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Cuando iba en preescolar, la maestra Polly nos dejó de tarea llevar una flor, la que más nos gustara.

Le pidió permiso a todos los padres para dejarnos ir al cementerio al día siguiente.

Mi mamá me compró una rosa.

Cuando nos bajamos del autobús, la maestra nos pidió que todos nos tomáramos de las manos y que por nada nos separáramos.

Dimos un pequeño recorrido por el cementerio.

Cuando llegamos a la primera tumba, la maestra Polly leyó que era de una mujer llamada Devany que había muerto en 1988.

¿Quién dejará su flor a Devany? nos preguntó.

Recorrimos 29 tumbas.
Dos niñas y yo aún llevábamos  nuestras flores en las manos, como si fueran parte de nosotras.

Cuando íbamos de regreso al autobús la maestra nos pidió a mis compañeras y a mi que dejáramos nuestra flor.

Deposité mi rosa en una tumba cerca de la entrada.

No supe a quien se la dejé, ni en qué año murió.

Yo aún no sabía leer.

Alma perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora