Hasta pronto.

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Hoy era el gran día, Beth se iría a vivir con su tía, Angelique.

La casa de los Greene que normalmente se caracterizaba por ser un lugar lleno de alegría, jubilo, risas apoyo entre otras cosas ahora era un refugio de la tristeza; la alegría de la casa se estaba yendo para seguramente nunca más volver.

-Carl ¿Ya estas listo?- le pregunte a mi pequeño hijo desde la alcoba. Él como muchos estaba deprimido porque su amiga y compañera de infancia se iba dentro de una hora.

-Sí- afirmo secamente. Toda la noche había llorado, él había intentado convencer a la pequeña rubia de que se quedara pero eso no fue posible, su intención era marcharse, conocer otros sitios.

Agarré mi saco y junto a Carl subimos al auto que nos esperaba, mi pequeño llevaba consigo un sapo de peluche que compramos la noche anterior, aquel muñeco de felpa simbolizaba el momento en que conoció Beth a Carl, algo muy bello.

-Hola Rick- dijo Hershel apenas me vio, su rostro estaba demacrado y acongojado. Lamentablemente sabia lo que era dejar a un hijo, que se valla de nido pero su pequeño pichón partía muy pronto -Ahora salen los demás y partiremos al aeropuerto- dijo sin más y se retiro a la parte trasera de la granja.

Esperamos por lo menos media hora hasta que desde la cocina reconocí la voz de Beth diciéndoles a sus hermanas que se haría tarde

-¡Hey!- exclamo la rubia, se veía tan adorable con su vestido y zapatos de charol. Ella se veía realmente feliz, al parecer no se daba cuenta de la tristeza que la rodeaba.

-Beth- dijo Carl extendiéndole el pequeño peluche, ella abrió sus ojos más de lo normal -Es para ti- susurró.

-Gracias- dijo con un abrazo añadido.

Después de 10 minutos Beth prácticamente nos arrojo al auto y nos impuso que ya nos fuéramos al aeropuerto.

*******

Habíamos llegado al aeropuerto, todos traían consigo amargura y tristeza a excepción de Beth que era la más emocionada en este viaje.

Pasajeros con destino a Boston acercarse a la puerta B-5, abordar por la izquierda, gracias.

Se escucho por el intercomunicador, esa era la alarma que nos avisaba de la partida de Beth.

-Ya es hora- dijo muy emocionada, alborotando su cabello de oro.

-Sí lo es- dijo su padre -Mi querida Beth solamente me queda decirte que te amo y ojala te valla, sabes que si no te encuentras cómoda donde tu tía puedes volver, te amo.- se despidió con lagrimas en los ojos.

Poco a poco fueron rodeando a Beth hasta llenarla de besos y lagrimas, era tan emocionante vivir aquello.

-¿Y tu no me dirás nada?- me dijo con lagrimas en los ojos.

-Sabes que siempre estaré para ti- la abracé, enserio me haría falta esa pequeña -No importa que hora sea, cuanta distancia nos aleje llámame si necesitas algo- le extendí un papel donde anotaba mi numero y ella me beso como respuesta.

Vimos como se iba arrastrando con sus abultadas maletas, ella giro suavemente y nos lanzo un beso. La pequeña aunque parecía feliz de irse supimos que había tristeza por dejarlos.

Pero era casi imposible detenerla, ella ya estaba en el avión.

Hasta pronto mi bella y pequeña Greene.


La hija de Hershel Greene © - [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora