2-Guardianes de las Cimas Heladas

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La reina del Norte llevaba varias noches sin poder dormir por culpa de sus pequeñas hijas, porque mientras una dormía la otra lloraba, y así se alternaban sin dejar dormir a Gemma. Wladimir, el nuevo rey del Norte, debía permanecer varios días en el Archipiélago de los Mil Naufragios, y cuando venía traía consigo a su hermana pequeña Irene, que estaba loca.

Una noche, cuando casi estaba amaneciendo, Gemma consiguió dormir a Sara y a Tania, y bajó a los jardines de hielo del palacio. Allí se desahogó desembocando unas oleadas de ventiscas por todo el Territorio del Norte. La reina, repitió esta manía cada noche para liberarse del estrés que conllevaba cuidar a sus hijas y gobernar un reino. Estas ventiscas eran más frías y devastadoras que las normales en el territorio, por lo que los guardianes de las cimas heladas se reunieron delante de la puerta del palacio para prohibir a la reina desatar el caos cada noche. Gemma, indignada, les mandó irse, pero los guardianes se opusieron. Los tres guardianes y Gemma comenzaron una dura batalla dentro del palacio. Estos seres, a pesar de pasar desapercibidos, escondidos en las cimas heladas, eran muy poderosos si estaban unidos. Sus ropajes eran azulados, y llevaban un gorro puntiagudo. También sus orejas eran puntiagudas, y el color de su piel era tan pálido y fría que parecía azul. Al respirar se les congelaba la nariz y de su boca salía humo blanco. Llevaban unas botas muy extrañas, pero lo que más llamaba la atención era un bastón que les sobrepasaba por encima de la cabeza. Los tres juntos empezaron a mover sus bastones y la nieve que había por el suelo y las paredes se empezó a mover. Gemma no tenia mucho aguante, y menos al dormir tan poco. Los guardianes señalaron con sus bastones a Gemma al mismo tiempo, y la nieve le atacó. Gemma congeló la nieve y soltando una carcajada les expulso fuera del palacio, pues no quería despertar a sus pequeñas. Parecía que a Gemma solo le importase no hacer ruido, para que Sara y Tania siguiesen dormidas. Una vez fuera los guardianes disponían de más nieve con la que atacar a Gemma, así que la envolvieron con su poder. La reina no podía congelar la nieve que le rodeaba, puesto que si lo hacía se quedaría encerrada entre el hielo, por lo tanto Gemma quedó enterrada entre la nieve.

Cuando los guardianes se confiaron, Gemma salió de entre la nieve llena de ira y con fuertes ventiscas mandó a cada uno de los guardianes a las diferentes cimas heladas donde debían estar. Como castigo por desobedecer a la reina e intentar matarla, Gemma desató sus peores ventiscas en las cimas heladas siendo imposible escapar de allí. Los guardianes tuvieron que protegerse en cuevas desde donde protegerían el Territorio del Norte como hasta ahora habían hecho.

Además, los tres guardianes, solo podían bajar a la capital una vez al año para entregar un regalo a la reina en muestra de su gratitud por mantenerles con vida.

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