Capítulo XIV: Escape.

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Capítulo XIV: Escape.

 

Rocío

La hora de la verdad había llegado. Jacob me estaba sosteniendo mientras apuntaba a Zack con esa pistola que se había sacado. Éste último, tenía las manos alzadas y había tirado el cuchillo al suelo. Richard, tendido en el suelo con los ojos cerrados, no daba señales de que fuera a despertar. Sabía que Jacob se había encargado de matarlo, pero… ¡no podía ser real! Rezaba para que se despertara y ayudara en algo.

Annie estaba más asustada que yo, y eso ya es decir. Se había encogido en un rincón y lloraba desconsolada. Pobrecita, le quedaría el trauma para toda la vida. Jacob dijo algo que me heló la sangre, y a partir de aquí, todo sucedió muy rápido.

   —Vas a morir, Zack.

Y luego, por instinto, me revolví entre sus zarpas para quitarle la puntería y que fallara, pero…

   —¡¡Quieta!! —gritó Jacob y disparó.

Cuando oí el disparo, el alarido y la caída supe que había acertado. El disparo había llegado al cuerpo de Zack haciendo que él se… se muriera. Abrí los ojos y vi a Zack tendido en el suelo, con los ojos cerrados y una postura muy rara. Quería correr a por él, pero Jacob me tenía bien sujeta.

   —¡¡Zack!! —grité y mi garganta se desgarró.

   —Uno menos. Bien, ahora vas tú, gatita.

Tras decir eso, me arrastró por el pasillo, en dirección a la nada. Su fuerza era palpable, me clavaba sus dedos en mi muñeca y me lastimaba. Yo intentaba soltarme y escapar, la niña se había quedado allí, ¿qué haría si la encontraban los asesinos? ¡Dios ayúdala! Forcejeaba, gritaba, lloraba, pero nada hacía que me dejara. Entonces, paramos justo enfrente de una puerta oscura, de piedra. A su lado, había unas teclas con números, las que pulsó hábilmente y la puerta se abrió de inmediato. Entramos y ascendimos por un ascensor.

En silencio, subimos plantas y plantas, sin decirnos una palabra. Yo tenía miedo de que me matara allí, pero no. Solo me condujo hasta otro pasillo vacío y oscuro. Hasta otra puerta, de metal. La abrió con un juego de llaves y entramos. Cerró de nuevo y luego él miró la estancia.

Era un cuarto sin muebles, con solo una cama en el centro, sin sábanas ni colcha, solo el colchón. Me estremecí ante la impersonalidad del cuarto. Jacob me soltó y corrí hacia la puerta, tratando de escapar. Pero estaba cerrada, como ya sabía. Él me miró muy furioso, trataba de sonreír sin éxito. Solo un gruñido salvaje me hizo ponerme alerta. Estaba muy pero que muy cabreado. Y yo iba a ser vilmente matada por este asesino.

   —Ya sabes lo que viene ahora, gatita. Tanto tú como yo sabemos que no veremos el cielo mañana. Así que, no te resistas. —advirtió sacando su pistola. Luego la tiró al suelo —.Pero no obtendrás una muerte igual a la de tu amado Zack. —pronunció su nombre con desprecio —.Sino que te mataré lenta y dulcemente, con mis propias manos.

Dicho esto, se acercó a mí, y yo huí de él como pude. Si Jacob se acercaba por la derecha, yo me iba a la izquierda, si venía de frente, me escabullía como podía, y así pasamos unos minutos de duelo extremo. Hasta que terminó riendo como un loco y dijo:

Esclava de un Criminal [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora