Prologo

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Corría lo mas rápido posible, todo lo que sus pies le permitían, una sensación de adrenalina combinado con temor le recorría por todo el cuerpo, el solo era un chico un tanto ingenuo, ¿como iba a saber que aquello era tan grave?.-¡Joder!-. exclamo al chocar con una rama, la cual le impedía el paso. Miro hacia atrás mientras volvía a correr, aquellos hombres fuertes y corpulentos le persiguen aun, con sus letales armas cargadas para arrancare la vida... le sorprendía que aun no lo hubieran echo.Estaba tan cansado y adolorido; su corazón le palpitaba a una velocidad alucinante, sus manos le temblaban y en su mente divagaban millones de preguntas, ¿Ella estará bien?, ¿podría volver a verla?. Lo mejor seria alejarse.A pesar de todo el caos que había creado, su corazón le exigía arriesgarse y crear mas escándalo. Sabia que su padre jamas le perdonaría tal barbaridad, claro, porque para el todo lo que estaba fuera de su alcance y sus estrictas reglas, debía ser exterminado. No estaba dispuesta a dejara ir tan fácilmente a ella, y menos sabiendo tal noticia.Cuando veía todo perdido al fondo, situado en una gigantesca roca, se hallaba un gran portal, esta era su ultima oportunidad de escapada.-Jamas me dominaras padre-. Dijo para si mismo, aun con los hombres detrás de el persiguiendo su rastro, salto cayendo dentro del portal, vio como todo lo que alguna vez fue su hogar se desvanecía, recuerdos vagaron por su mente, pero si quería ser libre y con la persona que amaba debía de correr el riesgo de abandonar su hogar.

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Ella agonizaba, las contracciones eran cada vez mas fuertes, sentía que se desmayaría. La tenían en una camilla, estaba sola junto a su hermana, quien en ese momento la estaba acompañando, como deseaba que el hombre que amaba estuviera ahí con ella. Pero no, la noche anterior habían discutido y eso provoco el adelanto del parto, sabia que no era un bebe cualquiera, lo presentía. El doctor se acerco.

-Tendrá que ser por cesárea, sus caderas son muy angostas, su cuerpo no resistiría-. Comento el doctor, la mujer aun adolorida y con una nueva contracción grito:

-¡Haga lo que sea!, ¡pero sáquela ya! ¡ahh...!-. Respiraba agitadamente, mientras apretaba la mano de su hermana.El doctor llamo a una enfermera, la cual le coloco la anestesia, pasaban los minutos y ya no sentía tanto dolor, estaba mas relajada. La transportaron a otra sala, ahí llevaron a cabo la operación. Vio como el doctor tomaba el bisturí, todo comenzó a pasar demasiado rápido, escuchaba la voz de las enfermeras pero no entendía nada de lo que decían, solo sintió que un bulto calentito le ponían en su pecho, automáticamente llevo los brazos sobre aquel bulto, escuchaba su llanto, era melodía para sus oídos, el momento mas hermoso de su vida, su tesoro, su bebe, estaba en sus brazos, lagrimas comenzaron a caer, era hermosa.A pesar de que no había echo fuerzas se sentía extremadamente cansada, sintió como una enfermera tomaba el bebe para limpiarlo, sus parpados le pesaban, su respiración era mas pausada, lo ultimo que logro escuchar fue:-Su respiración se va, sus pulso se debilita, rápido el oxigeno-. Luego de eso no tuvo conocimiento de nada.

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El llego al hospital, no podía permitir que mataran a sus hijas, sabia que eran dos e incluso manipulo la mente del doctor, para que le dijera a su amada que era solo una. Lo tenia planeado, sabia lo que tenia que hacer. No podía correr el riesgo de que sus tres tesoros murieran, había tomado su decisión.Fue a la habitación de su amada, abrió la puerta, ahí estaba ella con los ojos cerrados, se veía tranquila, estaba pálida, pero lo importante es que seguía viva. Se acerco silenciosamente, no quería despertarla, no quería darle explicaciones ni mucho menos manipular su mente.-Algún día entenderás, se que te sentirás sola, pero no lo estas, siempre estaré contigo. Te amo, no lo olvides-. Le dio un beso en la frente para luego posar sus labios con los de ella. Se retiro de la habitación con un nudo en la garganta, cuánto deseaba ser normal y disfrutar su vida con ella y sus dos pequeñas.Entró a la sala donde reposaban sus dos tesoros, se acercó para observarlas, eran realmente preciosas, se parecían a su madre. Se le aguaron los ojos emitiendo un pequeño sollozo apenas audible, deseaba haber estado ahí con ella en el parto. Pero no era tiempo de pensar ni lamentarse, sino de actuar, tomo a la más pequeña, sonrió al tenerla en sus brazos, escucho la voz de una enfermera, espero a que entrara para luego manipularla como lo había hecho con los demás trabajadores del hospital.Salió del hospital con su hija en brazos, protegiéndola del frío, la bebe lloraba y el la acariciaba haciéndola callar. Camino hacia una casa, toco el timbre y por ahí apareció una muchacha castaña. Controlo su mente.

-Esta niña te la has encontrado, la criaras como si fuera tu hija, la amaras y cuidaras, no dejarás que nadie te la quite-. La muchacha asintió, el miro su hija transformando el rostro de la pequeña pero manteniendo algunos rasgos de su madre. Dejo el bebé con la muchacha, no se despidió pues sabia que la vería de nuevo, seria su sombra, su guardián al igual que con su otra hija y su amada. Sabia que eso era lo que debía de hacer, era lo correcto...

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