de la última vez que la vi caer a la pileta, invadió mi cuerpo como nunca pero la adrenalina explotó cuando vi que un poco de sangre manchaba el mar. Sin dudarlo, me tiré de clavado abriendome paso por el agua clara y salada. Cuando la alcance en la profundidad, rodeé su cintura con mi brazo, el cual rosó con una piedra provocandome un pequeño corte en mi codo.

Nadé hasta poder llegar a la superficie, hice un leve impulso y levanté a Yer en el aire, haciendo que llegara al piso y así recostarla. Apoyé mis dos manos sobre el borde de la vereda, ejercí un poco de fuerza y me tiré practicamente para podes alcanzar a Yer. Tome su rostro con una de mis manos y con la otra le daba unas pequeñas palmadas para despertarla - ¡Yer por favor, despertate! - me desespere al ver que no daba ninguna señal. Arrugué mi frente al sentir algo calido en mi mano que agarraba su cabeza. Cuando alejé para ver que pasaba, una gran mancha de sangre llenaba mis dedos – Mierda – Mascullé. Miré hacia mis costados y no encontraba algo cercano como para pedir ayua - ¡Ayuda por favor! - grité desaforadamente, con la esperanza de que alguien me oyera. Volví mi mirada hacia Yerik que todavia mantenía sus ojos cerrados, sin ningun signo vital a la vista. Me arrodille a su lado y apoyé su cabeza sobre mi regazo – Yerik, despertate por favor – de a poco comenzaba a sollozar y las lagrimas marcaban un camino en mis mejillas, por la desesperación del momento.

Un señor se acercó a donde estabamos nosotros, con su celular en mano mientras iba marcando un número. Cuando hablo, no alcance a entender lo que decía ni nada. Mi respiración comenzaba a ser entrecortada y me agitaba, secandome la garganta, llenandome de ganas de tomar agua para poder calmarme, pero hasta que no viera entrar a Yer a un hospital nada me iba a tranquilizar. La persona, vestida de traje, se acercó un poco mas a mí y dictó un par de palabras en italiano. Fruncí un poco el ceño tratando de comprender a que se estaba refiriendo - ¿Eh? - pregunté totalmente perdido. Hizo una mueca y se dirigió hacia los pies de Yer, levantandolos un poco. El cuerpo recuperaba de a poco su ritmo cardíacal y el color volvia a ser casi el mismo, no del todo por la cantidad de sangre que estaba perdiendo - ¿Como mierda se decía “gracias” en italiano? - me puse a pensar pero era imposible concentrarse con el ruido de la sirena de una ambulancia acercandose a donde estabamos – Grazie – Mascullé haciendo que el hombre me mirara y me dirigiera una pequeña sonrisa.

Unos paramedicos pasaron corriendo a mi lado, todo se me pasaba en camara lenta como si fuera una película de suspenso. En el momento en que la subían a Yer a la camilla, el tiempo corria con mayor lentitud. Las voces se me hacian extrañas y yo empezaba a sentirme raro, ¿Qué debía hacer ahora?. Subí a la mediana lancha que nos llevaba al otro lado del mar, donde estaba el hospital. Cuando llegamos al borde, bajaron a ella primero de manera rapida y yo corría detras con mucha desesperación.

Entramos al hospital, recorrimos todo un pasillo largo que nos llevaba a unas puertas, y de ahí a otra pero antes de que pudiera cruzarlas, unos brazos me prohibieron el paso. Miré al medico y negó con la cabeza – No puede entrar señor Parker. Es sala de terapia intensiva – indicó con su indice hacia un cartel que estaba justo encima de mi cabeza. Levante un poco la mirada.

-Necesito entrar – dije desesperado – Quiero verla, quiero saber como esta.

-Va a tener que esperar. Entiendo su preocupación, pero los medicos deben realizar su trabajo sin ningun familiar presente – Asentí - ¿Podría acompañarme hasta la entrada? Debo tomar sus datos y lo de la señorita – Apoyo su mano sobre mi espalda y me empujo sobre el pasillo por el cual vinimos.

Cuando termine de hacer todo lo que me pidieron, fui hasta un telefono publico, introduje un par de monedas y marque el número de Max que era el que mas me sabía.

-¿Hola? - se escucho del otro lado.

-Max, soy Tom – mi tono era frío.

-¡Tom! Por dios man, era hora que uno de los dos llamara – se sobresalto un poco – Hace mas de 40 minutos que los estamos buscando. ¿Donde estan? - tragué con dificultada y de forma notoria, tratando de hacer que mi voz saliera lo mas despreocupante posible, pero no pude. Mi garganta otra vez se secaba y el ardor de mis ojos volvía a aprecer – Tom, ¿Estas ahi?

Amigos con derechos - Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora