Mi cuerpo está ardiendo, cada centímetro de mi cuerpo está doliendo. Me encuentro en mi casa de campo, de pie en el medio de la sala mientras toda la casa está ardiendo en llamas. No puedo moverme a pesar de lo que ocurre a mi alrededor. Me está doliendo la piel, pero es un dolor soportable para lo que estoy presenciando.
Hacía un par de años cuando mi esposa e hijos fuimos a pasar un fin de semana relajado en la playa a celebrar el inicio de una nueva vida. Junto con mi esposa habíamos optado por un trabajo en el extranjero, y luego de mucho trabajo nos aceptaron, y estábamos a solo un mes de irnos a Dinamarca para este trabajo; así que decidimos ir a celebrar y a relajarnos un poco al mar. Mientras estábamos en la playa Lucy, mi hija pequeña, y Derek, mi hijo mayor, quisieron subirse a un pequeño barco que estaba en la playa, donde nos ofrecieron ir a ver a un par de kilómetros, los peces del mar; nos subimos al velero y comenzamos el viaje.
En mar adentro la tranquilidad era algo hermoso, todos aquellos peces, aquella serenidad que encanta desde el momento en que se está ahí. Había muchísimos peces hermosos, cuyos nombres no puedo recordar, pero eran tantos que se mezclaban entre el agua haciendo un ecosistema precioso y digno de admirar. Estábamos todos encantados con aquella vista, aquella tranquilidad y estábamos pasando un momento fantástico en familia. Íbamos nosotros y una familia más, quienes desde el primer instante compartieron con nosotros, ellos tenían tres hijas y al igual que nosotros, compartían un momento familiar muy lindo.
Había un gran tránsito de barcos, veleros y yates, pero ni siquiera se notaban en las ondas del agua. Unos veinte minutos después de las dos de la tarde el cielo comenzó a ponerse un poco nublado y el dueño del velero optó por regresar a la orilla para ahorrarse problemas por lluvia. Entramos todo lo que estaba en la cubierta del barco, las sillas, comida y juguetes. Eran demasiados juguetes, por lo que el dueño del barco nos ayudó a entrar todo mientras los niños jugaban en la parte trasera.
Escuché los pasos corriendo de las hijas de la otra pareja asustadas, y lo último que escuché eran los gritos de mi hija. Corrí hacia atrás donde estaban Lucy y Derek y vi un gran tiburón al lado del velero, era gigante y era de un gris perla hermoso. Calmé a Lucy y el tiburón se fue. Regresamos a donde estaban los demás. Como había comenzado a llover la familia que nos había acompañado había entrado mientras Carolina, mi esposa, terminaba de entrar la última mesa.
Todo pasó tan rápido que solo recuerdo haber estado en el agua con los peces que hacía rato había visto. Salí a respirar y vi los dos barcos acabando de colisionar. A pesar del petróleo que había en el agua, nadé hacia los barcos en busca de mi familia, no había nadie donde yo estaba, estaba ansioso, entrando en un pánico horrible al no encontrar a mi familia. Grité sus nombres y los busqué en los restos de los barcos, la lluvia había arreciado, los dos barcos habían chocado y no podía encontrar a mi familia. El peor impacto me lo llevé cuando entre los escombros vi el cabello de Lucy, quité otro escombro y lamento haberlo hecho. Vi el hermoso rostro de Lucy desfigurado, en un mar de sangre, con la mano tomada a la de Derek. Comencé a llorar y a gritar del dolor que sentí al ver aquella imagen tan horrible.
Escuché una sirena y atrás mío estaban los rescatistas con la otra familia en la barca. Un bombero fue conmigo y me metió a la fuerza a la barca. Mientras yo me resistía para estar con mi familia. ¿Por qué no morí yo en lugar de mi familia? ¿Por qué nadie hizo nada por intentar salvarlos? ¿Por qué el otro barco nos había embestido? ¿Por qué nos pasó a nosotros? ¿Por qué mi familia?
Es el segundo aniversario de aquella tragedia. Dentro de mi casa se inició un fuego por las velas que coloqué en cada alcoba para intentar creerme que mi familia seguía conmigo. La pérdida de esta es algo que no puedo soportar. Es algo que simplemente es inevitable recordar cada maldito segundo. El fuego es abrasador, no recuerdo cuando se propagó a toda la casa.
Estoy de pie en la sala mientras toda la casa está en llamas, no puedo moveré ante aquello que presencio. Derek está frente a mi diciéndome lo mucho que me ama, lo mucho que Carolina me ama. A mi lado está Lucy tomándome la mano mientras las lágrimas salen de mis ojos. Esto era uno de los muchos momentos que extrañaba, un momento hermoso que pasó en mi cumpleaños de hace cuatro años. Es hermoso.
Comienzo a sentirme mareado, el humo es demasiado y ya no queda aire que respirar. Mi piel arde, yo estoy ardiendo junto la casa. No me importa nada más, a pesar de todo estoy feliz de revivir aquel momento. Antes de desmayarme en aquel incendio tan grande susurro "vengo a verlos, por favor abran la puerta."
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Vida y Muerte
RandomRelatos de tristeza y desesperanza. Todo lo que creamos en este mundo termina con la muerte. ¿Motivo de esto? La prueba para merecer una vida real.