Confusion

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Midori se encontraba acostada en una cama de hospital con un yeso en el tobillo derecho, ella miraba por la ventana esperando a que el vampiro apareciera.. Estaba tan emocionada por la conversación que estaban teniendo en el vehículo ese día que al despertar en el hospital y sólo ver a la pelirroja le descolocó completamente, temió lo peor.

-lo has hecho bien Midori, Leonard está completamente enamorado de ti-sonrió la líder entrando en la habitación interrumpiendo los pensamientos de la joven

-no lo creo, ya han pasado dos semanas y no ha venido a verme ni una sola vez-dijo sin mirarle directamente

-no ha venido porque él cree que sólo te causará sufrimiento si está a tu lado, no quiere que su preciada humana muera por su culpa-

-¿qué debo hacer ahora?-

-esperar a que él venga por ti por ir a buscarle cuando te recuperes, lo dejaré a tu criterio-dijo saliendo de la habitación

El cielo anaranjado del atardecer tenía un atractivo especial en los vampiros, el modo en el que aquella gran masa dorada sobre ellos cambiaba de tonalidades les causaba un placer inimaginable. A pesar de eso allí se encontraba Leonard, dándole la espalda con la cabeza gacha y los puños apretados, mientras que en su interior se encontraba luchando contra sí mismo por no ir a verle.

-¿qué pasa por tu cabeza?-dijo Sho sentándose a su lado

-¿no puedes leerlo?-

-no, tu mente está inconscientemente cerrada-una de sus manos se posó suavemente sobre la cabeza del chico, quien al sentir aquel gesto relajó un poco los músculos

-quiero verla-sin levantar la mirada del suelo

-¿por qué no vas?-

-no quiero que le ocurra algo, es tan frágil-

-eso es lo que más nos atrae de ellos, su fragilidad. Por eso mismo es que debes disfrutar cada momento con ella pues puede ser el último-

-¿qué hay de tí?, ¿te has enamorado de alguien?-

-no sé si la palabra correcta sea enamorarse, pero me encariñé bastante con un humano, aunque era menos frágil de lo que pensaba-sonrió con tristeza-te hubiese dicho que no te enamorases, debido a que sufrirías demasiado, pero dadas las circunstancias, mi consejo es que disfrutes tu tiempo con ella y la cuides, no la condenes, ni por muy solo que te encuentres cachorro-le palmeó la espalda y le dejó pensar tranquilo.

Unos delicados brazos le rodearon el cuello y un peso ligero se sintió sobre su espalda, acompañado por sollozos y pequeños estremecimientos del cuerpo sobre el. Leonard pasó su brazo derecho por detrás de su espalda encontrándose con la cintura de la joven, tomándole y atrayéndole a su regazo, abrazándole fuertemente, llorando sobre el cabello de la joven.
-¿por qué no fuiste a verme?-
-no quiero hacerte daño ni ponerte en peligro-
-¿y por qué decides por mi?, no me importa morir si es contigo-
-no me digas esas cosas-
-es cierto, no me quiero separar nunca más de ti-
-¿lo prometes?-
- lo prometo-dijo la joven- pero tengo miedo, ¿que pasa si algún vampiro quiere dañarme?-
-lo mato-
-pero no siempre podrás estar conmigo para protegerme-
-entonces me uniré a ustedes para acabar con los problemáticos-tomando su rostro entre sus manos y besando aquellos labios que eran tan dulces como su esencia, lo que le inhibió todo deseo de sangre que tuviera, su cuerpo se sentía completo cuando estaba con ella.
-ven conmigo entonces, luchemos contra ellos-
-¿ahora?-
-sí, no te pueden ver los vampiros o no te dejarán ir conmigo-
-tienes razón, vamos- Sho miraba desde lejos como los chicos se iban y esperaba no tener que cruzarse con este vampiro enamorado.

El vampiro perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora