Autora: ¡Hola! ¿Cómo va la cosa? Espero que os este gustando. Solo quería decir que habrá un pequeño giro drástico en la historia... Algo pasará y a lo mejor no os gusta... Bueno, yo lo dejo a ver que tal os sienta:
¡Disfrutad!
Capítulo XII: Giros inesperados.
Zack
Me devanaba los sesos mientras los miembros de la secta esperaban sentados en la gran mesa a que su líder por fin bajase. Se supone que la hora de la comida era esta, pero R no había llegado todavía y eso me estaba poniendo nervioso. Si se demoraba, significaba que estaría entretenido con Rocío y, por consiguiente, le estaría haciendo daño. Suspiré disimuladamente y noté que T me miraba con sus ojos marrones entrecerrados. ¿Tenía monos en la máscara o qué?
Iba a acercarme a T cuando este, mirando alrededor, se escabullía del salón y salía por la gran puerta. Con asombro, miré a los presentes, pero ellos no se habían dado cuenta. ¿Qué tramaba T? Con curiosidad y algo de tensión, le seguí. Al salir, pude divisar su capa girando en la esquina derecha. Caminé rápidamente para no perderle la pista mientras un frío irracional se apoderaba de mi.
Estaba claro que T tramaba algo y debía averiguarlo. Si resulta que conspira contra R, tendría la oportunidad de unirme a él, pero si lo ayudaba… me lo cargaría. Decidí que antes de sacar conclusiones precipitadas, mejor aguardaría su actuación para ver en qué bando ponerlo. Definitivamente, la otra vez que hablé con él parecía tan asesino como los demás, aunque quizá fuese un disfraz…
Seguí sus pasos seguros, sabía a donde iba y eso me descolocó. R nunca había hablado con nadie, salvo, quizá, un hombre alto y fornido que rondaba de vez en cuando la cocina. Entonces, ¿cómo sabía T encontrar lo que quería? Porque, obviamente, no nos encontramos en el pasillo de las habitaciones de las esclavas.
Su cuerpecillo menudo era sigiloso y rápido, y a mi me costó seguirle el paso sin descubrir mi posición, por lo que, cuando se detuvo delante de una puerta casi imperceptible —ya que estaba formada de rocas iguales a las de la pared—, suspiré aliviado. ¿Cuán lejos estábamos del comedor?
Entonces, T desencajó una de las piedras del lateral que adornaban la puerta y ésta se abrió con un ruido pesado. T lanzó miradas a ambos lados y se internó preocupándose de cerrar después la puerta como antes. Vaya secreto más suculento…
Caminé hasta plantarme enfrente de la puerta e hice lo mismo que T. Cuando esta se hubo abierto, entré y luego la cerré. Me encontré con unas escaleras de caracol ascendentes de piedra. No vi amenaza alguna, por lo que subí con prisa el tramo de escaleras que, adiviné, eran muchas…
Al fin las escaleras acabaron abruptamente por la pared y, desesperado, busqué una vía de escape, al mirar arriba, vi una tapa redonda de color negro. Con destreza, alcé mis brazos y empujé levemente la tapa hacia arriba, cuando lo hice, me subí gracias a las paredes estrechas y a mi altura y noté el viento fresco. Agrandé mis ojos al comprobar que me encontraba en una callejuela oscura y maloliente sin nadie alrededor.
Cuando comencé a asimilar dónde me hallaba, solo pude sonreír como un tonto.
Estaba en la calle…
*~*~*~*
Aproveché la oportunidad para salir del todo y volver a colocar la tapa como antes. Debía avisar a mis compañeros de una vez y actuar para salvar a esas pobres mujeres encerradas. Corrí todo lo que pude hasta que, antes de salir del callejón, T me obstaculizó el paso. Llevaba un móvil en la mano y parecía asombrado de verme, al igual que yo. Pensaba que se había ido para hacer sus cosas de delincuente, pero no, estaba hablando por teléfono y no llevaba su máscara. Su rictus era serio y su cara me sonaba muchísimo… ¿De qué? No me dio tiempo a hablar pues T se lanzó contra mi cuerpo y me tumbó en el suelo bocabajo.
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Esclava de un Criminal [Borrador]
Misterio / SuspensoRocío, con tan solo 24 años, criminóloga y con trabajo, era feliz a su manera. Tenía a su padre, sus tíos, su único amigo Zack... Pero nada de eso la salvó de sus garras. Un asesino en serie azotaba las calles de Alaska y nadie había logrado atrapar...