Prólogo: Diario de una esclava

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Prólogo: Diario de una esclava.

27/Noviembre/2012

   Retazos de una mañana nublosa y fría que mi cuerpo resiente en este cuchitril de madera podrida y olores extraños. No sé cuando voy a salir de aquí, pero ya llevo más de una semana y nadie viene a reclamarme aun cuando mis compañeras ya han salido de aquí, solo quedo yo y tengo miedo. Oigo ruidos que estremecen cada parte de mi cuerpo y, aun así, no rezo para que mi turno no llegue. Quiero, no,  deseo de todo corazón que terminen conmigo para así no sufrir más.

   (He encontrado hojas en blanco y un bolígrafo en esta celda, y con ellas os escribo esto… estaban muy bien escondidas, en una baldosa que sobresale del suelo. Por lo que, escribo muy pequeño para que me quepa todo lo que deseo expresaros. Espero que se entienda.)

   Deseo que alguien se apiade de mí, sin embargo sé que eso es imposible. Para ellos solo soy un juguete, el cual esperará a que la lleven al matadero, como a mis demás compañeras.

   Todas acabamos aquí de igual manera, aunque nadie sabe quien fue o dónde vivía, ¡ni siquiera sabemos dónde estamos! Pero yo sí que sé quien soy y de donde… Y os aseguro que antes de esta pesadilla yo tenía una vida plácida y confortante.

   ¡Oh, cómo añoro a mi padre!

   (Aparecen manchas de tinta en la parte inferior de la hoja y solo podemos sospechar que el bolígrafo con el que escribía se ha corrido.)

13/Diciembre/2012

   (Debajo de la mancha de tinta. Ahora escribe con un lápiz.)

   Sigo en el mismo sitio, han metido en la celda a cinco chicas. Siento pena por ellas, pero en concreto por una niña más pequeña que las demás…

   Ya he hablado con las presas y me han contado lo mismo que las otras, a quienes  se llevaron en intervalos de tiempo pequeños: que todo fue inexplicable y que no se acordaban de nada. Hecho alarmante si tenemos en cuenta que yo si lo recuerdo todo…

   No sé para qué nos querrán, pero seguro que no es nada bueno y estoy temblando. Conmigo están tardando más que con las otras, y eso que ellas no contaban sus días, solo esperaban su turno sin quejas… Como cerditos que llevan al matadero…

   No lo conté en mi anterior escrito pero, sedan a las chicas previamente a su rapto. Yo solo he llegado a ver a unos hombres fuertes, encapuchados y ocultos tras unas máscaras  que reían mientras cogían a las chicas que querían y luego se marchaban con ellas. Por las máscaras no he llegado a reconocer a ninguno, y eso me enerva…

   Aun así, creo que tengo ventaja sobre las demás, porque no saben que yo aun recuerdo toda mi vida y que sé quien soy. Seguramente, yo sea su punto flaco…

 24/Diciembre/2012

   De las chicas que entraron en la celda hace días solo quedan dos, la pequeña de catorce años y una mujer de mi edad.

   Cada día que pasa siento más rabia en mi interior y cuando esos hombres asquerosos entran en la celda quiero arrancarles las cabezas con mis propias manos, pero me contengo por mi bien. Ahora bien, no sé si podré aguantar las ganas de matarlos cuando cojan a la pequeña, porque ahí si que no me contengo. Esa chica llora muchísimo y encuentra consuelo en mí o en la mujer de mi edad. Tiene pesadillas todos los días y no come casi nada, temo por su vida antes de que si quiera la cojan…

   Tengo miedo. Por favor, espero que cuando alguien lea esto, sepa vengarnos porque temo que estemos muertas para cuando lo hagan.

   Por favor, recen por nosotras…

Continuará…

Esclava de un Criminal [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora