Capitulo cuatro

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Reí con fuerza de la broma de Gemma. Adoraba a esta chica, siempre se encontraba con una sonrisa en su cara y algún chiste que contar para alegrar el día de los demás.
Sonreí, nos encontrábamos almorzando en la terraza de la casa de Harry. Anne cuidaba a Jane con entusiasmo, y el ruloso había abandonado la casa hace unos minutos.

Tome de mi taza de té, no podía dejar de pensar con quien se estaría encontrando el ojiverde en este momento. ¿Como sería esta vez su conquista? Algo me decía que seguro tenia una cabellera rubia.

- ¿No es difícil? - cuestiono la castaña frente a mi -

- ¿Qué? - pregunte sin entender -

Mi acompañante soltó una leve risita.

- Vivir con Harry - dijo -

- Oh - me había tomado por sorpresa - Supongo que no, cada quien esta en su mundo -

Y era verdad, solo hablábamos cuando coincidíamos en alguna comida o cuidábamos al mismo tiempo de nuestra hija.

- ¿Y estas bien con ello? - preguntó mirando fijamente -
- Completamente - mentí -

La castaña entorno los ojos, pensé que diría algo mas pero solo se dedicó a beber de su taza. Suspire.
Mire a mi alrededor, todo Londres se alcanzaba a admirar a través del ventanal, era un día soleado y despejado. Repentinamente, quería salir a caminar sola.

- ¿Pueden cuidar a Jane un momento? - cuestione a ambas mujeres -
- Claro - Anne me regalo una dulce sonrisa - Una madre siempre necesita su espacio -

Asentí.

- Gracias -

Tome mi bolso y me decidí a salir de la casa, una sensación de tranquilidad se adueño de mi, no tenía idea de que es lo que quería hacer o donde es que me dirigía, simplemente deje que mis pies me guiaran.
Unos niños de aproximadamente ocho años jugaban en la calle, se reían y no dejaban de correr. No pude evitar imaginar a mi hija de esa edad, ni tampoco el preguntarme cómo sería. ¿Tendría grandes rulos como los de Harry?, ¿Sus mejillas se sonrojarían con el frío?, ¿Sería alta?.
Pare un taxi que pasaba por mi lado, hace tanto que no viajaba en ellos.

- A Hyde Park, por favor - pedí -

Observe las calles de Londres, todas ellas lucían en perfecto estado y me hacían pensar que no había ciudad más bonita.
"Lost Starts" comenzó a sonar mi teléfono, indicándome que era Theo quien llamaba.

- ¿Si? - respondí -
- ¡Amor! - trague con fuerza - ¿Donde estas? -
- Voy camino al Hyde Park - suspire - ¿Tu? -
- Estoy saliendo de la oficina - paro un momento - ¿Te parece si comemos? -
- Claro - sonreí - Nos vemos en Typ's -
- Bien, te amo - él sonaba tan enamorado -
- Igual -

Termine la llamada.
¿Realmente amaba a Theo? ¿Alguna vez lo había echo? Ya ni siquiera recordaba como es que sentía mariposas revoloteando en mi estomago cada vez que hablaba con el morocho.
Tarde aproximadamente quince minutos en llenar al lugar acordado, ya no estaba tan segura de querer encontrarme con mi actual "novio".
Entre al lugar buscando con la mirada el fornido cuerpo del castaño, se encontraba sentado al fondo. Tome aire, debía recordarme que este chico era el único que debía importarme.

- Hola hermosa - me saludo con un corto beso -
- Hola - sonreí - ¿Que tal todo? -
- Mejor que nunca - tomo mis manos - Acabamos de cerrar un contrato con Adidas -
- Wow, eso suena estupendo - me alegre - Por fin lo conseguiste -
- Lo sé - me miro - Voy a tomarme unas vacaciones -
- ¿Enserio? - me tense -
- Si - acaricio mi mejilla - Quiero que vengas conmigo a Nueva Zelanda -

Don't let me fall H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora