Parte 4: Mi director.

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- hola, croco-chan –

En la puerta un hombre rubio entró al salón interceptando uno de los muebles lanzado por Crocodile y lo desvió de una patada en otra dirección, los estudiantes estaban aterrados de aquella escena en su primer día de clases, aquel hombre vestía con un escandaloso abrigo rosado de plumas, y una camisa abierta mostrando su pecho, usaba unos pantalones naranjos cortos, y sus ojos eran cubiertos por unos lentes oscuros, la imagen de aquel hombre los dejó impresionados a todos, el aludido solo sonrió y se dirigió tranquilamente donde el profesor.

- te dije que no destrozarás el mobiliario el primer día – dijo colocándose frente a él – tendré que descontar todo de tú salario otra vez –

- tsk – el profesor solo se enderezó y le dio la espalda – si no fueras el director te habría pateado hace mucho –

- ¡ohh! ¿Acaso crees que me dejaría patear tan fácilmente? – Se disponía a salir cuando se dio la vuelta – bien por razones de destrozo del mobiliario por culpa de croco-chan, se saltaran a la clase de deporte –

Los alumnos no sabían qué hacer, ¿Quién será el profesor de deporte? ¿Será peor? Caminaron en silencio fuera del salón sin muchas ganas de apresurarse, Ace, Luffy y Marco fueron los últimos en irse dejando solos al director y al profesor...

- tsk, ¿qué quieres ahora? –

- pero que frío fufufufu, y yo que pase solo para verte...-

- pues ya puedes largarte –

Doflamingo caminó más hasta donde se encontraba Crocodile dejando sus caras a una corta distancia y con una de sus manos libres sujeto el pelo del moreno para que este lo mirara fijamente.

- creo que no me apetece largarme, más bien me apetece otra cosa...-

Diciendo esto besó a Crocodile salvajemente, mordiéndole el labio inferior para poder introducir su lengua, continuó hasta que la falta de aire le obligó a deshacer el beso, dejándolos conectados por un suave hilo de saliva.

- Vaya, solo te he besado y ya te has puesto bien duro croco-chan – dijo pasando suavemente sus dedos por el notable bulto que se formaba en el pantalón del moreno – creo que lo estas disfrutando –

- tsk, eres un pervertido – dijo con la cara notablemente roja.

- ¿yo? – pregunto con falsa indignación. – no sé de lo que me hablas –

- mejor lárgate de una vez – dijo aun con la cara roja.

- ¿seguro? Y ¿Quién se encargara de esto? – Dijo presionando suavemente el bulto de su pantalón, robándole un gemido a Crocodile – vaya creo que será mejor que me quede para terminar de ayudarte ¿no crees? – dijo con su sonrisa ladeada, la que volvía loco a Crocodile, y lo sabía.

- has... lo que quieras – aquellas palabras dieron comienzo al juego del rubio.

Comenzó a lamer su cuello lascivamente, mientras sus manos bajaban hasta su trasero y lo apretaban fuertemente, levantó una de sus piernas para apretarla contra su endurecido miembro, Crocodile solo jadeaba, reteniendo los gemidos en su boca, no quería darle el gusto al rubio de escuchar su voz otra vez.

Las hábiles manos del rubio bajaron su pantalón lo suficiente para permitirle meter una de sus manos dentro y comenzar a meterle uno de sus dedos, el moreno al sentir la repentina invasión no pudo contener el gemido de su boca, aferrándose a la espalda del rubio.

- vaya croco-chan que linda es tu voz cuando gimes – le decía en su oído – déjame escucharla más fufufufu –

Diciendo esto lo volteó sobre uno de los escritorios intactos, sujetando sus manos en su espalda y bajando aun más sus pantalones, se desabrochó los suyos dejando aparecer su duro miembro al límite de la excitación, colocó la punta de su miembro en la dilatada entrada de Crocodile para meterlo de una estocada, dándole en ese punto que tanto placer le daba, para comenzar a moverse al ritmo de los gemidos de ambos, no aguantaron mucho hasta que ambos terminaron juntos en un orgasmo, Doflamingo se incorporó arrojándole una toalla para que se limpiara sus residuos, se acomodó la ropa y se dirigió a la puerta del salón

- adiós croco-chan <3 – le dijo sin mirarle, atravesando la puerta.

- tsk – fue lo único que dijo mientras acomodaba sus ropas y volvió a mirar por donde se había marchado – idiota – dijo y salió por la puerta en dirección contraria.

Mientras en la cancha deportiva...

- ¡no puedo correr más! – Decía un alumno de nariz larga – moriré –

- vaya creo que ese chico de verdad morirá – dijo Marco mirando el cuerpo del estudiante en el suelo sin señal de vida.

- y nosotros también si nos detenemos – decía Ace sin dejar de correr al lado de Luffy.

- esto no es el ejercito – decía sufriente la pelirroja.

- ¿por qué le dejan fumar a ese? Con lo que me gustaría a mí uno de los míos ahora...- decía el rubio sin parar de correr.

- vaya cejas de sushi, ¿ya estas cansado? –

- maldito marimo, por tu culpa entramos a esta clase –

- ¡¿qué dijiste?! –

- ustedes dos cállense antes de que el profesor los vea – les dijo Nami pero ya era tarde – ¡kya! Aquí viene –

- ¡Smoker-sensei! –

Aunque me duela, te protegeréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora