Yoongi estaba recostado en su cama, con las manos detrás de su cabeza; descansando el cuerpo pero despierto, a la expectativa.Alerta.
Siempre estaba en guardia, porque en el momento menos esperado alguien le interrumpía el sueño, ya sea porque viniesen a buscarlo, o simplemente por molestar.
No le extrañaba si sus mismo compañeros querían hacerle daño (ya le había sucedido), después de todo ellos vivían de este negocio, y los que no conseguían clientes eran brutalmente golpeados, o llamados para trabajos mucho peores sin derecho a protestar. Era un castigo que, a su vez, insentivaba para que nadie cometiera errores.
Por suerte, él siempre fue preferido por las mujeres, su belleza extranjera lo dejaba en el primer puesto de los rankings a la hora de atraer viejas ricachonas, nuevas en el ambiente; señoras indecisas e inexpertas, completamente novatas o con un gusto en crecimiento, para con prostitutos. Su rostro era serio, casi inexpresivo, por eso una que otra sonrisa perezosa se volvía sumamente coqueta, haciendole ver demasiado sexy, demasiado tentador, demasiado inalcanzable.
O al menos así era, hasta que fue atrapado en ese bajo mundo, todo por confiar en agradables palabras, y un desconocido que simpatizo con su situación... Por tonto.
Su contextura física no era la gran cosa, lo aceptaba, Yoongi era delgado pero no necesariamente menudo; su piel era blanca como la nieve y sus labios finos, pero de un llamativo color cereza; sus ojos, claro dato de su origen, lagunas de chocolate rasgados; su apariencia era rebelde que, ajustándose a su actitud altanera, perfectamente; su voz perezosa y atrayente, ronca; y sus expresiones, Dios puro y bendito, ¿qué mujer no desearía tener el hambre con la que miraba el oriental, sobre su cuerpo amansillado por los años?
Qué te dediquen una mirada así, debía ser un pecado mortal.
Si le habrán puesto apodos, para referirse única, y exclusivamente a él: La belleza china (oía de mujeres tintas y vanas), Lo mejor de los orientales. Dorian Grey. Perfecta belleza inmortal. Niño coqueto. Atrevido perverso... Gatito rabioso.
Ese fue el apodo que mas risas provoco en él, claro, cuando no se encontraba con las mujeres, porque un caballero jamás se burlaría de los fetiches de su acompañante, o cómo se dirigía hacia él.
Gracias a Dios, siempre tuvo un apetito sexual bastante insaciable, y su miembro usualmente dejaba impresionadas a las mujeres que lo pedían (para probar), rompiendo con mitos absurdos, mejorando la imagen de Asia sobre el tamaño de la virilidad masculina, rasurando los pocos vellos que tenía para eliminar de sí mismo otra clase de absurdos cuentos de la masculinidad y el abundante vello púbico.
Yoongi tenia las cualidades para ser un buen amante, y por eso era un prostituto excepcional; ganaba mas dinero que el resto de sus compañeros y siempre fue el primero en ser llamado cuando tenían "reuniones de alta sociedad". Viejas arrugadas y aun sexualmente activas, que deseaban tener un encuentro con chicos menores que cumplieran sus fetiches y fantasías.
Lo bueno de ser él, era que la mayoría de las veces le tocaban las viejas que, por lo menos, tenían implantes bastante realistas, que vivían internadas en gimnasios o personal trainer's, en buena condición y no tan atropeyadas por el tiempo. Y cuando no eran así, se esforzaba un poco más por complacerlas, porque según él, si no eran las "aceptables", tenían que ser las más adineradas, con una seguridad de hierro pese a ser naturales, y eso sólo lo tenía una mujer empoderada.
Otra ventaja que le venía como anillo al dedo, fue el nunca haber gastado de lo que "ganaba" para píldoras que lo ayudasen con su funcionalidad eréctil. Esas costaban mucho para personas como ellos.
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TRATA de no enamorarte [YoonMin]
FanfictionA diferencia del resto de chicos, YoonGi era el único oriental en el mercado, siendo generalizado y apodado como "Chinito". Las cosas marchaban sobre ruedas siempre que no se preocupase por otros, la vida de sus "compañeros" era un maldito infierno...