Nuevamente Japón

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Los tres vampiros llegaron al puerto de Tokio y fueron trasladados en un automóvil polarizado y blindado hasta la morada que el ahora líder compartía con sus compañeros de banda.

- Kame, te pasaremos a dejar a tu casa - dijo mirando al aludido sin mucho ánimo

- Leonard o Nobuhiro, como quieras que te llamemos te hospedarás en mi casa, tenemos habitaciones de huéspedes bastante cómodas - sonrió por cortesía y siguió mirando por la ventana.

- Leonard, el otro nombre me trae dolores de cabeza - sujetándose la cabeza con ambas manos

El otoño en Tokio estaba recién comenzando, por lo cual, las hojas de los árboles estaban todas aún en las ramas, con la diferencia de que se encontraban teñidas en distintos tonos de café. El viento no sólo mecía las ramas, sino también cabellos y faldas de algunas chicas osadas que, a pesar del frío que hacía, aún las ocupaban.

Kame tenía la mirada fija en cada una de las chicas que pasaban por fuera, como si cada una de ellas fuese una potencial presa que engatusar. Mientras tanto Leonard miraba todo con una mezcla de sensaciones, entre nostalgia, asombro, tristeza y nervios. Se sentía muy ansioso de conocer su nueva morada.

Al bajar ambos vampiros del automóvil, luego de dejar a Kame en su casa, un olor a flores les penetró con fiereza la nariz, haciendo que ambos se quedaran pasmados y detenidos un tiempo, intentando descifrar de donde provenía el aroma.

Como no lo lograron caminaron con lentitud hacia el interior de la casa, encontrándose de lleno con Sho y Aiba, arreglando el jardín con algunas flores.

- ¿Por qué precisamente esas flores tan fragantes? - preguntó Jun con el ceño fruncido, ambos chicos le miraron y salieron a su encuentro.

- Jun, no nos avisaste que vendrías - dijo el segundo al mando, mirándole con una sonrisa inquisidora

- Quería que fuera una sorpresa - sonrió alegre y sinceramente - Leonard Kiegard, estos son mis amigos, Masaki y Sho - dijo indicando oportunamente a cada uno mientras los presentaba

- Un gusto - dijeron ambos mecánicamente

- Vivirá con nosotros un tiempo, Sho, ¿puedes mostrarle alguna de las habitaciones de huéspedes? - ambos venían con su equipaje en las manos

- Obviamente, sígueme Leonard - dijo el chico rojo sonriendo amplio, entrando a la casa

- No me respondieron lo de las flores - dijo Jun mirando a Aiba

- Estaban en un paquete esta mañana, alguien lo dejó en el correo - sin decir más, entraron

La casa estaba ordenada, gracias a que Sakuraiba no tenían actividades en TV hasta que Jun regresase, la casa tenía un olor exquisito, Aiba había aprendido a cocinar por internet.

- Huele delicioso, me recuerda la comida de mi madre - dijo Jun sonriendo con nostalgia

- Ese es el resultado se buscar recetas tradicionales - el chico verde se dirigió a la cocina y dejó un plato servido sobre la mesa

- Gracias Aiba-chan, pero ya no como comida de humano desde hace un tiempo - sonrio y suspiro, devolviendo el contenido del plato en la olla.

- Acá podrás instalarte con confianza, que tu estadía con nosotros sea buena - sonrió el chico antes de caminar a la puerta

- ¿Era tuya la sangre que llevaron en un maletín hacia Rusia? - el menor tenía una curiosidad insaciable

- Sí, supongo que mi sangre corre por tus venas - sonrió volteando

-Tu olor te delata, Supongo que tu serás más sincero, ¿quienes son los Niimura? - el pecho de Sho se contrajo

- ¿Por qué quieres saber de ellos?- dijo sin mirarle

- Porque es mi apellido original, no Kiegard, como puedes notar, el nombre con el que me presentó Jun no concuerda con mis rasgos - Leonard sonrió de lado - ese es el nombre que recibí luego de que me adoptaran -

- Si Jun no te lo dijo es porque algo trama, si quieres saber la verdad, debes convencerle, yo no puedo hacer nada - Sho se eximió de ese problema.

- Mi bello vampiro, no sabes cuanto extrañé oírte hablar y mover esos labios tan lindos y sensuales que tienes - susurró la pelirroja a lo que Sho se sonrojó, le había oído, pero no se había vuelto a verle, como suponía esa criatura con la forma de su hermano no tenía los mismos poderes que habían desarrollado ambos. La chica antes de que el menor se percatase de su presencia desapareció.

El vampiro perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora