Capítulo VII: Carne para comer

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Autora: ¡Hola de nuevo! Solo digo una cosa: no leáis si sois sensibles a ciertos temas o simplemente eres menor de edad. Por favor, luego no quiero reclamaciones ^-^ Sin más, disfrutad.

Capítulo Siete: Carne para comer.

Zack

Cuando Rocío salió del salón en brazos de ese criminal quise arrancarle la cabeza. ¿Cómo se atrevía a tocarla de ese modo? ¡¡Me hervía la sangre y quería ir a su lado para matarlo con mis propias manos!! 

Ella se veía tan frágil, insegura… aterrorizada. Y yo estaba ahí sentado, vigilándola mientras él la manoseaba. Y, lo peor es que ahora le estaría haciendo de todo. ¡Joder!

No sabía porque, pero verla desnuda me había hecho sentir extraño, como si me doliese que se mostrara desnuda delante de tantos hombres, por eso le rocé la mano, para transmitirle fuerzas. Pero de nada le servirían ahora que esta en manos de ese pervertido sádico.

Ver esa muerte delante de mi y no haber podido intervenir me hacía sentir como un total inútil. No podía hacer nada y la impotencia de no haber salvado una vida me estaba matando. Me lo dijeron bien claro, NADA DE LLAMAR LA ATENCIÓN. Y era la única cosa que no podía hacer bien. ¡Maldita sea mi suerte! Sino fuera porque Rocío esta metida en el ajo, seguramente no habría aceptado el caso, pero es que verla tan mal, tan desprotegida… ¡me mataba!

El caso es que creía de corazón que ella no había sido tocada por ese hombre, pero ahora estaba claro, sino lo había hecho ya, lo haría en este mismo instante. Mientras yo pensaba en ella, sentado en la cama de la habitación de “mi esclava”, Rocío estaría siendo tocada por ese hombre, ¡y lo peor, le haría daño!

Quería golpear algo, destrozar todo el lugar y gritar hasta quedarme afónico, pero la chica de mi lado se asustaría y no era plan de ponerla en mi contra. Necesitaba en qué pensar y tranquilizarme, porque saldría perdiendo entonces.

Cuando me vio ese hombre sin la máscara pensé que todo estaba perdido, pero resultó que no le dijo nada a nadie, así que me tranquilicé, pero ahora que se el peligro que corre Rocío…

Hacía tres horas que salí de esa sala de orgías con la chica. Cuando ellos estaban concentrados me escabullí de la mano de la chica y me fui sin problemas. El caso es que ahora que lo pienso, el gilipollas del líder había montado esta secta para follar, eso estaba claro. Pero era tan podridamente perverso, tan inútil en cuanto a sus propósitos… ¡pretender ser inmortal era de locos! Solo una panda de trastornados mentales se creerían semejante fantoche.

   –Gracias. –escuché un agradecimiento débil. Era la chica rubia, quien ni siquiera me miraba. Le había dado mi capa para que se tapara con algo. No soy de piedra y verla desnuda me incomodaba.

   –¿Por qué? –pregunto algo confuso. Esa chica no me tiene que agradecer nada, ella no debería estar pasando por eso para empezar.

   –Porque no me has tocado ni una vez en esa sala del pecado. –respondió sonrojada. Desde que la había visto desnuda antes no había perdido ese tono en su cara, y eso la hacía ver adorable.

Esclava de un Criminal [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora