Capítulo V: Reencuentro

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Capítulo V: Reencuentro.

 

 

Rocío

Con el recuerdo de algo realmente hermoso, me desperté en la cama de esta horrible habitación y sentí un dolor punzante en mis partes íntimas. Con un quejido, levanté la colcha y observé la mancha de sangre que reposaba en las sábanas. Me llevé las manos a la boca y ahogué una exclamación.

Miré la hora con los ojos llorosos, eran las 6 de la mañana, ¿cuánto había dormido? Seguro que, en cuanto habíamos terminado, el asesino se habría marchado… Sin pensar demasiado en eso, me levanté, pero no sentí las piernas, por lo que me volví a caer en la cama. Frustrada con todo esto, y, además, con añoranza de mi padre y mi amigo Zack, me volví a levantar, esta vez con éxito, y me fui al baño…

Allí, delante del espejo, examiné mi cuerpo desnudo…

Tenía cardenales en los hombros, en la mejilla y… en mis ingles. ¡Fue un bruto que no se detuvo aunque fuera mi primera vez! ¿Pero qué esperaba? Después de todo, me han violado…

Si no hubiera sido porque me imaginé a Zack en vez de ese hombre despiadado, me hubiera muerto de la tristeza, y, aun así, estoy fatal porque sé que no ha sido como yo habría querido.

Mi primera vez debería haber sido con rosas rojas y velas alrededor de la habitación, algo típico de las novelas románticas, no esta carnicería que me ha hecho… ¡Lo odio! ¡¡Lo detesto y ojala que salga de aquí para poder vengarme porque ahora si que lo mato!! Me metí en la bañera y giré la llave para que saliera el agua. Como siempre, estaba helada.

Tiritando pero con deseos de quitarme del todo la sensación de sus manos tocando todo mi cuerpo, fui dándome con esmero por cada parte de piel que veía. Llegué hasta hacerme daño, la piel la tenía totalmente enrojecida y mis ojos chorreaban lágrimas de ira y de promesas… Me vengaré, lo juro por todo lo que más quiero. No dejaré que siga viviendo más, ¡no lo permitiré!

Tiré el bote de gel en el suelo, estaba muy mal, quería morir por el trato que recibí y por haberme dejado tocar por ese hombre, ¡¡me odiaba, maldita sea!! Lo que más repugno de mi, es que soy débil, débil ante esas caricias tan asquerosas que me dio.

Cuando acabé con el llanto y las ganas de morir, me envolví en una toalla –antes no había nada de toallas ni de jabón –, y salí del baño, la puerta de la habitación se abrió mediante la llave y tirité porque sabía de quien se trataba.

Inmediatamente, entró un hombre con la vestimenta característica de la secta y, cuando se dio la vuelta, no pude ver su cara pues llevaba una máscara dorada y la capucha encima de su cabeza. Aunque no necesité que se quitara todo eso para saber que era el asesino.

Caminando lentamente hacia mi, fui retrocediendo, aterrorizada de que buscase algo parecido a lo anterior. Él no sonreía, tan solo me veía con sus ojos… ¿verdes? Le miré mejor, era algo más grande de estatura y tenía lo músculos justos, no como el asesino, quien sí que era musculoso.

Desconfiada, no dejé de caminar hacia atrás con las manos apretadas fuertemente a la toalla. Después de unos segundos en los que me analizó de arriba abajo, habló.

Esclava de un Criminal [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora