Capítulo II: Mi turno

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Autora: ¡Hola! Traigo el segundo capítulo de esta historia ^-^ Aviso que contiene escenas fuertes. No sigáis leyendo si no os gustan...

Bueno, si aún quieres leer, pues adelante xD

Capítulo II: Mi turno.

25/Diciembre/2012

 

   Llevo una eternidad encerrada en la misma celda y no veo el momento de escapar. La comida que me dan es horrenda y las chicas que llegan se van conforme pasa el tiempo.

   Todavía no han cogido a la chica pequeña y me siento mejor si sigue aquí. Mientras yo la cuide todo estará bien. Se acercaba la hora de todos los días. La hora en la que ese encapuchado entraba en la celda y se llevaba a una sola mujer. Eso me dejaba un vacío enorme, pero no tenía espíritu suficiente como para combatir contra ese monstruo.

   Sabía que, cuando me cogieran, pelearía con todas mis fuerzas, aunque éstas ya se me escaparan. Estaba muy débil y no sabía hasta qué punto podría defenderme de sus ataques. Porque seguro que me torturaban. Entonces pienso en las pobres chicas que murieron descuartizadas a manos de estos criminales y se me hiela la sangre.

   Un ruido de pasos pesados irrumpió en el pasillo de las celdas y todas comenzaron a temblar. La puerta de nuestra prisión se abrió para dar paso al hombre de siempre, con su máscara característica y esa gran capa. ¿Por qué llevaba esa estúpida máscara? ¿Qué temía, que supiéramos quién es? Vaya ironía, ¡pero si las pobres ni siquiera sabían sus nombres! Sin previo aviso, se acercó hasta la pequeña y sonrió lascivamente. ¡Me lo cargo! Pero antes de hacer nada, me miró fijamente y puso una mueca de asco. ¡Bien, al menos sabía que no le resultaba atractiva físicamente!

   Se acercó a mí y me preparé para lo inminente. Era mi turno, ahora o nunca. Estaba en un rincón, por lo que él se tuvo que acercar bastante para poder cogerme. Todo estaba oscuro así que no veía nada, sin embargo yo conocía esta celda a la perfección, por lo que tenía ventaja —o eso era lo que quería creer—. Levantada, cogí impulso y con las pocas fuerzas que tenía le asesté un puñetazo en el estómago. Éste se retorció de dolor, pero duró poco pues cuando yo me dirigí a la salida otro hombre distinto me impidió el paso cogiéndome por los hombros.

   Le miré a los ojos con rabia, pero éste ni se inmutó. Era él, el asesino que me atrapó.

   —Señor, ¿ha venido expresamente a por esta? —preguntó al que golpeé entre jadeos. Me miró con desprecio y le dirigí la misma mirada.

   —Vuelve a tu puesto, ya me encargo yo. —sentenció el nuevo asesino con voz monótona. El otro asintió y salió rápidamente. Maldita sea, esa voz de nuevo. ¡Es el que me atrapó en la comisaría!

   Ojeando las posibilidades de huir, no me di cuenta de que él me contemplaba cual juguete. Esos ojos grises eran peligrosos.

   —Vamos. —tiró de mi brazo con dureza, pero me paré en seco.

   —No. Si vas a matarme, prefiero que lo hagas ahora. —expresé agitada. Éste suspiró con resignación.

   —Si lo prefieres…

   A continuación él me propinó el mismo golpe que días antes, haciendo que ya no viera más…

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Si sentir calidez es un privilegio, soy una privilegiada. Nada más despertar, me encontré tumbada en una cama con la colcha encima de mi cuerpo desnudo…

Esclava de un Criminal [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora