2014 {2.2}

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Domingo 16 de Noviembre de 2014.

2:07 am.

Habiendo pasado una hora, Bean se encontraba hecha ovillo en la esquina de su habitación llorando desesperadamente.

Cuando fijó su vista en su cama vio de nuevo a su abuelo sentado. En sus manos llevaba un libro con pasta floreada.

Él se paró y camino hacia ella.

–Levántate corazón, ¿Reconoces esto? –le preguntó señalando el libro en sus manos. –Yo sé que si lo reconoces, quiero que lo leas.

Aún llorando abrió el libro y se topó con el capítulo uno:

"Cuando iba en preescolar, la maestra Polly nos dejó de tarea llevar una flor, la que más nos gustara.

Le pidió permiso a todos los padres para dejarnos ir al panteón al día siguiente.

Mi mamá me compró una rosa."

Bean dejó el cuaderno a un lado y lloró fuerte.

–Abuelo no me hagas esto.

–Tú no has vivido nada de lo que se encuentra escrito aquí. Todo es una mentira Bean, tu estas muerta.

–Yo no estoy muerta...

–Tu hermana Frances fue la que recibió más, tú estabas tan débil. Puede que respiraste dos veces y después moriste.

–¡No! –Bean gritó haciendo temblar la habitación.

Su abuelo se acercó.

–Mi muñeca, ven conmigo, deja de fingir que eres Frances.

Bean corrió al otro extremo de la habitación.

–La abuela me platicaba de su padre, mi mamá me vio fumando, mi papá me hablaba sobre Nirvana, jugaba con la niña que tenía su habitación en el segundo piso, Nicolás –Bean se detuvo para tomar aire y continuar. –¿Qué hay de Nicolás? Creo que él me ama.

–A pesar de no saber exactamente que es el amor, has hecho un gran trabajo; Nicolás no existe, tú lo has creado.

Bean volvió a gritar haciendo temblar la habitación por segunda vez.

–Si tu alma hubiera habitado un cuerpo, apostaría todo a que hubieras sido una excelente escritora. Me has demostrado que las almas perdidas, las almas olvidadas, las almas que se aferran a este mundo cuando nunca fue suyo tienen una maravillosa imaginación.

–No me digas eso abuelo. Eras mi persona favorita.

–Ven a mi Bean. –dijo desesperado.

Esas palabras fueron suficientes para que Bean se diera cuenta que su abuelo solo era un disfraz.

Consumida por la ira corrió hasta su supuesto abuelo y puso sus manos en la cara arañándolo todo.

El disfraz se evaporó y de el solo quedo quien lo aportaba.

La muerte.

–Tu abuelo fue uno de mis personajes favoritos, ¿Por qué lo mataste tan rápido escritora Bean?

–Quiero que te vayas ahora mismo, ¡te odio! –grito mientras retrocedía.

–Yo soy tu hogar. –dijo la muerte caminando hacia ella con los brazos extendidos.

–No eres mi hogar porque nunca he estado contigo.

–Tú te escapaste de mí. Te escondiste debajo de la cama de tu mamá en el hospital. Estabas asustada y si me acercaba demasiado tocaría a una de las personas y alteraría el destino ya establecido.

Bean negaba una y otra vez.

La muerte le lanzó el libro de la pasta floreada y cayó en el capítulo dos:

"A los 7 años tenía ideas sobre la muerte.

Mi abuela me decía que su padre estaba sentado en el cielo siendo feliz."

–Fue una buena manera de continuar el libro.

–Eso ocurrió, lo recuerdo tan bien, yo no he inventado nada.

–Te inspiraste cuando tu abuela le platicó a tu hermana Frances acerca de su difunto padre.

–No me lastimes más –dijo Bean cansada de oír tanto, la muerte se acercaba a ella y ella siempre retrocedía.

Hasta que chocó con la cama y casi cayó encima de alguien.

Su hermana, Frances. 

–Por más que quisiste engañarte a ti creyendo que tu nombre era el de ella –la muerte señaló a Frances dormida –sabias que siempre llegaría yo a decirte tu verdadero nombre.

–¡Cállate!

–Es hora de irnos Bean, no puedes quedarte más. Sé que planeas matarla.

Bean corrió al otro extremo de su habitación mientras repetía un nombre: Nicolás.

–¿Por qué lo nombras?

–Por qué él me da vida y así tú te irás.

–Bean, él solo es un sujeto que inventaste. Como tu hermana Frances se ha enamorado tú también ansiabas conocer a alguien que te amara y aceptara.

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Mañana o el lunes subo lo último, a los que me leen: ¡muchas gracias!

Alma perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora