Vuélveme a la Vida

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Encerrada en una habitación vacía. Sin apoyo de nadie, ¿Así quieren que viva?. La cuchilla en manos hace que piense en lo que pasé todo este tiempo.

Algunos dicen, ¡Todo va a salir bien!

Mentira.

Malditas las personas que me dejaron atrás como un perro. Hicieron que los cortes y pastillas sean una obsesión para mí. Esto duele, mi sangre recore por mi piel, una tras otra gota cayendo al suelo. Mis demonios y yo somos los únicos partícipes de esto. Me piden que abra la puerta pero lo único que hago es escuchar las voces de mi interior. Una, dos, tres cortes.

La vista se me nubla, las lágrimas y el dolor oprimen mi corazón roto cada vez más fuerte.

Mis ojos los siento pesados, la cuchilla se me resbala de la mano con sangre en ella, al escuchar el chillido de la caída me doy cuenta que ya no estoy consciente de lo que está pasando, me apoyo en mi cama mientras miro el techo.

Mi brazo recostado entre las sábanas manchadas de un líquido rojo. Voy perdiendo el conocimiento mientras que el techo se aleja de mí. No siento ni el dolor de mi brazo ni el de mi pecho ni mis tristezas. Creo que...

(...)

Una enfermera encima tratando de salvarme con el destribilador. No por favor, esto duele.

Trato de sacármela de encima y salir de ese lugar lleno de doctores, me remuevo de un lado a otro queriendo salir pero no puedo, mi brazo va sangrando gracias al esfuerzo que hice. 

Tres enfermeras me agarran de los brazos y piernas. Quiero salir, morir, zafarme del mundo lleno de personas estúpidas. Ya no quiero seguir en lo mismo, mismo dolor y mismas confusiones. Mamá entra con desesperación, sus lágrimas caen por verme de esa manera pero qué mas da, ella me hizo así. Logran tranquilizarme, pero no les es suficiente. 

Ella me habla pero no quiero escuchar, sé que son las mismas palabras de mierda, sé que son las mismas mentiras que siempre me dijo. No les deseo el mal, pero espero que algún día se dé cuenta de la miserable vida que me hizo.

Espero que te des cuenta de por qué hay veces que no quería mostrar mi brazo ni mis piernas, del por qué no comía, del por qué me encerraba en mi cuarto, por qué escuchaba canciones de muerte, por qué tenía más amigos en Internet que en persona, por qué me apegaba más a la computadora y sobretodo, del por que eran mis deseos de morir. Ahora que no tendrás a quien gritarle, tampoco tendrás a alguien a quien le tengas que pagar muchas cosas. Todo será solo para ti, ya no escucharás mis músicas satánicas ni cuando toco la guitarra eléctrica, te sacarás un peso de encima. No me muestres felicidad, no finjas sonreír, no seas falsa. Ahora ya no tienes por qué meterte en mi vida. Vete, no quiero verte ni que tú me veas así, con el tiempo en vez de amarte solo aumentabas mis ganas de suicidarme. Solo quiero que me dejen sola.

—Déjame sola mamá... —Le digo volteando mi cabeza para no verla.

Ella se retira del cuarto junto con las enfermeras, solo quiero fuerzas para sacarme todo esto y tener una muerte definitiva. Logro hacerlo y me aseguro que nadie me vea. Al salir me voy caminando hasta mi casa, entro por la ventana y no hay nadie, lo único que quiero es lastimarme por dentro como también por fuera. Sostengo todas las pastillas que encuentro en el cuarto de mi madre y el único alcohol que hay es el vino que ella compró hace unos meses. No me gusta ya que lo vomité hace un tiempo, pero era lo único que me queda.

Tomo y tomo, con ganas de botarlo pero me resisto. Me siento mareada, ya era el momento. Salgo de esa casa no sin antes despedirme. Camino calle tras calle sin rumbo.

Sin éxito, solo sigo.

Me arde mucho el brazo, va botando gotas de sangre. No sé con qué cubrírmelo, solo me quedaba la bata del hospital. Mi rostro está seco, no sabía si llorar o reír, solo nada.

Encuentro el edificio mas alto de la ciudad. Subo lentamente por las escaleras llegando al último piso. Tan solo ver las luces de la ciudad recuerdo la felicidad de cada uno que conozco, del maltrato que yo pasé y de lo que sufrí, absolutamente todo. Ya era hora de sacar toda la furia, todo lo que tenía guardado. Grito sin importarme que la gente me esté escuchando. Grito una y otra vez haciendo que el pecho llegue a dolerme.

De repente, siento un aire desde atrás.

Al voltear veo una luz muy fuerte que ilumina todo el edificio, entre esa luz veo la silueta de un hombre. Esa sombra comenzó a hablar.

Hija mía, sé que estás confundida, sé lo que tu sientes y piensas, lo que pasaste y lo que ibas a pasar en un futuro. No termines todo esto. Yo te levantaré en tus ruinas, yo te subiré el ánimo porque soy tu padre que conoce todo de ti porque yo te hice. Tal vez te preguntes "¿Por qué me hiciste todo esto?". Son pruebas para que salgas adelante, no todo es fácil, ni siquiera para . Ahora quiero saber ¿Estás segura de lo que vas a hacer con tu vida?

—La verdad no —Digo entre lágrimas, esto verdaderamente duele.

Entrégate a , ven a , búscame a y yo te ayudaré, yo te apoyaré.

—Quiero creer en ti  Dios, quiero ser feliz.

Ven hija mía —La sombra extiende sus brazos, yo solo me esmero a correr hacia él.

En el momento que mi cuerpo se choca con el suyo, comienzo a sentir paz en mi interior, siento alivio y muchas cosas que hace tiempo no lo sentía. Siento que no estoy sola y ahora me doy cuenta que muchas personas me quieren y me aman, entre ellas Dios.

—Gracias por ayudarme —Le digo abrazándolo aún más fuerte.

Siempre estaré cuidándote desde arriba hija mía —Me dice con una voz tan dulce que nunca había escuchado, dándome un beso en la frente.

(...)

Me levanto en tal edificio, tal vez me habría desmayado, seguía en el techo a media noche. Me agarro el pecho ya que no siento el dolor que antes tenía, mis ojos están limpios y el corte que me hice desapareció.

Me levanto del suelo y un segundo después mi madre abre la puerta del techo.

—¡Hija! ¡Aquí estás!. Discúlpame por todo lo que cometí, no quise... —Comienza a llorar en mi cuello, al igual que yo.

—Discúlpame tú a mí, gracias por darme esta vida, ahora me di cuenta de todo lo que hiciste por mí. Me salvaron de la muerte, tengo la vida de vuelta —Me separo de ella para poder verla con claridad.

—¿Quién lo hizo hija?

—Un gran amigo que siempre estuvo conmigo a pesar que yo no creía en él Lo dije mirando al cielo dándome cuenta que él está ahí, cuidándome desde lejos.

Ahora tengo una nueva vida, nueva Universidad, nuevos amigos. E mejorado en todo, remodelé mi cuarto, boté las imágenes satánicas al igual que algunas canciones, compré ropa nueva, y más que todo boté las cuchillas.

Me siento más aliviada. Agarro la biblia que estaba en la sala, la leo cada vez que necesito hacerlo, cada vez que necesito de él.

Porque sé que él me salvará, sé que él me volverá a la vida.





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⏰ Última actualización: Dec 13, 2016 ⏰

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