( En un día tan lindo como este sería un desperdicio quedarse en casa. )
Eso pensó Alex mientras algunos recuerdos de esos dos años que llevaba con Yago pasaron por su mente.
Lo que primero ocurrió después del ataque que el grupo de Valerius realizó al castillo de su amante, fue que otros de esa organización supieron de la existencia de Alex lo que ocasionó que este se escondiera y ya no tenga tanta libertad como antes.
Al igual que los padres de este fueron notificados del supuesto accidente de tránsito que había sufrido en el cual había perdido la vida.
Si bien sabía que su padre estaría destrozado pensando que su madre al menos lloraría por él, le rogó a Yago para que le dejara ver a su madre antes de "desaparecer" realmente, lo que no se esperaba era que antes siquiera de poder pararse frente a su madre encontró que está ya tenía una segunda familia y ni siquiera sentía dolor por su supuesta pérdida, para su mayor dolor esta tampoco parecía tener nada que recordara alguna vez su existencia.
Perdido en su doloroso recuerdo sobre que la mujer que siempre llamo madre no lloro por su muerte, notó como las manos pálidas de su pareja le rodeaban sus caderas mientras tiraba hacia atrás.
— Jajaja, Yago~ para, no seas malo~ —Diciendo con una sonrisa divertida a su pareja vio como este lo colocó sobre la mesa de la sala.
— ¿Malo? ¡Ja! No creo serlo —Riendo bajo beso con desesperación a su novio mientras le quitaba la camisa y se acercaba a sus rosados pezones para lamer como si fueran dos dulces caramelos de fresa.
— ¡Mmmm!~
— ¿Ves? Cómo podría ser malo cuando sé lo que te gusta —Besando en medio de su pecho bajo sus manos a la entrepierna de su novio que estaba reaccionando a su lengua— En especial dónde quieres que lama.
Escuchando la voz algo burlona de Yago no pudo evitar mirarlo con molestia inflando sus mejillas, sabiendo que no podían hacer mucho ruido en la sala que tenía las paredes de papel trato de que lo llevarán al cuarto pero su novio de negaba.
— Hagámoslo aquí~
— Pe-pero es de día y. . . Los vecinos. . . —Recordando que ese día era fin de semana, varios de los vecinos en ese piso de departamentos estarían en casa, no quería después avergonzarse ante las miradas poco ocultas de las personas.
Distraído en sus preocupaciones no había notado que Yago ya le había quitado toda la ropa, lamiendo el miembro de su pequeño Al hizo a este reaccionar colocando sus manos en el suave cabello rojo del otro.
— N-no~ ¡Ahg! —Tratando de aguantar sus gemidos no podía vencer a su pareja que de una u otra forma le hacía hacerlos más fuertes— Ah~ Aaamh~ ¿P-por qué~ siempre estás caliente?~
— Eso es fácil mi pequeño Al —Besando su bonito abdomen mordió con ligereza este mientras enterraba un dedo en su entrada haciendo a su pareja gemir— Me seduces siempre con tu hermoso cuerpo, tu encantadora voz, tus bellos ojos y tu delicioso encanto~
Hablándole con encanto el de ojos turquesas podía observar a su hermoso chico estremecerse ante sus palabras, Alex no era excitado al extremo si le hablaban como si fuera una zorra pero sí cuando destacaba lo que más amaba de él.
Lamiendo su cuello con impaciencia presionó un poco sus colmillos a donde quería morder, una forma silenciosa de pedir permiso para beber de él, Alex suspirando hizo un sonido de reconocimiento dejando que aquellos colmillos entrarán en su carne permitiendo a su novio succionar su sangre de mitad vampiro.
Sintiéndose cada vez más excitado ante esta sensación ya reconocida de ser devorado por Yago, Alex gemía acariciando el cuerpo de su novio para que continuara con el placer mutuo sin embargo la puerta del departamento en que vivían fue duramente golpeado.
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Dulce travesura
RomanceAlex es un chico muy alegre y extrovertido, por problemas familiares, él llega a Cantabria (España) donde vive su abuela paterna. al llegar a la casa de su abuela a media noche se encuentra con un chico de cabello rojo y ojos turquesas, el cual esta...