VIII. Amor

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No todo es color de rosas, menos en esta edad de tantos problemas existenciales, sociales y familiares. Evidentemente un adolescente no puede hacer mucho para que estas situaciones no le afecten. Todo afecta a los dieciséis años. Todo afecta en la adolescencia y todo el difícil de ignorar. Ser adolescente es lo peor, no poder hacer nada por nadie; a veces ni por uno mismo. 

No estoy feliz con muchos aspectos sobre mi. La inseguridad que tengo sobre mi y mis capacidades, ha hecho que aleje a la persona que mas me había importado en la vida. Él, quien desde un inicio me había ayudado a mejorar mis actitudes, adicciones y visiones sobre el mundo, ahora se había alejado repentinamente de mi. Habíamos estado hablando desde hacia más de dos años, habíamos comenzado una relación de amigos íntimos hacia unos dieciséis meses. Y habíamos comenzado una relación amorosa hacia un año. Era muy importante, por eso lo tenía contado desde el primer momento. Todo era hermoso. Lo mas y menos deseado, ser pareja de tu mejor amigo. Conocíamos cada una de las confidencias del otro, nos confiábamos cada palabra triste y feliz, cada decepción y cada caricia. Sufríamos de los mismos problemas a veces, y teníamos una promesa de salirnos juntos de esas horribles acciones. Lo amaba demasiado, no se que había pasado. Creo que fui yo. Mi baja autoestima, mi aspecto, mi carácter, mi horrible rostro.

Ya no podía con su alejamiento. Siempre cedía ante su silencio. Bajaba mi orgullo con tal de hablarle, pero no me daba cuenta que ese orgullo fue el que nos separo. Extraño sus abrazos, sus caricias y sus besos. Extraño esas tardes en donde no faltaba nada mas en el mundo si estábamos uno junto al otro. Es poco decir que era la mejor pareja de la vida, en realidad era la mejor persona que había entrado en mi vida.

Comencé de nuevo con mis complejos en una tarde de dolor y decepción, sentía depresión y ansiedad. Comencé a insultarme de nuevo y a pedir su opinión para cada paso que daba porque creía que no podía o no lo merecía. Obviamente esas son cosas que a cualquiera hartan después de un momento. Me dijo todo lo que creía de mi. Que era hermosa, que tenia todo lo que el querría, que cada imperfección, cada cicatriz de mi pasado hacían de mi, alguien importante, especial y precioso. Yo no podía creerlo, creía que me engañaba solo para hacerme sentir bien.

Mis palabras le dolieron tanto como a mi su partida, dejo de hablarme un día sin un pretexto, yo le hablaba, le buscaba y llamaba; el solo me contestaba y miraba sin expresión. Me decía lo mucho que me amaba y se iba rápidamente.
Me dolía en el corazón. Directamente en el amor. Era lo mejor que me había pasado y se fue sin decir un adiós. Lo más difícil de esta separación, fue ver poco tiempo después una foto de él, en dónde besaba a una chica, más bonita que yo. Me destruyó por completo. Supongo que ahora es más feliz que como fue conmigo.  Creo que nunca me quiso, el tiempo lo dirá mas adelante. Me gusta en verdad que sea feliz, me alegro mucho que haya podido dejar muchas cosas atrás y poder seguir con su vida solo con algunas cicatrices en sus brazos. Yo al contrario, no lo pude dejar, sigo cayendo en eso cada vez más. Desde su partida no he dejado de pensar en cualquier cosa que por dentro me deshace. Me destruye. Ya no hay más, aunque el no lo crea, era la persona más importante que había estado en mi vida, y lo amaré por siempre.

Ahora me voy de aquí y lo veré en el otro mundo. He escrito con sangre en el suelo un mensaje para el "te amo demasiado José, siempre tuya hasta el final. Desde el infierno te vere, desde la sombra te amare"  


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