Al día siguiente, mi padre entró en mi habitación:
-¿Ya estás despierta?
-No es eso, es que no he podido dormir en toda la noche.
-¿Estás preocupada?
-Un poco...
-No te preocupes. Ya verás que al final te llevarás bien con ellos.
Y se fue. Entonces me levanté de la cama, desayuné mis cereales preferidos y me puse a ver la tele un rato. Cuando vi que eran las once y cuarto, decidí ir a vestirme.
Cuando abrí el armario, pensé en ponerme algo formal, así que cogí unos jeans negros y una blusa de lana blanca que me dejaba los hombros descubiertos. También me puse unas converse blancas.
-Vale, ahora voy a hacer la maleta. Voy a meter estas camisas, y estos pantalones, y por supuesto todos estos zapatos.
Al final tuve que coger otra maleta. Cuando terminé de hacer las maletas, miré por la ventana: allí estaba el coche. Pero no era un coche cualquiera, era un coche de último modelo, y aunque yo no sabía de coches, se notaba que era muy caro. Bajé y el chófer me cogió las maletas, las puso en el maletero, me abrió la puerta, y después se metió él. El camino fue muy largo. Por el camino no dejaba de pensar como serían aquellas personas con las que iba a compartir techo durante los dos meses en los que mi padre estaba fuera. Media hora más tarde, se alcanzaba a ver una mansión mas grande que un palacete. Entramos por la parcela. El chófer bajó mis maletas y después bajé yo, y él se fue. Me dispuse a entrar en la casa, el cielo estaba negro como la ceniza. Recorrí un pasillo que me llevó a un salón enorme. Allí habían un chico leyendo un libro, otro tocando un piano de madera muy antigua, y un hombre mirando por la ventana. El hombre me miró, y poco después, los chicos.
-¿Tu nombre es...?-me dijo aquel hombre.
-Alicia. Mi padre me dijo que viviría aquí durante dos meses y...
-Entiendo- respondió el hombre.-Bienvenida a mi humilde morada.
(Pues de humilde no tiene nada...)
-Gracias y...-no me dejó terminar de nuevo.
-Perdona nuestros modales. Soy el señor Jorsh Lorder, y estos son mis hijos: Michael- el chico que estaba leyendo me estaba examinando de arriba a abajo y después sonrió- y Look- el chico del piano me guiñó un ojo y siguió tocando el piano.
Les dije que si podía salir a dar una vuelta por los alrededores, y aquel hombre de ojos claros como la miel, me dijo que sí, pero que no me fuese muy lejos. Empecé a andar por unos jardines con flores de todas las formas y tamaños. Había desde unas simples amapolas hasta unas hermosas rosas rojas como la sangre. Seguí por ese camino que me llevó hasta un... ¿cementerio?. Lo cierto es que sí, y se respiraba tanta paz que decidí caminar un rato por aquel terreno sagrado. Pero entonces vi un pequeño panteón en el que parecía ver una persona. Me acerqué, no sé por qué, pero aquella persona me parecía familiar. Me puse justo en la entrada, cuando lo vi. Ojos azules como el mar; pelo rubio como los rayos del sol... Él era... El chico de aquella noche.

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|Mi 1/2 Limón|
RomansAlicia es una chica de instituto normal y corriente. Una noche vio a un chico muy guapo, pero antes de que se atreviese a hablarle, el chico desaparece. Por motivos de trabajo, su padre se tiene que ir al extranjero. Alicia entonces se tiene que que...