Capítulo 13. Entre cuatro paredes (erótico)

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*Por que no le doy una visita a mi coordinador en su cuarto?* pensé, emitiendo una sonrisa.

Me quité los zapatos, me mire al espejo para armarme de valor, y salí del cuarto. Bajé por las escaleras lo más lento que pude y caminé hasta su puerta, la 206.

Respire profundo unas veces, y cuando por fin me animé a tocar, escuché voces. En la otra punta del pasillo, estaban Nicolás y Samanta, ella preocupada observaba su nariz, el se aprovechaba de su hospitalidad, y le llenaba de besos la cara, *que tiernos*, llegué a pensar. Unos segundos más tarde, se metieron juntos a la habitación de Samanta.

Observe el cartel que indicaba el número de la habitación nuevamente y sin más, toqué. Al despegar mi puño de la puerta, sentí mi corazón agitado, y mis manos sudorosas. La puerta de abrió y ahí estaba él, sonriente.

"-Hola, em, mis amigas se durmieron y no me responden, no tengo donde dormir. Puedo pasar?-" fue la mejor mentira que se me ocurrió.
"-Que? Eh si claro, pasa...-" asintió con la cabeza y avancé en el cuarto.
"-Estas solo?-" pregunte, lo cual fue muy tonto por que nadie mas se encontraba allí.

Tomé asiento en una cama, que minutos más tarde me entere que pertenecía a Santino. Charlamos unos veinte minutos sobre tonterías, y llegaron Santino y Dante a su habitación. *Joder*

Comenzaron a hacer chistes, ya que habían adivinado mis segundas intenciones, luego de media hora bromeando, se durmieron, y quedamos Luciano y yo, en el silencio.

"-Veni, acostate conmigo-" me dijo, y sin pensarlo dos veces, me recoste junto a el, apoyando mi cabeza en su pecho.
El simplemente me abrazó, y comenzamos a besarnos. Una vez más su piel junto a la mía, esta vez, más cerca. Sus manos recorrían mis brazos y luego mi espalda, por debajo de mi blusa. Yo acariciaba su pelo, besándolo muy lentamente, jugando con su lengua.

Sentía el calor avanzar por mi cuerpo, las mariposas habían desaparecido, sentía sus caricias casi incendiando mi piel.

Sus manos comenzaron a bajar por mi cuerpo, y desabrocho mi short, bajándolo lentamente, y con él, mi ropa interior. Sus manos investigaban mi cuerpo, y cuando ya no quedaba más por recorrer, introdujo sus dedos en mi.

Mi corazón comenzó a agitarse, estaba totalmente encendida, por lo que comenze a desabrochar su pantalón, que podía sentirlo más apretado que hace unos minutos, bajé su pantalón y su ropa interior, dejando su sexualidad fuera.

No podía creer que eso estuviera pasando, no podía creer que lo tuviera en su cama, solo para mi.
Comencé a tocarlo lentamente, y pude notar que su respiración al igual que la mía, estaba comenzando a acelerarse.

"-Date la media vuelta-" dijo suavemente en mi oído, y comenzó a besar mi cuello.

Sin pensarlo dos veces, lo obedecí, y gire, dándole la espalda.
Me dio unas caricias en la espalda, y llegó a pen*trarme. Me tomó de las caderas, y comenzó a moverse lentamente. Cerré mis ojos, dejándome llevar, y lancé un suspiro.

Continuó moviéndose lento detrás de mi, y derrepente paró.
"-No podemos hacerlo con libertad si están ellos acá durmiendo-" dijo en mi oído refiriéndose a Santino y Dante.
"-Que querés hacer-" pregunté casi preocupada, no quería que fuese a parar.
"-Vamos al baño-" dijo, al instante en que emití mi pregunta.
Rápidamente salió de mi, y nos subimos la ropa.

Caminamos hasta el baño en la oscuridad del cuarto, y al entrar, cerró la puerta, poniéndole el seguro.

"-Ya estamos solos-" me dijo. Y escuché su cinto desabrochándose. Se acercó a mi, y comenzó a besarme otra vez, me dio la media vuelta, y nuevamente quedé dándole la espalda, haciéndome apoyar las manos contra la pared.

Sentí sus manos haciendo contacto con mi cuerpo nuevamente, bajó por segunda vez mi short, y mi ropa interior, dejándolos caer en el piso. Me tomó por las caderas, y se hundió en mi nuevamente, pero esta vez con más rapidez y más fuerza.

Logré cubrir mi boca con mis manos, evitando que mis gemidos se escucharan, para que Dante y Santino,  no se despertasen.

Lograba girar mi cuello por momentos, para besarlo, lo que lograba que me exitara mucho más, y a el también, por que embestía contra mi con más fuerza, acercándose cada vez más a mi, tomando mis pechos por debajo de mi corpiño.

Varios minutos más tarde, comenzó a moverse lo más rápido que pudo, terminando por fuera de mi, y comenzo a besarme muy lento, tomandome por las caderas.

Su respiración aún estaba agitada y la mía igual, ya que había podido terminar junto a él. De forma lenta comenzamos a vestirnos, y luego de unos largos besos, salí de su habitación corriendo de la euforia.

Al llegar a mi cuarto, toqué, rogándole a Dios que alguien me abriera. Bingo! La puerta se abrió, Aleix.
*Que hace acá?* pensé. Daba igual, solo quería dormir, ya eran las 7:30, y al otro día iríamos al Cerro Catedral, muy temprano.

Llegue al pie de mi cama, y pude ver a Luis, durmiendo en ella. Nuestra habitación era para cinco personas, por lo que sobraba una cama, cama que estaba utilizando Aleix. Ya que había entre nosotros una amistad con confianza, decidí acostarme detrás de el.

"-Donde estabas?-" preguntó Aleix curioso.
"-Em, estaba con Luciano, en su habitación-" respondí, a lo que el rápidamente captó lo que había sucedido.
"-Lo hicieron?-" preguntó una vez más.
"-Si-" respondí cortante, suborizandome.

Aleix rápidamente se durmió, yo intentaba pero realmente no podía. Todavía podía sentir las manos de Luciano pasando por mi piel, había sido mágico, su forma de besar, sus caricias, como se movía dentro de mi, realmente me sentí cuidada.

*Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. No usamos protección, Luciano no uso condón!!* fue todo lo que pude pensar.

Destino BarilocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora