Quizá solo es mi imaginación, quizá solo es el hecho de que odio estas fechas, tal vez es el miedo, tal vez son recuerdos, no lo sé, solo sé que en esta época del año es cuando los recuerdos del pasado se agalopan en mi mente y en mi piel, cuando los sentimientos caen un 70% en agonía y hacen que me asfixie pidiendo ayuda en gritos silenciosos... Quizá a fin de cuentas es solo mi edad.
Tengo dieciocho años, soy mayor de edad y mi credencial lo confirma, tengo la apariencia de alguien de quince o diesciseis, solo preguntale a cualquier persona que me mire y te lo confirmará y básicamente tengo la mentalidad de un adulto comportándose como un niño... Soy muy patética, lo sé, mis padres me lo dicen, mi familia lo sabe, ese es el hecho de que me hace escribir esto, empecé esta tradición personal, hace cuatro años, cuando entre a la preparatoria, no creí que me aferraria al hecho de escribir algo cada año en fechas de muertos, simplemente necesitaba salir del todo, saber que podía apegarme a estas fechas y no ser solo una persona (aparentemente) aburrida que le temía a unos días en el calendario, esta fue mi salida, crear mi propio mundo de escalofríos cálidos.
Hoy simplemente ha sido como los años que he pisado antes, hoy es cuando el ambiente se siente diferente, no sólo en la escuela, también en las calles y en la gente, en el clima, en el horario, en todos lados hay un pequeño recordatorio que me indicá que es el momento de empezar a tener a la noche... y no son los arreglos y la mercadotecnia, es el mundo mismo.
Empecé a temer hace muchos años, pero el miedo iba en aumento conforme avanzaba, suena rídiculo que alguien le tenga miedo a la fecha en que todos regalan dulces pero yo se lo tenía, no eran los disfraces terroríficos, los sustos sorpresas, la programación especial o las historias que se contaban, no podría decir con claridad que era lo que me asustaba, solo sabía que debía ser fuerte y afrontar las pesadillas de las noches al dormir y el temor interior que había, eso era lo único de lo que era consciente. Hablarlo con alguien era vergonzoso y hay tan poca probabilidad de que alguien pudiera sentir lo mismo.
Las noches cambian, el aire se vuelve más frío y escandaloso como si fueran las mismas almas quienes te gritan y se calan bajo tuberosa atravezandote la piel, una vez que el sol naranja desaparece no hay vuelta atrás y poco a poco te hundes en el mismo abismo, ellos te tratan, te absorben con sus garras frías y duras...
Felices fiestas.
K. V.
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Cigarretes & Coffee
Ficção Adolescente«La vida de nosotros se mide, más que en años, en las acciones que hacemos. Dime... tú, ¿Qué haz hecho por ser inmortal?»